súplicas al destino.

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abusos físicos y psicológicos, lenguaje explícito, contenido sensible, ansiedad, pánuco, peleas, palabras malsonantes y pensamientos poco éticos.
si te sientes identificadx con alguno de estos, busca ayuda profesional.

03012022
edición: 27062024

—¿Cuánto tiempo crees que podrás aguantar en ese rumbo?

La voz de Jungkook se escuchaba algo más alta de lo que a Yoongi le gustaría, a decir verdad. Pero no podía inculparlo cuando había sido él mismo el que se metió en aquel follón, pues él sabía perfectamente que esa charla vendría tarde o temprano y, de hecho, llevaba preparándose para ella desde la noche anterior.

Sí. Se habían acostado y aquello definitivamente no entraba en los planes de Yoongi. Porque Jungkook era su superior, era menor que él y porque eran amigos, supuestamente. Pero sobre todo porque sabía que la reacción de Jungkook no sería positiva al verlo, sabía que perdería los estribos y que él no sería capaz de controlarlo.

Y ahí estaban. Mientras Yoongi reponía algunos productos que escaseaban en las estanterías y Jungkook repasaba una vez más la lista de mercancía que debía llegar aquella mañana, sacó el tema. Lo hizo él mismo, pero sólo porque no soportaba notar la mirada silenciosa del menor en su espalda o ver como fruncía sus labios cada vez que se encaraban, como si estuviera reteniendo una información dañina. Porque estaba aguantando las ganas de decir algo y Yoongi necesitaba que lo soltara de una vez. Fue así que terminaron en aquella situación. Jungkook con aquella pregunta tan específica y ambigua a la vez, y Yoongi sin una respuesta para ella.

—A ti no debería incumbirte eso.

—Pero lo hace.

—Mira —tomó una bocanada de aire, cerrando los ojos y suspiró—, ayer nos acostamos, sí. Pero eso no te da derecho a meterte en mi vida privada o tratar de ayudarme como si fueras un maldito psicólogo o cualquier mierda del estilo —Parecía que Jeon iba a responder, pero Yoongi lo detuvo al seguir hablando—. Una cosa era sentir curiosidad al inicio, sí, eso era normal y no te dije nada. Pero ahora ya sabes lo que ocurre, así que no tienes porqué hacer esto.

No finjas que te preocupo. Quiso añadir, pero calló.

Jungkook miró su reloj, marcaban las dos de la tarde así que se acercó a la puerta y la cerró, escuchando el sonido agradable de las campanas que les avisaba cuando alguien entraba. Tras darle dos vueltas a la llave, encaró a Yoongi,

—¿Por qué haces esto? ¿Por qué siempre tienes que apartarme? —habló, pero más que rencor, su voz denotaba rechazo y dolor— ¿Por qué no puedes sencillamente confiar en mí? Siempre diciendo que sólo soy un adolescente hormonal, que no sé de qué hablo, que no-sé-qué y que no-sé-cuántos. ¿Sabes, Yoongi? No solo soy eso. Soy una persona, un adolescente quien perdió a su madre y el padre de quien se fugó con una maldita excusa de mediocre. Un adolescente que tuvo que dejar de estudiar porque no puede estar rodeado de gente. ¿Sabes lo jodido que es eso? ¿El no poder encontrarte con tus amigos? —entonces rió, de una forma amarga y desganada— No, claro que no. Porque no permites a nadie entrar en tu puta burbuja ni te permites entrar en la de nadie. Porque aquí, adolescente por adolescente, el más infantil eres tú, Yoongi.

Jungkook, desde su lugar, esperó una reacción que nunca llegó. Por el contrario, vio a Yoongi quieto, sin observarlo, dándole la espalda por la estantería que antes estaba arreglando.

Se acercó a grandes zancadas, tomando su hombro y tirando de él para que se volteara y encarara. Yoongi, por supuesto, no opuso resistencia, dejándose ver: vulnerable y herido.

ultraviolence || kookgi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora