doce

667 91 4
                                    

Ese día tomabas un café caliente mientras leías el periódico, hoy llegaste temprano, pero ni siquiera me veías.

Suspire y me decidí—. H-hyunjin, ¿P-podemos hablar? —ni siquiera me miraste, solo hiciste un sonido de afirmación—. S-sé que tienes trabajo, p-pero ya casi ni nos vemos, y-yo te extraño.

Di un salto cuando escuché el frío golpe de la taza de café chocando contra la mesa.

Me miraste, frío e intimidante, temblé, me arrepentí y quise irme—. A ver si entiendo —con un movimiento brusco guardaste el periódico y apoyaste tus codos sobre la mesa, acercándote más a mí—. Me estás diciendo que quieres que deje de trabajar —negué rápido, completamente asustado y no me di cuenta cuando había comenzado a llorar—. ¡Mierda ya deja de llorar! —limpié mis lágrimas y traté de no temblar—. Vives bajo mí techo, comes de mí comida, tienes todo esto gratis ¡¿y ahora te estás quejando?! —Bajé la mirada mientras negaba, tomaste mi mentón y me obligaste a verte—. No quiero una palabra más sobre esto Félix, ¿Lo entendiste? —asentí rápidamente, soltaste mi rostro y saliste de la casa.

Ese día lloré, lloré hasta ya no poder más, no volviste por dos días seguidos, me preguntaba que hacías, como habíamos pasado de ser la envidia de todos, de que me presentarás a todo el mundo, que me trataras como si fuera lo más hermoso, ¿Qué nos pasó?

La respuesta era simple, pero yo no quería creer.

My loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora