Epílogo

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Entre su debilidad por falta de alimento y agua y su ausencia de pata delantera izquierda, Bucky es incapaz de correr lo suficientemente rápido para alejarse de los chicos que le están lanzando piedras.

No sabe bien cómo pasó. Solo se había acercado a una escuela para ver si algún alumno se compadecía de él y le daba algo de comida o agua, pero de repente apareció ese grupo de chicos que no solamente lo dejó sin comida, sino que se pusieron a llamarlo perro sucio y de repente empezaron a lanzarle piedras.

En este momento Bucky extraña ser humano, pues así podría decirles que por favor paren, que los golpes le duelen mucho. Si tan solo le hubiera pedido a Loki que hiciera que las demás personas le entendieran cuando hablara...

Corre hasta llegar a un callejón. No hay salida y, al girarse, Bucky ve que los chicos todavía están ahí. Todos tienen piedras en las manos y no muestran señales de piedad hacia el can.

Y entonces Bucky los ve prepararse para lanzarle las pocas rocas que les quedan. Deprimido, el perro de largo pelaje café cierra los ojos y lanza un lloriqueo. En su mente solo piensa en Steve, quien seguramente podría rescatarlo si estuviera ahí.

Y llega el dolor. Los chicos, riéndose con ganas, han empezado a lanzarle piedras.

—¡Ey, déjenlo! —grita alguien de repente.

Asustados, los chicos se giran. Al ver a una persona corriendo hacia ellos, se asustan y salen huyendo, dejando al herido perro Bucky ahí.

La persona que acaba de salvarlo se acerca a él. Lentamente, se inclina para revisarlo.

—Tranquilo —le susurra al perro mientras ve las pocas heridas que le hicieron con las piedras.

Pero el perro ni siquiera se atreve a abrir los ojos. Solo se deja cargar por el hombre, quien le asegura que se pondrá bien. Y cuando le dice que lo llevará al veterinario, Bucky abre los ojos.

Resulta que su salvador es un hombre de piel oscura y cabello negro. Incapaz de hacer otra cosa para mostrarle su agradecimiento, Bucky le da un lengüetazo, rozando su lengua con la ligera barba del hombre. El sujeto suelta una pequeña risa.

Mientras el hombre, cuyo nombre pronto descubrirá que es T'challa, lo lleva en brazos hasta el veterinario, Bucky se pregunta si será su nuevo dueño. Si ese es el caso, Bucky se asegurará de ser un buen perro, justo como lo fue con Steve.

Amor canino (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora