➶ ໑ 𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟖 ᘒ ꒦ 🜸

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Me trago el grito, lo corto justo antes de que pueda despertar a la señora Chungha, que vendría corriendo.

-Hola, Jaemin.

El pavor impacta en lo más profundo de mi corazón al oír esa voz. Sabía que este momento terminaría por llegar, pero eso no significa que estuviera preparado. Después de todo, me prometió cinco semanas. Trago saliva a duras penas, consciente de que convencerlo por segunda vez de que se marche será más difícil. Mis pulmones arden. Mi tráquea se ensancha, se hincha de calor, listo para defenderme. El fuego de mi interior se intensifica cuando pienso en que me espera la mutilación de mis alas... En que Johnny quiere llevarme de vuelta para soportar eso.

-Fuera de aquí. - Le digo con voz ronca. Sus ojos se dilatan y sus pupilas adelgazan hasta reducirse a líneas verticales.

-Tu madre te lo ha contado. - Declara rotundamente.

-Sí. Me lo ha contado.

-Ella no lo sabe todo. Ella no me conoce... Ni sabe cómo me siento. Yo jamás te obligaría a hacer nada en contra de tu voluntad, y nunca, jamás, permitiría que nadie te hiciese daño. - Sus palabras me enfurecen. Estoy convencido de que son mentira. Levanto una mano, dispuesto a borrarle de una bofetada esa expresión de sinceridad. La misma expresión de sinceridad que tenía la primera vez que me mintió descaradamente. Él me agarra la mano y aprieta con fuerza la muñeca. -Jaemin...

-No te creo. Me diste tu palabra. Cinco semanas...

-Cinco semanas era demasiado. No podía dejarte tanto tiempo sin saber si estabas bien.

-Porque eres un mentiroso. - Afirmo. Su expresión se resquebraja, y por las grietas brotan emociones. Johnny sabe que no estoy hablando sólo de las cinco semanas.

Sacudiendo la cabeza, parece casi pesaroso al admitir: -Puede que no te lo contara todo, pero eso no cambia nada de lo que te dije. Jamás te haré daño. Yo deseo intentar protegerte.

-Intentar. - Repito. Johnny aprieta las mandíbulas.

-Puedo hacerlo. Puedo detenerlos. - Al cabo de unos instantes, tiro de la mano para soltarme. Él me deja ir. Frotándome la muñeca, lo fulmino con la mirada.

-Ahora aquí tengo una vida. - Estiro los dedos y los curvo en forma de garras a mis costados, todavía deseoso de pelear con él. -Oblígame a irme, y jamás te lo perdonaré. - Johnny respira hondo, elevando mucho el pecho.

-Bueno, no puedo cargar con eso.

-Entonces, ¿te marcharás? ¿Me dejarás en paz? - Pregunto, esperanzado. Él niega con la cabeza.

-Yo no he dicho eso.

-Por supuesto que no. - Replico con desdén. -¿Qué quieres decir entonces? - Me invade el pánico ante la idea de que Johnny se quede aquí y averigüe lo de Jeno y su familia. -No hay razón para que te quedes. - Sus ojos oscuros relucen.

-Estás tú. Puedo darte más tiempo. Es imposible que te adaptes a este sitio. Al final vendrás.

-¡No lo haré! -

Su voz restalla como un trueno en el aire: -¡No te dejaré! ¿Sabes lo insoportable que ha sido estar sin ti? Tú no eres como los demás. - Johnny golpea el aire con las manos de un modo casi salvaje, y yo me quedo mirándolo con los ojos dilatados y doloridos. -Tú no eres un cachorrito bien adiestrado que se contenta con aceptar lo que le dicen. Tú tienes fuego.

Suelta una carcajada rota y añade: -No hablaba literalmente, aunque sea así. Hay algo en ti, Jaemin... Para mí, tú eres lo único real en la manada, lo único remotamente interesante. - Me observa muy serio, y yo contengo la respiración. Parece a punto de cogerme las manos y estrecharme entre sus brazos. Yo me apresuro a retroceder de un salto. Incomprensiblemente, Johnny parece dolido.

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