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Tres eran los vestidos que Wanda había elegido como primera propuesta para la gala de los Oscars. Había elegido los más elegantes de los que le mostraron sus ayudantes.

Tres también eran los cigarrillos que llevaba en las horas que ya habían pasado de esa tarde. Normalmente no fumaba tanto, de hecho casi nunca fumaba ya, pero estaba nerviosa, mucho, a niveles extremos. Y lo necesitaba.

Tras acabar el último volvió dentro del estudio, donde estaba ya casi todo montado y listo. Quedaba a penas un rato para su presentación. Ni siquiera iba a ser algo formal, supuso que un par de saludos con la artista, su mánager y demás acompañantes para hablar sobre lo que iban a hacer durante los próximos meses y la muestra de los vestidos que había elegido para la gala.

No estaba nerviosa por la gente, ni por ella en realidad, le daba igual como se llevaran, simplemente le bastaba con poder trabajar a su gusto. Y no pensaba que se lo fuera a poner fácil.

Pero Sam le acababa de advertir una cosa que había oído. Le dijeron que anteriormente había tenido problemas con sus otros estilistas, todos acababan despedidos al poco, y que Natasha iba mucho a su rollo y cambiaba las cosas en el último momento a su antojo. Lo de su gusto peculiar ya lo sabía, pero lo otro la ponía en una situación difícil, a Wanda que le cambiaran los planes lo llevaba mal. Estaba nerviosa por ver su reacción.

Así que, después de una media hora interminable, ya estaba todo listo dentro. Solo había que esperar la llegada de la cantante.

...

Una enfurecida Natasha caminaba a toda velocidad por los pasillos del estudio sin importar a quién se llevaba por delante.

Ni siquiera escuchaba las peticiones de su manager Tony pidiéndole que se relaje y se comporte. Ella quería acabar con esto rápido, lo más rápido que pueda.

La han obligado a asistir a la gala de los Oscars. Sí, era una gala muy importante y le parecía genial estar nominada a mejor canción original gracias a la banda sonora que había hecho para una película, pero realmente ella no quería ir.

Y menos después de los últimos días que llevaba siendo noticia por su supuesta relación con el modelo Steve Rogers, con el que había salido alguna vez. Sabía además que esa gala estaría llena de prensa rosa, la que se dedica a esos cotilleos. Estaba cansada de tener que poner la sonrisa y posar delante de esos medios mientras esquivaba como podía las preguntas sobre su vida personal. No le gustaba, no era lo que quería, y encima tenía que hacerlo obligada.

Ni siquiera era real tal relación. Habían tenido sexo varias veces, habían estado juntos muchas veces, pero era solo algo físico y ambas partes estaban de acuerdo en ello, ante todo eran buenos amigos y nada más. Le molestaba mucho no poder hacer lo que le diese la gana con un amigo sin tener un paparazzi detrás y estar en el punto de mira de los medios. A su querida discográfica no se le ocurrió mejor idea que decirle: "No afirmes nada si no quieres, pero tampoco lo niegues, ¿Sabes la de público y buena imagen que te puede dar la relación con ese chico?" Y prácticamente haberla obligado a cumplir eso.

Pero lo que más le molestaba era la razón. Si esa noticia tenía todo ese alcance es porque se trataba de un chico. Su anterior relación que había sido con Maria Hill, una modelo muy famosa, no había tenido ni de lejos la misma repercusión que esta. Olía a homofobia por todos lados.

En definitiva ir a esa gala y ser la diana de todos los medios era lo que menos le apetecía en ese momento.

Entró en la sala rápidamente sin responder ni a las buenas tardes que le deseaban los presentes, pues para ella no lo eran. Habló con alguien del personal un par de cosas que necesitaba saber y se dirigió hacia los vestidos puestos en los maniquíes directamente.

Se paró en cada uno de ellos, inspeccionando todo lo que se le ocurría. Eran bonitos, pero demasiado elegantes y también con colores demasiado pastel para su gusto. ¿Rosa? ¿Celeste? Definitivamente no estaba en ella ponerse algo así, y menos con las pocas ganas que tenía de ir. Imagínate tener que aguantar encima todas esas horas un vestido incómodo y unos tacones dolorosos, ni de coña.

Si que había uno gris que le pareció mucho más cómodo y mejor elección, pero desde luego no lo iba a decir. Le habían jodido el día así que ella hoy venía a dar guerra.

– ¿A quién se le ha ocurrido la maravillosa idea de traer estos vestidos tan horteros? –habló en alto dándose la vuelta, recibiendo una mirada recriminatoria por parte de su manager, la cual ignoró por completo.

A Wanda se le subieron todos los colores a la cara, y no era un rubor de vergüenza precisamente. Si no supiera que es imposible juraría que hasta sus ojos brillaron rojos del enfado, como si fuese una bruja.

– A mí. –sonó su voz con dureza a su izquierda y Natasha dirigió la mirada hacia ella, la persona que acababa de hablar.

Cruzaron miradas y ninguna relajó su posición desafiante. A ambas le imponía la otra, pero desde luego que ninguna iba a admitir eso ni dejarse intimidar.

Natasha se acercó despacio a ella, seguida por su manager y ante la atenta mirada del resto. Y por supuesto la de Wanda, que no había apartado la suya de sus ojos azules.

– Vaya, vaya. Así que tú debes ser la gran Wanda Maximoff. –rió sarcásticamente.– Esperaba a alguien más... ¿como decirlo? –vaciló.– más competente para su fama. –sabía que se estaba pasando, no la conocía de nada y la estaba subestimando de primeras, pero estaba enfadada y no iba a ceder a nada.

Wanda alzó un poco las cejas sorprendida por el atrevimiento de la pelirroja, pero no perdió su semblante serio. ¿Borde? Borde era decir poco para lo que le estaba pareciendo su actitud. Y Wanda podría ser todo lo humilde que quisiera, pero orgullo le sobraba, y si se lo tocaban...

– Vaya, yo la verdad es que esperaba a alguien menos, ¿cómo decirlo? –la imitó.– infantil, para la fama que tiene. –ladeó la sonrisa, por el gesto de la pelirroja supo que lo que había dicho le había dolido, aunque lo intentó esconder.

La cantante se había quedado un poco descolocada con la respuesta, no pensaba que nadie le fuese a discutir de esa forma, pero lejos de arrepentirse volvió a atacar.

– ¿Infantil? Lo que no tengo es tan mal gusto, por favor ¿Pretendías que me pusiera eso? ¿Tan poco conoces mi estilo? –Wanda cada vez se enfadaba más.

– No puedo conocer el estilo de alguien que ni siquiera tiene. –eso a Natasha le sentó como una patada.

– Que no sepas apreciar que tengo mi estilo propio y vaya a mi aire no quiere decir que no lo tenga. –sonrió con suficiencia.

– Que te creas que ir a tu aire y colarte en ropa deportiva en las galas sea tener un estilo propio no significa que lo sea. –Touché. Y bien tocada que se había quedado, no supo que contestar y se giró hacia su manager enfadada.

– ¿En qué momento se os ocurre ponerme como estilista a esta pija incompetente? –escupió. El manager sorprendido le dirigió una mirada de disculpa a Wanda, y esta volvió a mirar a la cantante.

– En el mismo en el que me ponen a mí a trabajar para una divita malcriada tan poco profesional. Y ahora si nos disculpan –miró a Sam y le hizo un gesto con la mano.– Nos vamos que nosotros si que tenemos mucho que hacer. –dijo eso último volviendo a dirigirse a ella.

Y tal como lo dijo salieron por la puerta y se fueron. Dejando a Natasha desarmada y literalmente con la boca abierta, y al resto mirándola sin saber que hacer. Esa actitud la había dejado sin palabras, ver a esa chica plantarle cara así había conseguido cabrearla y ¿excitarla? No, no podía ser eso.

Cuando se dio cuenta de que era el centro de todas las miradas intentó recuperar la compostura y habló.

– ¿Qué miráis tanto? A lo vuestro ¡Venga! ¡Y esos vestidos no los quiero! –gritó enfadada.– La que me espera con la pija esta... –susurró eso último para si misma.

.

Nota:

Pues no empiezan muy bien 😂

Pd: Wanda en este fic es morena como en AOU y Civil War, y fuma porque no puedo olvidar al personaje de Lizzie en Oldboy fumando, le quedaba muy bien.

Las apariencias engañan - wandanat / scarletwidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora