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Hola ¿Wanda Maximoff? –habló una voz masculina que no reconocía pero se le hacía algo familiar.

– Eh... sí, soy yo. ¿Quién es?

– Perdona las horas Wanda, soy Steve, Steve Rogers. ¿Podemos hablar un momento?

Wanda se quedó de piedra. Desde luego Steve no era una persona de la que pudiese esperar una llamada así de repente, y menos a esas horas, ese mismo día, después de todo. Tan en shock se quedó que el chico tuvo que volver a hablar para ver si seguía en la otra línea.

– ¿Wanda?

– Si, disculpame. –dijo volviendo a la realidad.– Claro, puedo hablar, dime.

– Verás... El otro día hablé con Natasha y me contó lo de vuestro viaje. Se que teníais muchas ganas. Y esta mañana me han llamado para contarme lo que ha pasado con los cambios, así que bueno, primero quiero decirte que lo siento por la parte que me toca.

– No te preocupes, se que no es culpa vuestra... –la conversación le estaba resultando cuanto menos rara, no entendía nada.

– Bueno, he estado intentando llamar a Natasha hoy pero no me ha respondido. Después he pensado que era mejor hablar contigo para contarte esto. –explicó dejando a Wanda aún más confundida.– ¿Tienes mañana un rato libre para que podamos vernos y hablar? Así no te molesto más ahora.

– Eh... Bueno, mañana estaré todo el día en el estudio en el que trabajo, pero te puedes pasar por la tarde y te atiendo, sí. –dijo frunciendo el ceño.

Perfecto Wanda, y perdón por las horas de nuevo. Mañana te veo. Créeme que solo quiero ayudaros. –dijo agradable colgando después.

Esta era probablemente una de las conversaciones más surrealistas que había tenido. El "ex" o lo que fuese de su novia la estaba llamando para quedar con ella y ¿ayudarlas?

Desde luego no entendía nada, y esperaba aclararlo pronto porque la duda ya no dejaba de rondar su cabeza.

...

Llevaba toda la mañana y tarde ocupada en el trabajo porque ultimamente estaban hasta arriba. Habían tenido un par de bajas recientes y tenían que organizarse los que quedaban para todo mientras tanto.

No le había dado tiempo a pensar en casi nada. Casi, porque durante toda la mañana si que había estado en su cabeza la llamada de Steve la noche anterior. En cualquier momento el chico iba a aparecer y ella no tenia ni idea de por qué la iba a buscar.

Sobre las seis de la tarde una compañera avisaba a Wanda de que la estaban buscando. Salió a la recepción y se encontró al chico de pie esperando mirando toda la sala, hasta que reparó en su presencia y sonrió acercandose a ella y dándole dos besos a modo de saludo.

Wanda lo dirigió hacia su despacho para poder hablar más tranquilos y lo invitó a sentarse mientras ella hacía lo propio en una silla frente a la suya.

– Perdona, no te he ofrecido nada, aunque aquí tampoco hay mucho... ¿Quieres agua o algo de beber? –habló la morena para romper el hielo.

– Nada, gracias, no te preocupes. –sonrió.– Creo que mejor te cuento ya para que he venido, supongo que no entiendes nada de por qué te llamé anoche.

– Pues no, la verdad es que no. Me sorprendió mucho tu llamada si te soy sincera.

– Normal. –rió él.– Lo primero que quiero Wanda es volver a pedirte perdón por lo que ha pasado. –dijo poniendose más serio.– Se que ni Natasha ni yo tenemos exactamente la culpa de esto, pero al final no solo nos afecta a nosotros si no a la gente de nuestro entorno, como ahora.

Las apariencias engañan - wandanat / scarletwidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora