111. Desconocido

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Gemí con molestia cuando mi cabeza latió con fuerza de manera dolorosa. Pasé mi mano derecha por mi rostro de forma necia, tratando de despertarme. Mis sentidos estaban al cero por ciento, lo único que sentía eran unas enormes ganas de vomitar y dormir más horas. Me tomé varios segundos para poder volver en si mientras mis manos aplastaban mis párpados con poca fuerza. Me sentía enferma, no podía creer que había llegado nuevamente al punto de querer meterme una bala en el cerebro para acabar con el fastidio que sentía mi cuerpo. Trataba de capturar algunos recuerdos de la noche anterior para saber como había llegado a ese punto de malestar. Generalmente manejaba las resacas muy bien, pero en ese momento estaba apunto de desmayarme, aún estando echada. Eran pocas las veces en las que llegaba a ese punto.

Pero de repente, todo se detuvo en un instante. Mi corazón empezó a latir con fuerza cuando una gran mano se posó sobre mi cintura, atrayendo mi cuerpo junto a la de él. Cerré los ojos con fuerza, rápidos recuerdos sobre la noche anterior empezaron a martillar mi cabeza con fuerza. Mis pensamientos empezaron a enredarse mientras llegaba a la conclusión de todo. Sentí como mi alma salía de mi cuerpo. El malestar había desaparecido de golpe y sentí como empezaba a sudar ligeramente. Me habían tirado un balde de realidad. Por mucho que deseaba que todo fuese un sueño, sabía que no lo era. Lo supe cuando sentí el cálido aliento del hombre en mi nuca y su caliente pecho contra mi desnuda espalda. Suspiré nerviosa y esperé pacientemente a que la otra persona volviese a un sueño profundo para poder moverme.

Tal vez solo habían pasado minutos, quizás segundos, pero tuve suficiente. La incomodidad y nervios nublaban todos mis sentidos que ni siquiera habían despertado por completo. Sentía que estaba apunto de entrar a las puertas del cielo por la cantidad de sentimientos que abrumaban mi sistema y mi vista. Era demasiado. Tal vez era un ataque de pánico o las ganas de morirme en ese instante pero sabía que debía actuar ya. Y lo hice. Cuando sentí la respiración más tranquila sobre mi nuca y el agarre más flojo en mi cintura. No desaproveché ningún segundo para levantarme y ver si lo que había pasado con esa persona había sido tan solo un mal sueño o fue una realidad que no tenía planeada en lo absoluto.

Dejé escapar el aire que contenía en mi sistema y me senté con lentitud en la cama. Bajé la mirada a mi cuerpo desnudo, la realidad me dió otro golpe. Era real, mierda, era demasiado real. Con rapidez agarré la camiseta del hombre, que se encontraba sobre la cama, y me la puse. Pasé mis manos por mi cara y me quejé en silencio con frustración. ¿Porque siempre tenía que cagarla de alguna forma?. Me levanté con cansancio, mis piernas temblaban ligeramente y mi vista se nublaba durante unos segundos. Tuve que apoyarme contra la cama durante unos segundos para poder recuperar el equilibrio y moverme. Mi mirada se dirigió hacia un costado, los rayos de sol entraban por la ventana media abierta. Me asomé por esta para poder ver el lugar. El patio de la mansión estaba más limpio que la noche anterior. Parecía que la gente encargadas de limpiar habían llegado horas atrás.

Regresé mi mirada al cuarto y observé al hombre que se encontraba echado en la cama. Ahora se encontraba boca abajo, mirando hacia la otra parte de la habitación. La piel desnuda del hombre dejaba ver su espalda con algunos lunares esparcidos y su tranquila respiración me resultaba muy abrumadora. Mis ojos lo analizaron durante varios segundos, la sábana tapaba desde un poco más abajo de su trasero, hasta parte de sus piernas. Rodee los ojos. Sabía que esto se convertiría en una desagradable e incómoda situación si no salía antes de que el se despertara. Y tal vez no estaba pensando muy claro ni de una manera madura pero no podía lidiar con eso ahora.

Agarre mi celular que se encontraba tirado en el piso y caminé hacia al baño de la habitación con rapidez. Le dí una rápida lavada a mi cuerpo para que el calor baje, tomaría una correcta ducha en mi casa. Pude observar las marcas que tenía en mi cuello y arriba de mis senos, apenas eran notorias pero me resultaban frustrantes. No podía negar la realidad. Pasé agua por mi rostro y agarré una pastilla que se encontraba en el estante detrás del espejo para el dolor de cabeza y náuseas. Había sido realmente una noche pesada. Traté de prender mi celular, pero este se encontraba con la batería muerta. El día no podía empezar peor, ni siquiera podía comunicarme con Kelianne o algunos de los chicos en ese momento de crisis. Aunque, para mi suerte en mi camioneta tenía cargador disponible que podía usar.

Todo Fue Por Un Juego •Tayler Holder•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora