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Esa mañana Natasha se levantó realmente temprano intentando no despertar a Wanda. Su vuelo salía en unas horas y el de la morena de nuevo saldría varias horas más tarde para llegar a Rusia.

Aunque la sokoviana había insistido en que la despertase antes de irse, se habían "despedido" por la noche porque Natasha se negaba a interrumpir su descanso tan temprano.

Antes de irse le dio un beso en la cabeza y dejó una nota en la mesita que Wanda leyó cuando se despertó ya sola en la habitación.

“Mi día hoy está hasta arriba, así que descansa cuando llegues, nos vemos por la noche. Cenaremos en casa de Yelena, más tarde te doy su dirección.

Tengo muchas ganas de enseñarte mi hogar. Te quiero, brujita"

Wanda no pudo ni quiso ocultar la sonrisa que tenía en su cara. Cuando conoces a Natasha no parece el tipo de persona que se preocupa en dejar estos detalles, pero Wanda sabía que en el fondo era más romántica que ella, y se derretía de pensarlo.

Se levantó y se dispuso a enfrentar el día con ganas. A ella ya le quedaba poco de ese viaje para pasarlo con Natasha así que quería aprovechar lo que pudiese.

...

El día de Natasha realmente estuvo ocupado, no paró de hacer entrevistas y de grabar en programas de televisión, y en todos sitios se encontraba con grupos de fans que querían conocerla.

Que tuviese tanto apoyo en su hogar de origen la hacía tener ganas de llorar. Ella amaba Estados Unidos y su nueva vida allí, pero no podía negar lo que sentía por su casa, una parte de ella siempre viviría allí.

Estuvo tan liada que no recordó hasta unas horas antes de enviar la ubicación de Yelena a Wanda y de avisar a su hermana que no iría sola a cenar.

No tuvo tiempo de escribir un mensaje largo así que simplemente le dijo que llevaría a alguien esa noche, ya luego le contaría la historia.

Eso hizo que Yelena tuviese que salir a última hora a hacer unas compras de más. No esperaba que su hermana llegase con alguien, ¿a caso iba a traer al chico ese con el que decía que tenía que fingir una relación? No lo conocía de nada, pero no le gustaba esa idea.

Cuando Yelena volvió a casa era casi la hora a la que quedó con su hermana, pero sabía que llegaría tarde. Es Natasha, no se le puede pedir mucho más.

Había una chica morena en el portal de su casa que parecía un poco perdida mirando a todos lados, como si esperase a alguien.

– Hola, ¿puedo ayudarte en algo? –la chica la miró algo sorprendida pero suavizó su rostro antes de hablar.

– Oh, ¿eres Yelena, la hermana de Natasha? –habló creyendo haberla reconocido por las fotos que Natasha le había enseñado.– Estaba esperand... –iba a continuar pero ella la cortó.

– Espera, ¿quién eres? ¿Cómo sabes dónde vivo? –de repente parecía muy enfadada.– ¿Cómo podéis las fans estar tan locas para encontrar incluso a la familia de Natasha? ¡Ya es la segunda vez que pasa!

– ¿Qu- qué? Espera, no, yo no... –intentó, pero volvió a ser interrumpida por la rubia.

– No, no sigas. Será mejor que te vayas, ¡no vas a molestar a Natasha de esta forma! –Wanda iba a responder pero otra voz sonó antes de que pudiera.

– Hey, ¿que está pasando aquí? –la pelirroja llegó confundida mirando entre su hermana y su novia.

– ¡Esta chica ha averiguado donde vivo solo para ver si podía conocerte! ¿Te lo puedes creer? ¡Tus fans están locas! –espetó enfadada.

Las apariencias engañan - wandanat / scarletwidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora