Prólogo

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Perdido bobamente observando el trasero del Capitán, Tony no escucha cuando la puerta del gimnasio se abre. Es la voz del dios de las mentiras lo que lo saca de sus pensamientos lujuriosos.

—Buen día, Capitán —saluda a Steve Rogers, quien está golpeando el saco de arena con tanta fuerza e ímpetu que no escucha a Loki—. ¡CAPITÁN!

Su grito logra llamar la atención de Steve quien deja de golpear el saco y, con apenas unas gotas de sudor en la frente, da media vuelta para ver a Loki. Tony se acerca de inmediato a ellos.

—Buen día, Loki —le dice Steve antes de señalar la caja blanca que trae el dios en las manos—. ¿Y eso?

—Un regalo —le responde Loki.

—¿Algo que te dio tu novio el dios del trueno? —le pregunta Tony cuando se acerca lo suficiente.

—No, Stark —le responde el dios con una sonrisa—. Es un regalo de mi parte para usted, Capitán.

Tanto el rubio como el castaño se quedan anonadados. Steve es el primero en recuperarse.

—¿Qué?

—Lo que oye. Esto lo conseguí especialmente para usted.

Extiende la caja hacia el rubio.

—¿Por qué? —le pregunta éste, pero Loki, sin dejar de sonreír, solo se encoje de hombros.

Dudoso, el Capitán se acerca y quita la tapa de la caja. De inmediato, un perro de largo pelaje café asoma la cabeza dando un ladrido. Tanto Tony como Steve ponen caras de sorpresa, pero Rogers de inmediato sonríe de oreja a oreja.

—¡Un perro! —exclama como un niño pequeño mientras saca al can de la caja. Es cuando nota que le falta la pata delantera izquierda—. ¿Qué le pasó?

—No lo sé —le responde Loki—. Estaba paseando cuando lo vi exhibido en una tienda de mascotas y recordé que usted siempre ha querido un perro, así que...

Su tono hace que Tony sospeche de qué tan cierta es esa historia, pero Steve no hace más que bajar al perro al suelo (es un poco grande) y empezar a juguetear con él mientras el can le da varias lamidas en la cara.

—¿Cómo se llama? —pregunta Steve al dios de las mentiras mientras el perro hace marometas cuando se estampa contra el suelo por su falta de pata delantera.

—Bucky —le responde antes de acercarse para acariciar también al can.

Mientras ambos le dan caricias, Tony no puede evitar sentirse un tanto molesto: el ya tenía planeado regalarle al Capitán un perro. Lo haría en su cumpleaños y, de hecho, ya había elegido a uno.

—Gracias —le dice el Capitán a Loki—. Muchas gracias.

—De nada —le responde él antes de levantarse, dar media vuelta e irse del gimnasio.

A Tony no se le escapa que el dios de las mentiras le lanza una mirada sospechosa antes de dirigirse a la puerta. Steve, en cambio, sigue jugando con el perro, Bucky, quien ahora se tumba para recibir caricias en la panza.

Amor canino (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora