Capítulo veintidós.

5.8K 531 257
                                    

Las sirenas se oían cada vez más cercanas, la desesperada voz de Louis me pedía a gritos que corriese, y yo lo hacía, huía junto con él de la cabaña adentrándonos en aquel bosque tras esta. El pasto estaba húmedo por el rocío, el sol estaba saliendo pero aun la luz de sus rayos era débil lo que de alguna forma podría facilitarnos la huida.

—No llegaremos a ninguna parte Louis, nos atraparán —bufé exhausto frenándome y apoyando las manos sobre mis rodillas levemente inclinado hacia adelante recuperando el aire.

—Harry —se detuvo al notar que yo lo había hecho y se acercó rápidamente a mi—, vamos Harry, no puedes detenerte ahora —pidió desesperado cinchando mi mano con fuerza a lo que no pude negarme, con mis pocas energías volví a correr tomado de su la suya.

—Deténgase o dispararemos señor Tomlinson —ambos nos detuvimos bruscamente al notar dos policías delante nuestro, justo a unos metros de distancia.

De inmediato, y sin soltarme aun, quiso correr en otra dirección pero no había hacia donde, policías nos rodeaban.

—Lo siento Harry —susurró a mi oído y no entendía de que hablaba hasta que su antebrazo rodeó mi cuello.

— ¡Baje el arma! —gritaron y fue cuando noté que Louis me apuntaba justo a la cabeza.

—Déjenme huir o lo mato —gritó fuera de sí cargando el revólver, el sonido se escuchó tan de cerca que mis piernas flaquearon por lo cual presionó mi cuello quitándome el aire por unos instantes para que no cayera al suelo.

— ¡Entrégate! No tienes salida —insistió el policía pero definitivamente Louis no lo escuchaba.

Si bien no veía su rostro sentía sus quejidos frustrados y su cuerpo tembloroso contra el mío, realmente estaba mal, no sabía que sucedería.

—Antes muerto —soltó con firmeza y me soltó bruscamente empujándome por lo cual caí al suelo evitando el impacto contra el pasto con las palmas de mis manos.

Aun tirado, volteé a verle, el arma apuntaba ahora su sien y temblaba aun más que antes.

—Louis ¡No! —grité desesperado resbalando torpemente por la humedad de mis manos por lo cual solo pude tomar su pierna y cincharla rogándole que no lo hiciera mientras quería ponerme de pie.

—Lo siento Harry —dijo con sus ojos llenos de lágrimas y lo siguiente, pasó demasiado rápido.

+++

—Harry —una voz lejana susurraba mi nombre—, Harry, despierta —sentía leves sacudones— ¿Harry? Despierta, traje algo de comer —su voz, sonaba suave y cercana.

— ¿Louis? —Abrí mis ojos lentamente, confuso, encontrándome con su mirada azulina fija en mí y una media sonrisa dibujada en sus labios— ¡Louis! Exclamé cuando al fin pude reaccionar y darme cuenta que aquello había sido una horrible pesadilla.

Me senté bruscamente en la cama abalanzándome sobre él rodeando su cuerpo con mis brazos.

—Louis, fue horrible, por un momento creí que tú estabas —no pude formular aquella palabra—... Creí que te había perdido —susurré abrazándole aun mas fuerte siendo correspondido con el mismo gesto.

—Estoy aquí Hazz, no tienes porque temer —habló suavemente depositando un beso sobre mi hombro.

Louis había salido en busqueda de comida mientras yo dormía. El estómago me rugía fuertemente rogando ingerir algún alimento ya que desde que habíamos dejado Doncaster no parábamos a comer.

Acabamos con todo en pocos minutos, ambos estábamos en las mismas condiciones y una vez que estuvimos satisfechos y dejamos las bandejas en el suelo se acercó gateando a mí y recostó su cabeza sobre mis piernas que estaban estiradas. Lo observé con una sonrisa la cual me devolvió, disfrutando su mirada pacífica y su calma. El silencio reinaba, el ruido de la lluvia comenzaba a golpear contra las ventanas y el techo de la cabaña volviendo el ambiente más sereno, totalmente apetecible.

Recosté mi cabeza al borde de la cama observando hacia afuera.

—Cuando la lluvia cese, debemos seguir ¿No crees? —rompió el silencio. Apenas hice un sonido que intentó ser un sí pero me encontraba sumergido en las gruesas gotas que chocaban contra la ventana— Harry —bajé mi mirada encontrándome con sus ojos cerrados y su expresión totalmente relajada— Eres consciente de que somos prófugos de la justicia ¿Cierto? —Al fin abrió los ojos viéndome con seriedad, me limité a asentir— Y que tu vida junto a mi jamás será color de rosa ¿No es así? —solté un suspiro.

— ¿A dónde quieres llegar Louis? —pregunté algo cansado ante aquellos rodeos.

—No quiero perderte —afirmó—, pero no quiero hacer tu vida miserable sin antes dejarte en claro que no tengo nada para ofrecerte —pensaba seguir hablando y posé mi dedo índice sobre sus labios.

—Calla Lou, por favor no necesito que sigas —aseguré—, ni la mismísima muerte me separará de ti Louis, nada lo hará —sus ojos se tiñeron de un brillo especial. De inmediato, cambió su posición para sentarse a mi lado sin quitarme su mirada azul de encima. Segundos, minutos, horas... No supe cuanto había pasado en aquel tiempo en que solo nos dedicamos en vernos el uno al otro, su palma acarició mi mejilla y tiernamente me apoyé en ella cerrando mis ojos, sentí sus labios sobre mi frente y luego llegaron a mis labios para besarlos con suavidad, se separó por lo cual pasé mi lengua por estos degustando su sabor y lo observé una vez más.

—Aun no creo que hayas sido capaz de despertar en mi sentimientos que no tenía idea que podían existir —sonreí ante su confesión, el negó rodando los ojos pero aun así no parecía disgustado—, me hubiera encantado que llegases antes a mi vida —confesó con suma seriedad—, antes de que estuviera tan hundido y sucio como estoy ahora —suspiró.

Un nuevo silencio se apoderó del lugar, donde solo la lluvia se sentía a nuestro alrededor.

—No sabía lo que era el miedo hasta que te conocí —volvió a hablar sorpresivamente para mi, una mueca de confusión se dibujó en mi rostro.

— ¿Miedo? ¿A que le temes Louis?

—Temo perderte —tomó mis manos mirándolas—, nunca había tenido tanto miedo en mi vida porque todo dependía de mi y no tenía nada que perder —confesó—. Pero ahora te tengo a ti, yo dependo de ti y no soportaría perderte —dijo vulnerable, lo apegué a mí posando mi mano en su nuca. Él escondió su rostro en mi pecho y rodeó mi cintura con sus brazos—. No podría vivir sin ti Harry, no concibo una vida sin ti —dijo en un tono de voz bajo pero aun así pude escucharlo.

—No me perderás, nunca —hablé intentado sonar convincente pero preferí evitar la promesa, no estaba seguro de poder cumplirla, aquello no dependía de mi.

Levantó su cabeza para vernos.

—Solo quiero disfrutar cada segundo a tu lado como si fuera el último —sonreí. Sus palabras bastaron para que mis ganas de besarlos fuesen incontrolables. Teníamos el mismo deseo y sabíamos que realmente cada segundo, podía ser el último.

Stockholm syndrome {Larry Stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora