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– ¡Es que es insoportable! No puedo con ella. Pero al menos la dejé en su sitio. ¿¡Quién se cree!?

Wanda entró a su casa tirando su chaqueta en cualquier lugar seguida de su hermano que intentaba sin éxito que se calmase desde que la había recogido.

– Hombre creerse, se cree lo famosa que es, su música es buena... –Wanda le lanza una mirada asesina.– ¿Qué? Es verdad, sabes que yo es que soy un poco fan...

– ¡Me da igual! Es una engreída y punto. –se queja tirándose en el sofá poniendo las manos sobre su cabeza.– No se como voy a aguantar este trabajo, no quiero.

– Pero, ¿por qué no se lo dices a Agatha? –preguntó el otro.

– Porque no Pietro, lo acepté y lo tengo que hacer, no voy a dejarlo a la primera que sale algo mal. –suspiró.– Además por mucho que me creyese tampoco iba a poder hacer nada por mi... Bueno sí, decirme que lo deje, y quedar como una cobarde.

– Como una cobarde no Wanda, si crees que no puedes hacerlo pues no pasa nada. –le dijo él poniendo una mano sobre su pierna.

– No es que no pueda hacer el trabajo. Es que no voy a ser capaz de aguantar a esa... ¡Agh! Va a decir que no a todo lo que haga.

– Bueno, no creo que la dejen, necesitará un vestido para esa gala y alguien la tendrá que convencer aunque no le guste. –ella asintió pensativa.

– Ya... Supongo.

– Además hermanita, tu siempre encuentras algo, no se como lo haces pero captas el estilo de la gente. –le guiñó un ojo.

– ¿Sabes qué? Tienes razón. –dijo poniéndose de pie.– Una niñata no me va a arruinar mi trabajo. Te digo yo que al final esa estúpida se viste como yo quiera. –y se encaminó hacia la puerta.

– Pero Wanda, ¿a dónde vas ahora? –Pietro escuchó el portazo y supo que su hermana no le había oído.– Ah pues nada, me quedo solo otra vez...

...

Después de varias llamadas, con la ayuda de Sam, consiguió lo que quería y a los dos días estaba de nuevo en el mismo estudio esperando a que la diva, como la había apodado mentalmente, le diese por aparecer en la sala.

Esta vez era diferente, no iba a estar nadie más allí porque Wanda así lo había pedido, ella estaba sola con Sam y Mónica, otra ayudante de su equipo. Y sabía que la cantante vendría sola con su manager. Esperaba que ahora sin gente delante a la que demostrar nada, no fuese al menos tan estúpida.

La pelirroja estaba arrepentida, claro que lo estaba. De hecho, estaba sorprendentemente más arrepentida de lo que solía estar cuando peleaba con gente que trabajaba con ella, y no entendía bien por qué. Pero lo estaba.

Si que sabía que había montado el espectáculo y además luego le echaron la bronca, -aunque eso le daba igual- pero se sentía mal por Wanda. Por una parte había conseguido cabrearla y mucho con sus respuestas, la dejó sin palabras y no se lo esperaba, nadie lo había hecho nunca antes. Pero también la había tomado con ella por lo de la gala cuando no tenía ninguna culpa. Por eso esta vez quería arreglarlo. Tampoco iban a ir ahora de buenas amigas después de todo pero... Tenía que relajarse un poco con ella, iba a tener que trabajar con ella un tiempo y no podía ser así.

Wanda vio como la pelirroja entraba a la sala una vez más acompañada como esperaba de su manager, Tony, al que ya conocía, y también de un chico alto, fuerte, de pelo castaño. ¿Será su pareja? pensó. Había leído rumores sobre la relación de Natasha Romanoff con un chico, modelo, aunque ni siquiera sabía quien era entonces. Pero pensó que si ese chico era el susodicho, no le pegaba nada. Además lucía bastante mayor.

Las apariencias engañan - wandanat / scarletwidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora