Capítulo 4 (Parte I): Un Poco de Sentimiento antes de la Emoción

17 2 0
                                    

Un ojo se abría cuando noté los rayos de sol. Me sentía pesado, algo pesado, más de lo normal, hasta que mi cabeza empezó a tomar conciencia. Unos brazos de mujer... ¡MI MADRE! ¡ERA MI-! No... Calla... Esta piel era suave... Joder, me sentía como Ray Charles cuando iba a ligarse a otra de sus artistas. Espera... Anna... Es Anna... Anna me estaba abrazando del hombro y del cuello, y su respiración era pesada. Teníamos los dos ropa, la ropa de anoche, bueno... Anna no tenía la camiseta, pero si tenía sujetador. Dios... Mi cabeza... Me mataba, así que no tuve más remedio que ir al baño a buscar una aspirina o algo. Dios... Ayer... Mierda, si es que sé que no debo desmadrarme así. Mis vecinos de abajo, los pobres tienen que estar hasta los cojones de mí, me tiré bailando toda la noche y acabé que ya no sabía quien era del cansancio. 3 horas bailando techno y mákina sin descanso ni bebida ni nada (si, soy un aficionado a la mákina pero me da miedo ir a una discoteca de mákina como las de España, ojalá APOEL no sea tan terrorífica). Mi cabeza estaba que reventaba... Pero a ver... Intentaba hacer memoria, pero solo había baile y Aren y Anna poniéndose borrachos.

Mi cabeza se amueblaba poco a poco, y en calzoncillos fui corriendo a la cocina a comer algo, después de encontrar la aspirina y ingerirla. Aren había desaparecido de la casa, aunque seguramente mi móvil podría darme alguna pista de su paradero. Seguramente, Aren estaría dando por saco en alguna oficina o vomitando en su casa. Después de todo, me dijo que vivía cerca, así que busqué el móvil y me apareció la pantalla con la fecha. 23 de agosto. Guay... Espera. 23 de... No puede ser. Corriendo, fui a mirar la cuenta de Instagram de la Super Fórmula y vi lo que me temía. En efecto, este fin de semana era la carrera en Motegi. Vale, ahora sí tocaba llamar a Aren. Y eso hice, el pitido sonaba y sonaba... Pero no me lo cogía, hasta que le llamé de nuevo.

A: Natsuo, tu puta madre... Que estoy grogui, cabrón...

- ¡BORRACHUZO! ¡¿SABES QUE FECHA ES HOY?!

A: Oh, eh... Espera... Hostia puta... Mierda, voy a revisar el correo... Vale, si... Tengo ya los billetes de tren y el hotel, nos lo han enviado desde TOM'S. También han enviado lo del acto promocional, con Kiitos... Será, uh... El miércoles rueda de prensa en el Hotel Fairfield... El jueves, presentación en la sala APOEL Mirrors y el viernes hay un acto antes de las prácticas... Yo estaré allí para el viernes.

- Pero si tenemos dos billetes de tren, Aren. Uno para ti y otro para mi.

A: Ay, Natsuo... No lo pillas, ¿eh? Te dije que estaría a tu lado siempre, Nat, pero tu tienes que ser un caballero. Yo iré en moto. Tu irás en tren. Y Anna irá contigo. 

- ¡¿QUÉ?! -dije algo agitado, pero bajé la voz de inmediato- Aren, ya te dije que-

A: Nat, idiota. No lo pillas, ¿verdad? -dijo con una voz entre seria y apenada- Natsuo, no puedes ser siempre un niño protegido, tampoco un niño mimado. Nat, tienes 18 pero no voy a permitir ni por asomo que llegues a los 30 y sigas así. Nat, yo te puedo mimar como quieras, cuando quieras... Pero antes quiero que vivas todo, poco a poco, sea bueno o malo. 

- Aren... Capullo... T-tengo miedo...

A: Nat, lo más duro ya ha pasado. Te has fugado de casa, Nat. Esto, será menos doloroso que eso. Ademas, Nat, ¿a ti te gustan las mujeres?

- Ehm... Si... Sólo me gustan las mujeres...

A: Pues aquí tienes una que te quiere, Nat. No lo desaproveches. Por mí. Por lo que yo no pude hacer. Adiós, Nat. Llámame si necesitas algo, yo voy a reponerme de la resaca.

POV Aren

No le puedo pedir plátanos al manzano. No le puedo pedir teléfonos móviles a una fábrica de madera. Y, por supuesto, no le puedo pedir un sentido de amor homosexual a Nat. No lo ha visto nunca y tampoco pudo verlo cuando me sobresalté a ser su primer beso. Y lo peor, es que aún sabiendo eso, yo amo mucho a Natsuo. Le vi crecer, le vi superarse a sí mismo. Pero, sobre todas las cosas, le quiero ver feliz. El pobre lo merece, merece una buena mujer. Merece vivir. Porque se lo ha luchado, y aún queda más. En el fondo, quiero consentirle todo, mimarlo y abrazarle. Pero sé que Anna también puede hacerlo feliz, quizá hasta mejor que yo. Al fin y al cabo... ella ha sido la que me ha dado la mayor felicidad de mi vida y yo lo eché a perder... Y hasta el día de hoy me arrepiento.

NatsuoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora