7- Hechizera de Ojos verdes

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-"Los Empresarios"-
Capitulo VII
La empresaria no quería pasar por grosera o ruda, así que puso buena cara y le miró a sus ojos azules y le dijo -¡Ya está!, tranquilo, Creo en ti, le confesó la Rubia Ojiverde, ¿sabes por qué? por que tú me ayudaste a darle su merecido a Neil y a sus complices, recluyendolos en Guantánamo, por crímenes de lesa humanidad, lo hiciste, sin que tuviera que ensuciarme las manos  hiciste justicia; ¡¡Gracias!!.Candy continuó  hablando, La verdad Albert, ¡no sé qué me pasa!, bueh la verdad, si sé qué me pasa; él  enigmático empresario la miraba y le gustaba mucho.

Candy continuó hablando, son mis hormonas, estan muy locas... -¡¡Bueno, Albert un gusto, pero yo ya me tengo que ir!!.

El iba a decir la palabra princesa, pero recordó el altercado que acababa de ocurrir y le dijo estoy de acuerdo en lo dicho anteriormente, pero regresemos a la fiesta concédeme por favor bailar una sola pieza.

Candy, le hablo con cariño, mire Señor William, siendo sincera le daré 3 motivos muy importantes al menos para mí, para no volver a entrar a ese lugar, y espero que respete mi desicion y no siga insistiendo, pues trabajaremos juntos y no quiero empezar odiandole, esa brillante sinceridad lo tenia cautivado a Albert, que de inmediato le decía  que escucharía sus razones, -Continúa te escucho... 

La Empresaria, empezó a mencionar sus razones 1)- no se bailar, no me interesa aprender y no me gusta hacer el ridículo. Albert iba a decir algo, pero ella continuó, 2)- tengo mucho sueño, acabo de regresar recien de Japón asistí a la feria internacional de nuevas tecnologías, así que como verás estoy muy cansada y 3)- con una sonrisa en los labios le dijó, me aburro en las fiestas, ka gente no tiene nada bueno que comentar, y las damas tienen temas tan superficiales que me dan asco. Así que con permiso de usted, me retiro, lo veo mañana en las oficinas del Condado de Florida con el Presidente.

El rubio la dejo subir a su auto, no sin antes estrechar su mano y darle un suave beso en la mejilla y pudo percibir el dulce olor a rosas que ella desprendía, cosa que le parecio muy raro a ella, pues nunca un hombre se había acercado tanto a ella a tal grado de ponerla nerviosa.

Acto seguido él Magnate, pidió su auto que llegó enseguida y se fue dejando a George y a Archie, en el Salon de la Casa Blanca; mientras él en sus pensamientos se repetía a si mismo Candy ¡¡Que me has hecho!! Y sin más se fue a dormir al llegar a la residencia familiar.

...(Continuará)

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