DOCE

23 2 0
                                    

A la mañana siguiente me desperté y me dirigí de frente a mi casa, le mandé un mensaje a Alex diciéndole que no me sentía bien y que por eso no espere a que se desertara para no tener que molestarlo a él o a su madre. No le estaba mintiendo, realmente la espalda me mataba y me moría de sueño. Solo dormí un par de horas, estuve casi toda la noche con Jaden hablando.

De todas formas, debía ver a Alex y a su madre en la tarde ya que íbamos a ensayar la canción con la que iríamos a tomar la beca.

La canción que eligió Alessandra no es de mi gusto –ya que la letra es un poco romántica– pero debo de cantarla, será un poco incómodo, en especial por qué debo cantarla con Alex. Pero es lo que nos asegura la beca a ambos, a muchos jueces les encanta ver pasión y romanticismo en sus pruebas.

Entre a mi casa, miré hacia la sala y me di cuenta que había maletas.

–¿Papá? ¿Mamá? – pregunté y entonces apareció la silueta de mi madre saliendo de la cocina.

–¿Vanessa?

Le sonreí y me acerqué para darle un abrazo.

–No, no– antes de darle un abrazo me detuvo –¿Por qué no estás en el instituto?

–Ohh...– mire al suelo y luego mire la ropa de mi madre –Qué lindo atuendo mamá– le dije para distraerla

Tenía un polo con tirantes color negro, también llevaba puesto unos pantalones de lana a rayas con distintas tonalidades colores.

–¿Verdad? – me sonrió y se dio una vuelta para mostrarme como le quedaba.

Llevaba su cabello marrón oscuro en una coleta, dejaba ver sus hermosos ojos verdes y algunas arrugas en la frente.

Felizmente nunca se puso Botox en la cara porque se vería rara.

Puede que mi madre esté una señora, pero háblale de ropa y se olvida de todo

–Es de lana de alpaca.

–¿Alpaca?

–Así es, me compré el pantalón en Cusco, antes de ir a Machu Pichu, abriga mucho y es demasiado lindo– me dijo y se dirigió a la sala para sacar algo entre sus maletas –a ti te traje esto.

Entonces me mostro un gorro espantosamente rosa de la maleta.

–Mira tú, que bonito– mentí y me acerqué a ella para tomar el gorrito

–También es de lana de alpaca, se llama chullo.

Que nombres tan raros e interesantes los que usan esas personas.

¿Chullo? ¿Alpaca?

–¿Qué es alpaca? – le pregunte por curiosidad

–Un animal muy bonito, casi como una llama

–¿Llama?

–Cierto, no sabes qué es eso...como una oveja, pero grande y con cuello más largo, escupe cuando te le acercas. En Cusco hay muchos de esos animalitos.

–Wow, no me digas– abrí los ojos y sonreí mientras examinaba mi chullo

Demasiado rosado en un solo objeto.

–Por cierto, ¿Dónde está papá?

–Se dio un baño rápido y se fue a la oficina del banco.

Era de esperarse, él casi nunca está en casa.

Además, siempre que llega de uno de sus viajecitos con mi madre o cuando va solo, lo primero que hace es irse al trabajo.

–Oye– dio un chasquido al frente de mis ojos y atrajo mi atención –Son las diez de la mañana, tú llegas de no sé dónde a casa y estoy segura que no del intituto.

Yo no soy tu héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora