Capítulo doce.

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Un mes después…

Los calmantes a diario habían logrado que él ya no sintiera dolores fuertes, solo que no podía hacer movimientos bruscos y no había salido a la calle, solo al departamento de Zayn aquel maldito con el cual fumaba marihuana y me dejaba encerrado por ir a verle.

Habíamos pasado días sin hablar luego de que me había vuelto una vez más su esclavo y había tomado el control una vez más. Ya no tenía más posibilidades de salir. Las llaves las tenían él y su gran amigo Zayn, el cual tenía órdenes de no dejarme ir.

Había intentado salir una semana después de lo del disparo. Pero habían cambiado la cerradura que daba al callejón y solo había una copia en el departamento de Zayn, al cual yo no tenía acceso, ni siquiera Louis, solo se la entregaría a él cuando estuviese recuperado.

En pocas palabras, estaba preso hacía ya treinta y cinco días y hacía más de treinta no tenía contacto alguno con el exterior.

+++

Abrí mis ojos lentamente, molesto por los rayos del sol que daban justo en mi rostro. Me desperecé y volví a recostarme hacia atrás en el sillón dejando salir un sonoro bostezo.

Miré hacia la cama aun adormilado y esta estaba vacía y des tendida…

¿Vacía y des tendida? ¿Vacía?

Me levanté mareándome un poco al hacerlo tan de golpe ya que el cansancio aun seguía presente.

Abrí por completo la puerta del baño pero no había nadie.

― ¿Louis? ―mi voz sonó más ronca de lo normal, recién despertaba. Caminé hacia la puerta de la habitación y me detuve en seco cuando lo vi.

―Hola Hazz ―sonrió sin ánimos saliendo de la cocina caminando muy despacio con un vaso de agua en una mano mientras con la otra, apretaba con cuidado la zona del disparo.

―Creo que no deberías estar levantado ―dije tomando el vaso y pasando mi otra mano tras su cintura para ayudarlo a volver a la cama. Él se sostuvo apoyándose en mi hombro mientras caminábamos despacio.

―Creo que estoy grande como para que me digan que tengo que hacer ―lo miré de reojo no satisfecho con su respuesta.

―Creo que entonces estoy perdiendo mi tiempo aquí contigo ―bufé luego de dejarlo sobre la cama. Apoyé el vaso en la mesa de noche y lo ayudé a recostarse semi sentado.

― ¿Qué insinúas? ―preguntó de mala manera.

―Que si puedes valerte por ti mismo y me tratas como mierda debería irme de aquí.

Podía sentir cierta angustia en mi pecho. Hacía bastante tiempo no amanecía con ese horrible sentimiento de tristeza, no tan profundo como en ese momento. Tenía ganas de llorar hasta volver a dormirme. Estaba cansado y sabía que a Louis eso le importaba una mierda, tan poco como le importaba yo pero aun así, el me importaba a mí y mucho.

Me adentré en el baño y mojé mi rostro con agua fría reiteradas veces para despabilarme de una vez por todas. Al verme al espejo descubrí ojeras del cansancio, no era una imagen que me gustara de mi mismo. Hacía días no me miraba detenidamente al espejo, me veía mal, muy mal. Estaba notoriamente más delgado, y no porque no comiese, sino porque todo me caía mal, me había preocupado tanto por Louis que yo había quedado en un segundo plano.

― ¿Harold? ―sentí su llamado y no respondí, solo salí del baño sin apuro y lo observé. Mis ojos chocaron con los de él. Mordió su labio inferior en un gesto de duda, como si no supiera que quería decirme o no estaba seguro. Me acerqué a la cama, y me senté a su lado.

Rasqué mi nuca despeinando un poco mi cabello, este crecía rápido y ya estaba más largo de lo que nunca había estado, por suerte mi barba no crecía tan a prisa, porque no me había afeitado en esos días pero ya había rastros de ésta.

―Recuéstate aquí ―dijo él pero me negué ladeando apenas la cabeza― no te lo estoy preguntando Harry, te lo ordeno ―lo miré y vi que no bromeaba. No tenía ganas ni fuerzas para discutir en ese momento por lo cual le di la espalda y me recosté en la cama aflojando todos mis músculos.

No era la cama más cómoda del mundo, pero después de días en el sofá en donde me obligaba a dormir por haberle gritando e insultado en reiteradas ocasiones se sentía como un colchón de nubes.

Sentí su pie deslizarse por mi pierna con lentitud y su mano posarse en mi cadera. En otro momento probablemente hubiera sentido algo, excitación, escalofríos, pero nada ocurrió. Estaba tan agotado de dormir mal y cansado que no tenía sentimiento alguno más que tristeza.

Por un momento temí que ya estuviera con ganas nuevamente de que fuera su esclavo sexual, de hacer conmigo lo que se le venga en gana, ya que después de la escena del disparo nada había vuelto a suceder, nada de nada, todo se había vuelto frío y tenso.

Pero para mi suerte, en ese momento aquellas no eran sus intención o me lo hubiese hecho saber. Besó mi hombro sobre la tela de la remera pero luego no sentía ningún otro tipo de caricia o señal de que quisiera sexo.

―No me gustó tu estúpida idea de dejarme solo ―habló luego de un largo silencio el cual había conseguido que casi me durmiera hasta que su aguda voz lo rompió.

Me limité a hacer un ronco sonido con mi garganta para que supiera que lo había escuchado.

―No te irás hasta que yo lo decida y créeme bebé, eso no está en mis planes ―en mi mente pude ver como sonreía ante aquellas palabras. En otro momento me hubiera levantado ofendido, pero estaba tan cansado de perder que esta vez podía tolerarlo si eso implicaba pasar un rato en la cama― te dejaré dormir si es lo que quieres, creo que lo mereces después de todo ―luego de tan ruines palabras se apartó de mi y se levantó de la cama, no fue necesario verle para darme cuenta.

No me moví de allí sino hasta que sentí luego de pasados pocos minutos la puerta del departamento abrirse y volver a cerrarse con llave.

Volteé y agarré su almohada a la cual me abracé. Inhalé su perfume el cual llevaba impregnado en mi piel. Mis ojos se llenaron de lágrimas y los apreté con fuerza queriendo evitar el llanto pero fue inevitable, poco tiempo después mis sollozos era lo único que se sentía en la habitación.

En otro momento hubiera pateado cosas, hubiera gritado, hubiera intentado escapar pero ya me había cansado de hacerlo. Ya me había acostumbrado a fracasar y a ser castigado por ello, no quería más eso ¿Para qué? Yo era quien siempre salía perdiendo y aun así, habiendo tenido la chance de irme alguna vez, no lo había hecho.

Era como un maldito drogadicto que aunque tenga la posibilidad de ir a rehabilitación y escapar de la mierda en la cual se ve envuelto vuelve a consumir.

Yo era un adicto, y mi droga era Louis.

Por más que llorara y más de una vez me hiciera sentir una mierda no quería irme de su lado, no quería dejarlo por miedo a que volviera a sucederle algo y yo no estuviera allí para cuidarlo. Estaba enfermo, era consciente de eso, pero mi enfermedad no tenía cura, sabía que mi destino estaba en manos de él y no tenía ganas de luchar para cambiarlo.

Aquel Harry que había cruzado la puerta por primera vez lleno de energía, vitalidad, con la esperanza de volver a su rutina, de huir y que todo vuelva  la normalidad ya no existía.

Alguna vez dentro de mi ingenuidad había soñado que Louis me quería, que me dejaría ir y que nos veríamos como cualquier otra pareja. Que conocería a mi familia, y que abandonaría su vida oscura de delincuencia y contrabando. Porque eso era Louis. Un maldito delincuente y aun así yo estaba perdidamente enamorado de él y sería capaz de dar mi vida por él si fuera necesario.

Stockholm syndrome {Larry Stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora