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Estaba tan equivocado al pensar que Wonwoo era hermoso por fuera. Su belleza interior me ciega. Su alma es tan pura. La forma en como me ve en la intimidad. Sus mejillas de color escarlata, su pecho subiendo y bajando de forma acelerada y el temblar de su cuerpo al unirnos es una vibra de explosiones en mi interior.
En cada momento de nuestra unión dice mi nombre con ahogo y dolor. Sé que es malo amar esa parte de él pero mi inspira a protegerlo.
A él y a su miedo a perderme.
- Te amo tanto Wonu - Beso tras beso en su cuerpo y labios hago borrar sus dudas provocando que en su hermoso rostro solo formara sinceras sonrisas contagiosas.
Con el tiempo he aprendido lo mucho que le gusta acariciar mi espalda, pasar su nariz ligeramente por mis orejas cuando estoy leyendo y susurrándole bellas palabras de amor.
- Adoro tu aroma Min - toma una de mis manos y las entrelaza con las suyas - Me gustan tus manos- se recarga en mi hombro mirando hacia el vacio - me gusta lo amplio de tus hombros- No puedo evitar reir y acercarme a besar su frente- Tu risa...
-Lo sé. También te gusta.
-La verdad no- Ve mi cara de sorpresa haciéndolo reír- pero es tranquilizadora.
- Wonu, ya pasaron los 15 días.
- Kim Mingyu no es maravilloso. Llevamos 15 días juntos.
- No cambies el tema Wonu. ¿Qué paso con nuestro trato de vivir juntos?
-Aún es muy pronto- suelta mi mano y camina a la cocina de mi departamento sirviéndose una taza de té.
-Te necesito Wonu.
-No tienes porque, estoy a tu lado.
-Te necesito a cada hora y no solo la que me brindas cada día. O semana.
- Mingyu. Aun no conoces todo mi- Me da la espalda quedándose callado.
-¿Qué sucede?
- Sé que llegara el momento en que tendrás todo de mí, te aburrirás y me dejaras.
- Yo nunca haría eso.- Me acerco a él abrazando su pequeño cuerpo - Cada parte nueva que conozco de ti la amo más y más. Pero el tiempo que me das no me bastan para amarlas todo lo que quiero.-Lo giro tomando su rostro entre mis manos- ¿me permitirías conocerlas mejor?- Su ojos ahora se encuentran brillosos y sin bacilar me da un sí- Entonces, ¿te mudaras conmigo?
-Pregúntamelo en una semana- Una sonrisa pícara se escapa por su boca haciéndome rendirme a su pedido.
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