SEIS

222 23 8
                                    

Bajamos unas escaleras, lo cual fue algo divertido y nada cansado ¡eso me encanta! Pero el problema no estaba ahí, el problema será después, tener que subir las malditas escaleras para poder salir ¡Que linda es la vida conmigo! Lo peor de todo es que la bajada está bien larga, ahora me imagino la subida...el mismo infierno.

— ¿Por qué tantas escaleras?

— No me digas que ahora te vas a quejar por la bajada, esto es lo más fácil del mundo.

— No me iba a quejar exactamente de la bajada.

— ¿Entonces?

— La subida es la que me hará sufrir.

— ¿Te pusiste a pensar en la subida?

Me quede callada y el comenzó a reír.

— Eres muy divertida.

— Pues gracias– le sonreí, pero estoy muy segura que él no me pudo haber visto

— Por cierto, esa también tiene lucecitas.

Abrí los ojos y miré mi bandana muy emocionada

— ¡Enciéndelas! Las quiero ¡quiero mis lucecitas! –Le dije y le agite el brazo —¿Cómo las enciendo?

— Ya, ya tranquila – se detuvo en una escalera

Se acercó a mí, puso ambas manos detrás de mi cabeza para poder alcanzar la parte donde se amarraba la bandana, pude sentir el movimiento de sus manos en mi cabello y eso me hizo temblar un poco. Las luces se encendieron y aparto sus manos para ponerlas en los bolsillos de su pantalón.

— Si no te gusta el turquesa puedes cambiarlas a Rosado o Blanco con el botón que están en tus aretes.

Después de todo los aretes servían para algo. ¿Por qué no pregunte antes?

— ¡Esta increíble! — le dije y mire mi bandana, tenía una sonrisa marcada en la boca, pero él no lo sabía –Me gusta el color, la dejare así.

Comenzó a bajar las escaleras que no estaban muy iluminadas, eran muy oscuras y había solo algunos focos blancos durante el camino, pero no eran de mucha ayuda. Fue entonces que se comenzó a escuchar, gritos de personas, pero no eran gritos de desesperación, esos gritos son muy diferente a los que escuchaba, los que escuchaba tenían una dulce mezcla de adrenalina y entusiasmo, también escuchaba estruendos, Pum putupum, una dulce melodía que no solo recorría las escaleras, sino que también recorría por mis venas y reinaba en mi corazón, música.

Luces de colores se comenzaron a ver al final de las escaleras.

Acelere la bajada pues la canción que estaba escuchando era una que provocaba que me pusiera a hacer coreografías, si es que les puedo decir así, en mi cuarto. "Cutting Shapes" de Don Diablo. Llegue al lugar donde la música, la gente, las luces y la sensación más excitante se encontraban, era el paraíso debajo de la tierra.

— Te dije que esto te gustaría –sentí el cuerpo de Jaden detrás mío, su rostro estaba al lado del mío y entonces susurró –No vas a querer irte de este lugar.

Sentí mi cuerpo estremecerse, su voz era como una dulce copa de vodka para mi sistema auditivo,

— Definitivamente me quedare aquí abajo, además no pienso subir tantas escaleras –me quite su casaca por el calor de la gente y se la devolví

Escuche su risa a pesar de estar entre tantas personas gritando.

— ¡Quiero que veas a alguien! – me tomó de la mano y comenzó a moverse por entre las personas

Yo no soy tu héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora