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Wanda se despertó sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Debía haberse movido mucho mientras dormía ya que tenía la espalda prácticamente sin cubrir, y aunque volvió a taparse rápido, el estar desnuda no ayudaba a entrar en calor.

Abrió los ojos con dificultad notando la luz del día que entraba por la ventana que quedaba frente a ella. Solo tuvo que acabar de enfocar la vista para ver a la pelirroja que dormía a su lado y automaticamente sonrió recordando la noche anterior.

Estaba plena y feliz, jamás se había sentido así con nadie. Sintió que habían conectado de una manera aún más fuerte esa noche, y esperaba que Natasha hubiese sentido lo mismo que ella, aúnque la forma en la que la miraba anoche le decía que sí.

Volvió a acurrucarse junto a ella pero parece que ese movimiento la despertó porque se movió y la escuchó emitir algún que otro sonido. Alzó la mirada y vio como intentaba abrir los ojos con poco éxito igual que ella antes, lo que le causó gracia y ternura.

– Buenos días. –decía Wanda sonriente acariciando su mejilla.

– Mmm... Buenos días reina. –se estiraba sin moverse demasiado para que Wanda no cesara en sus caricias.– Que buen despertar. –se acurrucó más entre sus brazos dejandose hacer en los mimos de la morena.

– Deberiamos levantarnos, ducharnos y esas cosas que se hacen, ¿no crees?

– Mmhm... ¿Juntas? –levantó la cabeza con una sonrisa inocente.

– No, que me lías... –se reía.

– Anda, brujita. –hizo un puchero.– ¿Porfa? ¿Si?

Wanda tuvo que robarle un beso para quitarle ese puchero adorable y sin decir nada se fue hacia el baño dejando a la pelirroja plantada en la cama sin saber que hacer, aunque sonrió por lo cotidiano que le parecía que Wanda hiciera las cosas como si estuviese en su propia casa.

Escuchó como encendía el agua pero no se movió hasta que la morena le habló de nuevo unos minutos después desde allí.

– ¡El agua te está esperando eh! –gritó provocando que Natasha saliese casi corriendo de la cama y dirigiendose hasta allí.

Era de esperar que perdieron un poco de tiempo y agua duchandose juntas.

...

Wanda se sentaba en el sofá después de terminar de lavar los platos esperando a que Natasha volviese del baño.

Como era sábado y no tenían que trabajar se habían propuesto pasar el día juntas en casa descansando sin necesidad de nada más después de la cena de la noche anterior.

La pelirroja aparecía por fin de nuevo en el salón y para sorpresa de Wanda traía con ella una guitarra que la cantante guardaba en una habitación. La morena la miró confusa.

– ¿Y esto? ¿Me vas a cantar algo? –la rusa negó con la cabeza sonriente– ¿Entonces?

– Quiero que me cantes algo tú. –dijo mientras se sentaba a su lado y posaba la guitarra sobre el regazo de la otra, que la miraba con cara de pánico.– En realidad no te quiero obligar a nada, pero al verla no he podido evitar recordar que tienes una en casa, pensaba en por qué todavía no te he visto nunca usarla y por qué seguro piensas que no eres tan buena. Es más, apostaría lo que sea a que cantas precioso y me encantaría escucharte. –le sonrió dejando un beso en su mejilla ganándose una media sonrisa de vuelta.

Wanda bajó la mirada y se quedó unos minutos en silencio mirando el instrumento que tenía en sus brazos, y se decidió a cantar algo que había escrito. Algo que realmente sabía que era el momento perfecto para sacar a la luz, ahora que estaba todo en paz, en confianza, porque estaba con ella. Así que respiró hondo y comenzó a tocar los primeros acordes.

Las apariencias engañan - wandanat / scarletwidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora