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Las adicciones son malas. Entran en tu cuerpo y terminan por ocupar todo lo que hay en tu cabeza. Con el tiempo se convierten en tu perdición, en tu necesidad para seguir respirando, viviendo.
Yo también me hice adicto, Adicto a las curvas de mi pareja que se mueven sensualmente cuando hacemos el amor. Adicto a sus besos que viajan desde mi boca hasta la parte más remotas de mi cuerpo dándome placer. Me volví adicto a su nombre y a sus ojos, ojos feroces que me comen con la vista mientras mis manos le quitan la ropa con fuerza. Y lo peor de todo, es que me volví adicto a algo que podia dejarme en cualquier momento. - Wonwoo - Lo nombro al tenerlo entre mis piernas con su ropa desarreglada y respirando cortantemente en mi boca.
- Quiero más Mingyu. - Sus manos acarician mi pecho desnudo y su boca besa la mia entre pausas mientras termina de quitarme la ropa. Desde que tengo a Wonwoo he cambiado.
Mi lobo se ha ido y vive únicamente en mí, el humano que lo ama. Humano que lo levanta en este preciso momento y lo tira en la cama que compartimos. Que le quita los pantalones y lo penetra por deseo de hacerlo suyo. El humano que disfruta los días en el departamento que compartimos. Kim Mingyu ahora solo vive por Wonwoo, pero...
