Capitulo 7

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Te separaste del abrazo, mirándole a los ojos enternecida.

Vuestras cabezas se acercaron lentamente. Ahora mucho más seguro de lo que quería. Bruno tomo la iniciativa de besarte.

Al principio fue inexperto y cuidadoso. Pero no era suficiente para ti. Tuviste que ponerte de puntillas para profundizar el beso, sentiste la sonrisa de Bruno en tus labios y aprovechaste para introducir tu lengua buscando la de el.

El contrario ya no se notaba tan temeroso e inseguro. Se sentía muy estimulado y solo quería tenerte lo más pegada a el posible. Con sus brazos te apretujo contra su cuerpo, casi levantado tus pies del suelo. Las manos de Bruno viajaron por tu espalda lentamente.

—Brunito...—Susurraste separándote del beso.

Este no dijo nada. Sentir el aire caliente que este dejaba en tu cuello al respirar era embriagador. Comenzó a darte besos humedecidos por sus labios en dicho lugar.

Los "mua" que el mismo decía con cariño, aun en este estado, te delataban su enorme felicidad.

—Hueles...tan bien mariposista...— inhalo sin miedo tu cabello y cuello. Y suspiro complacido.

El momento fue muy intenso para los dos. Os detuvisteis a respirar un momento.

Pudiste ver por una fisura en la tela de la carpa, que, empezaba a oscurecer. No lo habías notado ya que las velas iluminaban dentro.

—Oh... tengo que irme...—Dijiste sin separarte de el, no querías. Pero si no tus padres... en fin.

—claro...es...tarde— te miro a los ojos suplicando que no te alejaras de el.

Juntaste tu boca con la de el una vez más, iba a ser un beso de despedida. Pero Bruno no te iba a dejar ir tan fácil.

Aprovecho y profundizo el beso una vez más, te agarro los muslos y casi que te obligo a enrollar tus piernas alrededor de su cuerpo.

—Mariposita por favor, n-no me dejes, s-se...que esto es l-lo correcto, por...por favor, mis visiones...me lo han dicho, se que...—Su voz temblaba y las manos de el que te sostenían se clavaron en tus muslos.

—Ya te lo dije, me gustas mucho Bruno— te aferraste a su cuello temiendo caer.

—ah...si, pero yo...—Dudo en decirte sus preocupaciones.

—¿que pasa?

—y-yo no t-te creo—Confeso, lo miraste confundida ladeando la cabeza.—yo...si se lo que siento por ti, est..estoy seguro de que m-me encantas... no creo que yo a ti...— hablo despectivamente de si mismo, eso te molestaba.

Suspiraste, no sabía que decir. Pero te asegurarías de quitarle esos pensamientos de la cabeza.

Te bajaste de encima de el hábilmente, si se iba a poner así. Seria mejor que hablaran luego.

—Nos venos luego Bruno—Saliste rápidamente de la carpa dejándole con la palabra en la boca y un sentimiento amargo en el corazón.

-B R U N O-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora