Capítulo II: Persiguiendo sueños.

183 20 11
                                    

(Narra Ivie)

El tiempo pasó rápido, nueve meses desde que tomé la decisión de marcharme, había terminado mi licenciatura, defendido mi tesis y aprobado con honores, no por ser la más lista, sino por haberme esforzado el doble. Había optenido una fabulosa beca en la Universidad de Oxford, Inglaterra; así es, me iré de aquí, de este bello país que ha sido mi hogar, tal vez regrese, tal vez no, depende de donde mejor brille el sol y por el momento la mejor opción es marcharme. Justo después de haber tomado mi decisión de alejarme de todo lo que me daña, comencé a investigar sobre becas al extranjero, encontré una beca completa para la maestría de mis sueños: Literatura inglesa y clásica norteamericana, era como si el destino por fin me sonriera, y nada más y nada menos que en la Universidad de Oxford. Inglaterra, el mejor lugar -a mi parecer- para estudiar esto, por obvias razones.

Al ser mitad inglesa siempre he querido ir allá, conocer la que fue "la tierra de mis antepasado", papá siempre habla de cuando fue de pequeño con mi abuelo, pero nunca se ha dado la oportunidad para que nosotros realizáramos el mismo viaje. Mi bisabuelo era entomólogo y viajó al continente americano en su juventud y quedó completamente enamorado de él, pero hubo un país de entre todos que lo convenció a quedarse; fue este pequeño país justo en medio de Centroamérica, exageradamente lleno de insectos, este que llamo hogar, Costa Rica. Mi madre es latina y a decir verdad, al ser mi padre parte de la tercera generación de Shepards en el país, él también es bastante latino, pero tiene doble nacionalidad y yo también, es divertido y me facilitó la solicitud de beca, ya que no tuve que hacer los trámites de registro para que en Gran Bretaña comprendieran (por así decirlo) por qué tengo dos apellidos, simlemente escribí los datos del registro civil inglés en el que solo soy Ivette Sofía Shepard y no Ivette Sofía Shepard Barahona, cosa que a mi madre no le causó gracias, debo decir.

Cuando mis padres se enteraron de que buscaba una beca al extrangero, se mostraron muy comprensivos y orgullosos, me insitaron a tomarla y así lo hice, envié la solicitud, mejoré aún más mis calificaciones, trabajé muy duro; cuando la respuesta llegó no lo podía creer, había sido aceptada y me esperaban al finalizar mi licenciatura. Ahí es donde comenzó de nuevo mi crisis, resulta que mamá y papá comprendieron que era por el bien de mi futura carrera, asimismo entendieron que si regresaba era porque mi lugar estaba en Costa Rica y si no lo hacía era porque yo pertenecía a otro sitio, ellos me apoyarían, pero no pude evitar sentir ira al verlos ser tan comprensivos y atentos, la razón por la que decidí irme fue exactamente contraria a la situación actual, yo me sentía incomprendida, solitaria, abandonada en una torre de marfil y quería encontrar mi camino fuera de esa oscuridad, mas ahora que es un hecho el que me marcho, mi familia no hace más que recordarme lo mucho que me aman y me van a extrañar ¿Quién los entiende? ¿Por qué no se mostraron así antes? Cuando más los necesitaba no estuvieron así conmigo o tal vez yo no los vi, no lo noté al estar tan sumida en mi propio dolor y desprecio ¿Quién sabe?

Pero hoy es otro día, hoy comienza una nueva aventura y estoy sola, es la primera vez que viajo sin mi familia, hacía varios años habíamos ido a Chile, todos juntos y vivimos allí por un tiempo, pero ahora estaba viajando sola, a un país que no conozco y en el que no conozco a nadie, papá dice que tengo parientes ahí y que me pondrá en contacto con ellos, sin embargo nunca los he conocido y no sé qué esperar. Sé que la universidad enviará a alguien a recogernos en el aeropuerto, hay varios estudiantes que aplicaron para diversas becas en esta institución.

Me encuentro en el andén esperando a que llamen a mi vuelo, abrazo a mamá mientras lucho por retener las lágrimas, mi papá me acaricia el cabello tratando de tranquilizarme, no obstante, tiene el efecto contrario; lo sé tengo 22 años y medio y estoy teniendo un grave caso de "mamitis" y "papitis"; llaménme patética si quieren, pero es la verdad. Eso y el hecho de que de nuevo mi inexperiencia en el mundo real me está matando.

-- Ya, tranquila ¿Qué pasa mi pequeña musa? -- el tono apaciguador de mi madre me rompe en mil pedazos, ella y yo hemos tenido nuestras diferencias (muy grandes), pero sigue siendo mi mami.
-- Es que... es que no quiero irme, no sin ustedes -- tartamudeo en mi estado de crisis.
-- Ivie, sabías que esto iba a pasar, no te preocupés, todo va a salir bien -- dice mi padre.
-- Pero yo... yo -- tartamudeo de nuevo ¿Cómo le podía explicar a mis padres que estaba en medio de un quiebre emocional? ¿Que estaba pasando por una crisis existencial y que posiblemente tenía doble personalidad?

Tal vez exageras o estás realmente loca -- oigo que replica una vocecita molesta en mi cabeza.

-- Los voy a extrañar mucho -- contexto finalmente.
-- Y nosotros a ti, pero es tu sueño ¿Lo recuerdas, mi musita? -- dice mi madre, ella siempre me vio como su musa a la hora de crear sus obras, pero yo jamás me consideré capaz de inspirar a nada bello o creativo.
-- Lo sé, pero ningún sueño pone una nota de advertencia que diga: "Cuidado, tendrás que dejar a tu familia y amigos para comenzar de cero, suerte".
-- Solo estas nerviosa, hay dos escenarios posibles, uno en el que te guste y te quedes y uno en el que no y vuelvas corriendo, pero no lo sabrás si nunca lo intentas -- ese es mi parte, un hombre de números y lógica, lo opuesto a mi madre.
-- Esas son las posibilidades, pero ¿Cuáles son las probabilidades? -- pregunté yo, tratando de tranquilizar mis atorentadas mente y alma.
-- Yo diría que un 75% contra un 25%, estoy seguro de que te va a encantar y te quedarás, tu curiosidad por saber hasta dónde puede llegar va a vencer a tu miedo a la soledad; además sabes que siempre puedes regresar.
-- Ok -- digo en un suspiro, justo en ese instante se oye una monótona voz en el altoparlante, anuncia que ya debo abordar el avión -- mi cuerpo se tensa -- ¡No! No puedo... -- creo que voy a hiperventilar.
-- ¡Ivie basta! -- dice mi madre, con voz dura pero con ternura en su mirada -- No te asustes, deja esa ansiedad, imagina que vas a un campamento, lo disfrutarás y cuando sea la hora de regresar, lo harás; además ¿quién quita un quite y no te quedas allá y seamos nosotros quienes roguemos por tu visita? -- reímos por su comentario.
-- Está bien, ya me voy... no vemos en un tiempo -- digo con voz quebrada.

Mi madre me sonríe con lágrimas en los ojos y me abraza por enésima vez, pero no dice nada, su voz no sale, es mi padre quien habla por ambos cuando me abraza.

-- Llámanos por Skype cuando llegues, no importa la hora -- y sé que no es una petición, es una orden.
-- ¡Cuídate, te amamos! -- dicen ambos esta vez.
-- ¡Y yo a ustedes! -- respondo, pero estas palabras dejan un sabor agridulce, nuevamente esa pregunta invade mi mente ¿Por qué hasta ahora? -- ¡Adiós! -- me despido por última vez y con esa sensación tomo mi equipaje de mano y me dirijo a la sala de abordage.

¡Hola! Perdón por tardar en publicar, no andaba muerta, andaba de parranda, ok no. Simplemente no había podido hacerlo antes del miércoles santo y para después ya todos andaban de misa, fiesta, vacaciones o no lo que sea que hagan en estas fechas; yo pues nada ver películas y leer. Así que pensé "nadie va a leer" y por eso es que tiene capítulo hasta ahora jeje...
PD: sé que los capitulos introductorios son aburridos, pero sean pacientes y no olviden comentar y votar! Besos! :* =)

Halfway Out Of The DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora