Capítulo 14

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<<—Siempre te perseguiré, como una sombra, siempre estaré a tu lado atormentando esa retorcida cabeza— jugó con un mechón de mi cabello y lágrimas bajaban por mis mejillas.

No podía moverme, no podía gritar, simplemente lloraba.

Apretaba mis ojos cada vez que me tocaba porque no podía hacer más que eso, no me podía defender, no lo podía alejar, solo llorar, apretar mis ojos y esperar a que todo pase.>>

Me desperté exaltada empapada en sudor y con lágrimas en mis mejillas sintiendo un nudo en mi garganta que me dificultada hablar y respirar.

Limpié mis lágrimas, me levanté de la cama y me puse unas sandalias dispuesta a salir de aquí lo más rápido posible.

Necesito aire, el vacío en mi pecho se hizo presente como en aquellos tiempo cuando me sentía nada, sucia, vacía, cómo un maldito objeto vacío.

<<—Tu querías comer, pues mastícalo y trágalo—>>

Una arcada de vomito me invadió y la solté en el baño, me sentía tan molesta, tan iracunda.

Solo había algo que hacía que me sintiera mejor, solo había algo con lo que me desquitaba, con lo que él, esa sombra me dejaba desquitarme.

No puedo.

Lágrimas de desesperación comenzaron brotar de mis ojos.

No.

Caminé hasta llegar al bosque y allí me dejé caer sobre un tronco.

Mis manos estaban ensangrentadas al igual que mi rostro.

Un cuchillo yacía en una de ellas.

—Mierda— traté de pensar en otras cosas pero no podía.

Ya no más.

Cerré mis puños con fuerza en busca de auto control.

Me doy asco.

Él volverá.

Ya me estaba asechando.

Podría estar aquí.

No.

No quiero que me toque.

Coloqué mis manos en mi cabeza.

Leigh.

Basta.

Quiero simplemente descansar ¿Acaso no lo merezco? ¿No merezco estar en paz después de tanto tiempo?

No, no lo merecía.

Era una mierda de persona desde antes de que me sucediera todo lo que me sucedió y aveces pensaba que lo merecía, que era algún tipo de Karma que iba a pagar por el resto de mi vida por ser como era antes de todo.

¿Quieres volver a divertirte?— recuerdo la sonrisa que apareció en mi rostro al escuchar aquello.

Agh.

Comencé a balancear mi cuerpo buscando relajarme.

Mamá.

Ella no está.

Estoy sola.

No, no lo estoy.

Pisadas comenzaban a escucharse y yo no pude levantar mi mirada para ver quien era, no podía moverme para defenderme.

 OSCUROS ||Frey Stein||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora