CRYSTAL CLEAR |Muddy Green Waters Sequel ✧ draco malfoy [✓]

𝟏𝟒 - 𝐇𝐨𝐠𝐚𝐫 𝐃𝐮𝐥𝐜𝐞 𝐇𝐨𝐠𝐚𝐫

R o s i e

Draco y yo nos esforzamos por estudiar para nuestros exámenes. Pasábamos mucho tiempo en la biblioteca, con la cabeza metida en los libros. Sabíamos que teníamos que hacerlo bien en nuestros NEWT para librarnos de todo esto.

-¡Argh! - Grité mientras tiraba con frustración mi libro de pociones sobre la mesa que tenía delante.

Draco se movió desde el otro lado de la mesa, con sus ojos divertidos levantando la vista de su pergamino.

-¿Estas bien, Rosie? - preguntó.

-No. - suspiré, frotándome la frente con cansancio. -Estoy cansada, Draco. Mi cerebro ya no funciona.

Arrojando su pluma, Draco empujó su silla hacia atrás; se levantó y caminó alrededor de la mesa hacia mí. Agarrando mis manos, me puso de pie, envolviendo mis brazos fuertemente detrás de él.

-Tomemos un descanso. - me susurró roncamente al oído. -Vayamos a algún lugar lejos de aquí.

Levanté la vista hacia sus ojos plateados, que centelleaban con picardía.

-¿Adónde? - pregunté, repentinamente desesperada por estar en cualquier lugar con Draco, en cualquier lugar a solas.

Iba en contra de las reglas salir del castillo a menos que fuera un fin de semana oficial de Hogsmeade. Pero en ese momento no me importaba.

-Pensé. - dijo Draco, con los ojos mirando a su alrededor en busca de fisgones, -Que podríamos escabullirnos y aparecernos en algún lugar tranquilo.

Agachó la cabeza, presionando sus labios contra mi cuello desnudo, provocando pequeños escalofríos en mi columna vertebral.

-Sí, por favor. - me estremecí con anhelo, rodeándolo con mis brazos. Le sentí sonreír contra mi cuello.

-Vamos, entonces mi princesa de Slytherin, salgamos de aquí.

Me guió, agarrando mi mano y tirando de mí a lo largo del pasillo. Prácticamente estábamos corriendo, nuestra repentina necesidad de salir de allí se sentía urgente.

No había profesores alrededor cuando salimos al sol de la tarde. Draco no me soltó la mano mientras bajábamos los escalones de piedra, riendo encantado ante la perspectiva de la libertad.

No nos detuvimos hasta llegar a las puertas, sin aliento y con los ojos brillando de alegría por nuestra huida.

-¿Lista? - preguntó Draco tomando mis dos manos entre las suyas.

-¿A dónde vamos? - Pregunté, aún riendo de alegría.

-Es una sorpresa. - me sonrió y mi corazón saltó de tanta alegría y amor. -¿Confías en mí?

Me puse de puntillas y le di un dulce beso en la punta de la nariz.

-Hasta el último aliento, Draco.

***

Lo primero que noté al llegar de la nada, fue que estábamos junto al mar.

Draco se aferró a mí con fuerza mientras yo me estabilizaba, mis pies aterrizaban torpemente en la arena.

Mi primer pensamiento fue que me había llevado a casa de Bill y Fleur, pero cuando miré el edificio que estaba a nuestro lado, pude ver que definitivamente no era Shell Cottage.

-¿Dónde estamos? - pregunté, frunciendo el ceño y mirando a Draco, que me observaba con atención.

-Estamos en casa, Rosie. - murmuró, sus ojos parpadeando, sin dejar los míos.

-¿Qué? - Volví a mirar hacia el edificio, y pude ver ahora que era una gran y hermosa casa blanca. Una casa absolutamente impresionante que daba al mar. Tenía grandes ventanas que brillaban bajo el sol del atardecer. Era ciertamente muy impresionante.

-Lo compré para nosotros. - sonrió, casi con nerviosismo. El corazón me retumbó en el pecho. No podía creer lo que estaba escuchando. -¿Te gusta, Rosie? Sé que no es una casita como la de los Weasley, pero-

-Es perfecta, Draco. - dije cortándolo. Mis brazos rodearon su cuello y lo besé con fuerza. -Gracias.

Sonriendo, me levantó y me hizo girar. "Dios, te quiero tanto, Rosie". Dijo plantándome besos por toda la cara.

-¡Para! - Me reí, golpeando juguetonamente sus hombros, -¡Bájame, gran blandengue!

-Nunca. - dijo entre besos, -Nunca voy a dejar de querer besarte.

Atrapando mis labios en los suyos, me dio un suave y tierno beso antes de volver a bajarme, apoyando su frente en la mía.

-¿Qué te parece, Rosie? - Dijo con voz ronca: -¿Quieres ir a ver nuestra nueva casa?

Asentí con la cabeza, sintiendo un cosquilleo de emoción por todo el cuerpo. Nuestro hogar, el mío y el de Draco. No podía creer que hubiera hecho esto por nosotros.

Era precioso. Me quedé sin palabras cuando entramos en el gran y luminoso salón de la planta baja. Era tan luminoso y abierto y la vista se extendía hasta el océano.

-Sé que aún no está amueblado. - murmuró Draco detrás de mí, rodeando mi frente con sus brazos. -Pero pensé que querrías elegir todo eso.

Me estremecí cuando me acarició el cuello, besando y mordisqueando mi piel. Una oleada de anhelo me recorrió.

-Sin embargo. - continuó Draco, susurrando sedosamente entre besos, -Hay un colchón en el dormitorio principal.

Me separé rápidamente, con el deseo corriendo por mis venas. -Llévame allí.

Se rió suavemente mientras me guiaba por la escalera de caracol, apenas podía caminar por el anhelo. Deseaba tanto a Draco, la necesidad era abrumadora.

Nos besamos tan pronto como entramos en la habitación, la ropa se cayó mientras nos tambaleábamos hacia el solitario colchón.

Los dos caímos sobre él, nuestros cuerpos temblando de deseo. Grité en cuanto Draco entró en mí, el placer arrancando de mi estómago, extendiéndose a cada centímetro de mí. No quería que se detuviera, quería quedarme así para siempre, Draco y yo como uno solo.

-Rosie. - gimió mi nombre una y otra vez, antes de, finalmente, estremecerse hasta detenerse.

Nos quedamos allí, sin aliento; nuestros cuerpos sudorosos y agitados se entrelazaron.

-No deberías haberme traído aquí. - susurré, acurrucando mi cabeza en el hueco de su cuello. -Ahora nunca querré volver a Hogwarts.

Dejó escapar una risita mientras me pasaba los dedos por el pelo. -Ya falta poco, Rosie. Pronto podremos estar siempre juntos así.

Nos quedamos en el colchón y vimos cómo el sol se ponía en el horizonte, sumiéndonos en la oscuridad. Ninguno de los dos quería moverse. Ahora estábamos en casa y ahí era donde quería quedarme. Para siempre.

***