Verano del 2006
Harry estaba sentado en la orilla del muelle, observando como los demás niños se lanzaban entre gritos al agua, y otros tomaban junto a algunos tutores, unos pequeños botes para recorrer el pacífico pero profundo lago.
Estaban ya en el sexto día, en lo que debía ser una jornada deportiva. También era el primer día en el que Harry se había visto forzado a separarse de Louis.
El castaño lo invitó a unirse junto a él al equipo de fútbol, sin embargo tuvo que confesarle con algo de timidez que a él no se le daban muy bien los deportes.
Y si de confesiones se trataba, Louis le mencionó que a él realmente no le gustaba mucho el fútbol. Sin embargo, se veía forzado a jugarlo, incluso siendo ya parte de los cadetes del equipo de Doncaster, ya que su padrastro Mark, de quien no se refería de manera muy cariñosa, lo obligaba a realizar deportes "masculinos".
Los días junto a Louis eran realmente fascinantes. El ojiazul tenía la capacidad de siempre hacer reír a Harry, y estaban siempre escabulléndose por el medio del bosque para ir contemplar la naturaleza, o simplemente tener una charla tranquila.
Por las noches, en la cabaña que compartían, Louis bajaba desde la litera para meterse en la cama baja que era la que Harry había elegido, y allí se quedaban platicando hasta la madrugada, simplemente contando historias divertidas, o algunas algo más espeluznantes.
Harry giró su rostro al oír la inconfundible voz de Louis que gritaba con fuerza la celebración de un gol, a solo unos cuantos metros tras su espalda. Sus miradas se encontraron, y el rizado no comprendía porque nuevamente aparecía esa pequeña pero molesta cosquilla en su abdomen, cuando notó que Louis alzaba su mano para saludarlo desde la distancia, como queriendo decirle ~Aquí estoy, mírame~.
El menor regresó la mirada, y la llevó directamente a su muñeca. Allí estaba el bello brazalete de color verde que Louis había hecho en su taller de artesanía, y que un minuto después de terminarlo, decidió regalar al ojiverde.
Tenía tres cuencas en el centro, y a cada una Louis le había escrito a mano con un marcador una letra: "A, D, V". Harry no sabía hasta entonces cuál era el significado de aquellas iniciales, y no se había atrevido a preguntarle directamente al castaño.
Con mucho cuidado desató el brazalete, solo con la intención de verlo de cerca y así poder observarlo mejor, pero un inesperado nuevo grito de gol de Louis, ahora diciendo "Harry, este es para ti", lo hizo sobresaltarse de tal manera que terminó arrojando su regalo sin querer al lago.
Para su suerte, o al menos eso creyó en primera instancia, el brazalete quedó flotando a una corta distancia de donde él se encontraba aún sentado. Sin pensarlo dos veces se inclinó para poder alcanzarlo, pero sin poder preveerlo los fuertes movimientos del viejo muelle de madera, producto de los saltos de los demás niños, hicieron que cayera de frente al agua.
Harry no sabía nadar, y desde pequeño le tenía terror al agua, ya que desafortunadamente aquella no era la primera vez en que sufría un accidente de ese tipo. Se vio solo unos segundos después intentando salir con desesperación del agua, pero sus movimientos erráticos y sin ningún tipo de control solo conseguían que se hundiera más y más.
Los gritos de los demás chicos que jugaban y corrían por doquier, no ayudaban en lo absoluto a que se pudieran oír sus llamadas de auxilio.
Solo unos instantes después todo lo que podía ver era agua a su alrededor, y la desesperación ya era tan grande como el agotamiento. Fue entonces cuando unos delgados brazos de pronto lo abrazaron por la espalda.
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La Otra Cara de la Luna || Larry Stylinson <3
FanfictionAsí como pasa con la Luna, las personas también pueden tener un lado oculto. Harry y Louis lo tienen, y va de la mano con una historia de amor secreta que se obligan a mantener solo en sus recuerdos. ¿Por qué?... Porque nadie puede amar a su polo...