Capítulo seis {+18.

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Me atoré con la comida que tenía en la boca por lo cual tosí con fuerza golpeando mi pecho para que esta bajara, acto seguido, vi a Louis saliendo del baño con una pervertida sonrisa en sus labios.

―No quiero hacerlo ―respondí cuando la tos cesó y mi boca estuvo vacía.

― ¿Acaso te lo pregunte? Déjame decirte que la respuesta es no ―acentuó notoriamente la última palabra.

― ¿Acaso vas a obligarme? ―pregunté burlándolo.

―Si no me dejas opción claro que lo haré ―afirmó con seguridad tirándose, literalmente, sobre la cama haciéndola crujir.

Resoplé con fuerza y lo observé unos instantes mientras abría la bolsa con su comida, sus ojos azules me vieron y de inmediato una sonrisa llena de suficiencia se dibujo en sus labios.

Me debatí internamente en que debía responder, decir, o hacer. Desde el puñetazo en mi estómago debía pensar antes de actuar, o al menos intentarlo, aunque lo que pudiese responder fuera sumamente estúpido y mereciera un nuevo golpe.

―Entonces tendrás que hacerlo porque no cederé, estoy grande para bañarme con compañía ―solté sin más como si realmente no temiera que podría hacer o decir ante mi atrevida respuesta pero noté una vez más aquella media sonrisa perversa― ¿No dirás nada? ¿No vas a golpearme? ―pregunté al no recibir ningún tipo de respuesta.

―No ―respondió con naturalidad encogiéndose de hombros.

Me desesperaba no saber qué pasaba por su cabeza, eran tan impredecible como un billete de lotería. Quería levantarme, ir hacia él y golpearlo justo en la entrepierna, para que sintiera solo un poco del dolor que yo estaba sintiendo hasta ese momento. Pero ver el arma sobre la mesa de noche me recordó que eso podía ser lo último que haría.

―Si accedo... ¿Me darás algo a cambio? ―pregunté con mi vista fija en él. Quería ganar su confianza de alguna manera para que me liberase o al menos me diera la suficiente libertad como para que pudiera escapar.

―No ―respondió de la misma manera que anteriormente.

―Maldito ―murmuré entre dientes pero al parecer lo dije lo suficientemente alto para que lo escuchara ya que levantó ambas cejas e hizo una fingida mueca de dolor.

―Si te daré algo a cambio ¿Sabes? ―metió la bandeja ya vacía en la bolsa y luego de cerrarla la hizo a un lado para mirarme fijamente― placer, y mucho bebé ―hizo una guiñada y bufé con fastidio evitando verlo a los ojos, más que nada porque eso había sido sumamente atractivo y no quería volver a caer ante él.

Se levantó de la cama y se quitó la remera para luego tirármela llamando mi atención, solo la tomé en mis manos evitando que cayera  sobre mí. Sentí su aroma, era tan delicioso que el deseo de probarlo una vez más se hizo presente ¡Mierda! No podía ser tan débil. Arrojé la remera a un lado mientras sentía sus pasos acercándose a mí. Estaba en el sillón, quieto, mudo, sin saber qué demonios hacer para evitar desearlo como un loco desesperado.

―Mírame Harry ―pidió con calma posando sus manos sobre  mis hombros por lo cual levante la cabeza para cumplir con su pedido― quítamelos ―exigió ahora y al ver que no moví un musculo se agacho hasta quedar su rostro frente al mío y rozando mis labios susurro: ― que me los quites ―tomó mis manos con brusquedad e hizo que se posaran sobre su entrepierna― Ves como estoy ¿Cierto? ―pregunto cuando mi tacto le causo una erección― necesito que me ayudes con eso ―mi puño estaba tan fuertemente cerrado queriendo resistirse que Louis tuvo que abrirlo y volver a posarlo sobre su erección― quítame los putos jeans o haremos esto a mi manera ―dijo ahora perdiendo la calma, sus ojos ya brillaban de aquella atormentadora manera.

Stockholm syndrome {Larry Stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora