«6»

5.2K 602 85
                                    

El hombre no contestaba, simplemente se limitaba a mirar a la castaña detenidamente, con una mirada de ternura. Cosa que a Marina la extrañó, puesto que el ambiente se estaba tornando incómodo.

—eres...— Bruno dejó escapar una risa leve—. Eres Marina Guzmán, la niña de los regalos a... ¿Cómo la llamabas? ¡Ah! "Casa Arcoiris".

En ese instante, los roles se cambiaron, Marina observándolo y Bruno siendo el observado, hasta que la castaña dió un sobresalto, cubriéndose la boca ante la sorpresa e, inexplicablemente, dejando escapar unas lágrimas.

—¡Oh! Te extrañé mucho, Bruno— Le dijo, mientras lo abrazaba fuertemente—. Dejar a una niña de 7 años sin su amigo de un día para otro no es lindo.

—¿Yo soy tu amigo?— Un brillo de alegría se presentó en los ojos del hombre al escuchar eso. La chica asintió.

—claro, fuiste mi segundo amigo, a parte de Mirabel— Le contaba ella, limpiando sus lágrimas. Bruno volvió a observarla.

—wow, cuánto has crecido— Le dijo, suavemente—. La última vez que te vi eras una pequeña sin tus incisivos centrales.

La chica rió ante eso. Mientras, Mirabel observó por encima todo el lugar.

—tío Bruno...— Le dijo ella, hicandose a su lado, cuando el hombre se sentó—. ¿Por qué estaba yo en tu visión?

Y el nombrado se sobresaltó demasiado al escuchar eso, comenzado a tirar sal, azúcar, tocando madera y diciendo toda frase que dé buena suerte.

Mientras, Marina se dedicó a observar mucho más el lugar, dirigiendo su vista hasta un pequeño rincón dónde las ratas jugaban con la poca vajilla que el hombre tenía, algunas otras jugando con su cepillo de dientes, limpiándose con éstos. Una mueca de asco apareció en su rostro, hasta que una pequeña ranura de luz llamó su atención, miró a través de ésta y pudo notar que daba hacia la mesa, donde todos los platos estaban perfectamente colocados, topó su mirada con un pequeño banco y en éste, había un plato dibujado, lo observó tristemente. Bruno si que quería a su familia, los extrañaba y extrañaba estar con ellos, charlando en la mesa.

—créeme si puediera ayudarte más lo haría pero... — Sintió una mano en su hombro y cómo la arrastraban, a ella y a Mirabel, hacia la puerta. Era Bruno—. Es todo lo que sé. Suerte— Las empujó levemente fuera—. Ojalá hubiera visto más.

La puerta se cerró y Marina se cruzó de brazos, mientras Mirabel tenía la cabeza gacha, sin moverse del lugar.

—claro— Dijo la castaña, sarcásticamente—. "Ojalá hubiera visto más" ¿Qué acaso su don no es ver todo el futuro? ¡Pues claro que puede ver más! Él sólo quería echarnos.

—si... ¡Si!— La de cabello corto, levantó abruptamente la cabeza, sonriendo. Se giró y dió una patada a la puerta, abriendola estruendosamente—. Desearías haber visto más, así que ve más.

La castaña sólo observaba como su amiga perseguía a su tío, y éste la esquivaba, intentando convencerlo de que tuviera otra visión. Bruno se tropezaba con todo, en un intento de hacer a su sobrina desertar de la idea.

—¡Mira!— Ya el hombre se resignó—. Aunque quisiera hacerlo, y no quiero, destruiste mi cueva de visiones—. La chica se sorprendió ante eso, ya que, ¿Cómo Mirabel destruiría una cueva por sí sola?—. Lo cuál es un problema, porque necesitamos un espacio abierto.

—encontraremos uno— Dijo la de lentes, muy ansiosa.

—¿Dónde?— Dijo el hombre, pesimista.

—usen mi cuarto— Los tres voltearon y Marina se percató de que estaba muy sumida en la disputa entre Bruno y Mirabel para darse cuenta de que había un pequeño lémur trepado a su pierna, y muchos más alrededor del pequeño de rizos—. Las ratas ya me contaron todo. ¡No, quieto!

ꕥ UNIDOS ꕥ Camilo MadrigalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora