Capitulo 2.

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—¿señor? ¿Predicción? O no, n-no yo no debería—Retrocedió tropezándose con un par de piedras.

—Vamos por favor, lo necesito—Agarraste sus brazos al ver su intención de huir.

—E-este... arg... esta bien, pero si se muere tu pez no es mi culpa.

Sonreíste emocionada, ahora podrías saber que pasara contigo y tu torpeza. Y al menos prepararte mentalmente para lo que sea.

—Gracias Bruno— Te quedaste viéndolo.

—¿Ahora? Amm...okay, s-si claro no creo que nadie más vaya a pedirme una hoy—Sonrío nervioso moviéndose inquieto—Necesitamos un espacio un poco amplio, iremos a mi habitación— Dijo para que ambos entraran en la casita.

—¿t-tu ha-habitación?— Te pusiste nerviosa, nunca estuviste sola en el cuarto con un hombre y menos tan mayor como lo era bruno.

—si, es donde hago mejor las visiones, ¿te molesta?— Junto sus manos inseguro.

—No, esta bien, vamos.

•••

Al entrar al cuarto de Bruno te asombraste al ver lo grande que era por dentro y ademas... ¡Las escaleras!.

—¿tenemos que subir todo eso?— Temías que la respuesta fuera si.

—si—¡Demonios!.

Empezaron a subir, Bruno no se inmutaba, cada escalón lo subía como al primero. Tu ibas tras el. A la mitad de las escaleras ya estabas agotada.

—¡Espera! Bruno espera *tomas aire cansada*— Te apoyas en la pared para intentar descansar el cuerpo.

—¿estás bien? Si, se que son muchas escaleras, perdón este...— Se acerco a ti ofreciéndote su brazo para que te apoyaras, notaste que quería llamarte por tu nombre pero. No se lo habías dicho.

— Soy ____ García, con las prisas se me olvido presentarme— Agradeciste y aceptaste su brazo. Apoyando parte de tu peso en el para relajarte mínimamente.

Este sonrió enternecido, eras tan linda y adorable. Deseaba que no le saliera nada malo en tu visión, seguro que le echabas la culpa y luego lo insultarías, como todos los demás.

El resto del camino no fue tan agotador, a medida que avanzaban tu agarre en su brazo se iba debilitando. Cuando te dabas cuenta lo volvías a sujetar fuerte. Esto provocaba que Bruno levemente notara la suavidad de tus pechos brevemente. Esto le hacia recorrer un escalofrío por la espina dorsal.

Por eso tiraba levemente su brazo para que aflojarás el agarre más rápido y nuevamente lo corrigieras.

—¡Por fin!— Soltaste a Bruno y apoyaste tus manos en las rodillas exagerando tu cansancio.—Lo lamente, seguro que sin mi hubieras tardado la mitad de tiempo en llegar.

—Ni tanto, bueno aquí es, totalmente insonorizado, solo estaremos tu, yo y... el futuro...—Hizo movimientos raros con sus manos haciéndote reír.

Os sentasteis en un circulo de arena.

— ¿De que tema quieres saber?— lo pensaste bien. No idea tenias, solo saber que iba ser de alguien tan patosa y desmañada como tu. Llevaba tiempo preocupándote esa parte de ti.

—¿yo...?— ¿Tenía que ser algo concreto? ¡Ay! No tenias idea.

Este te miro con ojos triste, asumió que aun después de todo, te habías arrepentido. Ya se conocía esta historia. "Bruno provoca cosas malas y de seguro mato a mi pez"

—entiendo...Ya no quieres ¿verdad?, Ya nadie me pide predicciones por algo, supongo... no importa volvam-

Lo Interrumpiste.

—No, no es eso, solo no se que decir, no tengo algo concreto— Terminaste por confesar, eras torpe hasta para esto.

—¡Oh! Esta bien, puedo vértelo todo— Te sonrojaste por el doble significado de su frase, quedándote sin palabras.

—¡EL FUTURO! ¡P-puedo verte todo el futuro!, uno en general, si, eso quise decir ¿si?—Se corrigió al escucharse de vuelta en su cabeza.

Asentiste ahora menos alterada.

Este comenzó quemando unas ramas y tiro sal por uno de sus hombros.

—T-tus manos, p-por favor— El extendió las suyas tímidamente. Pusiste tus pequeñas manos, comparadas con las del contrario, sobre las del Madrigal. Eran cálidas y apreto un poco el agarre.—¿Lista?

—Aja.

La arena empezó a levantarse rodeándolos. Y al volver la vista a Bruno sus ojos estaban brillando en un verde oscuro, tenia una expresión de concentración. Se veía atractivo así. No parecía el mismo tímido y nervioso Madrigal que te llevo hasta aquí.

—Ooh...— Lo miraste casi babeando, avergonzada nuevamente por tus nuevos pensamientos por el señor Bruno Madrigal quien poco más y te triplicaba la edad.

—si, la primera vez es algo impresionante— No pensó ni por un momento que quién lo tenia asombrada era el y no su don.

—tus ojos se ven muy bonitos...— Pensaste en voz alta hipnotizada por él.

Quien se sonrojó al momento, intentando no desconcentrarse claro. Nadie se fijaba en él al momento de las predicciones y si lo hacían se asustaban.

Al darte cuenta disimulaste mirando, ahora si, la arena en la que se empezaban a formar algunas figuras.

—¿y que vez? ¿Esa soy yo?— Te fijaste en una figura femenina con la cabeza agachada.

—¿¡Eh!? ¡S-Si! Y... te está hablando una señora.—En ese momento la figura se fue corriendo mientras lloraba— y te vas...— No dijiste nada solo miraste otro escenario diferente.

—¿Y ahí?— Señalaste una figura masculina algo irreconocible.

—¡Oh! Es un hombre, te esta... besando y ahora estáis...Juntos abrazados.

—¿Quién es?— Preguntaste impaciente.

—Es...es, ¡no puedo verlo! Perdón— No sabías porque se disculpaba pero en fin.

—Vale y... ¿en esa ultima?—Señalaste la ultima escena.

—Eres tu, te estas...¿q-quitándote la ropa?— La imagen siguió y solo no sabias dónde meter la cabeza.— e-este... y-yo, nunca me ha pasado, l-lo siento.

—¡BRUNO!— Le gritaste.— ¡DEJA DE MIRAR!.

—¡AHH!— Grito asustado por tu grito soltándote las manos haciendo que la areca cayera y se termine la visión.

-B R U N O-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora