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6 de diciembre, solo dos semanas y unos días para su cumpleaños

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6 de diciembre, solo dos semanas y unos días para su cumpleaños. Para tener diecinueve, para poder aceptar como quería la marca en su cuello.

Bueno, que hasta ahora había logrado no tenerla por protección. Aunque sólo había logrado toqueteos en sus celos anteriores, algunas penetraciones con los dedos o lengua.

De ahí en fuera, no había pasado nada.

Solo tal vez también le había ayudado a su alfa en sus celos, donde se había subido a sus piernas. Probablemente dejando que desear y algunas veces masturbando a su alfa para lograr su liberación.

-¿Cuando vendrá? - Esperaba a su alfa después de llegar de su propio trabajo.

Donde parecía divertido acomodar las cosas de una bodega grande. El mismo trabajo donde la seguían tratando igual.

- Veamos, son las siete. Debería llegar a...- Se quedó quieta.

Sujetándose de la isla de la cocina y respirando profundo ante el dolor intenso que sintió en la parte baja de su abdomen.

Eran como agujas enterrando se, cada vez más profundo. Como si sus entrañas se torcieran

Se quejó, pasando una de sus manos a la zona para agacharse. La única manera de que disminuyera. Fue donde el calor apareció en su cuerpo, cuando su lobo se inquietó mientras rasgaba sus paredes.

Las lágrimas se acumularon, apretando su quijada y cerrando los ojos. Negando, se supone que debe ser mañana y con síntomas menos dolorosos.

- Du-Duele...- Sentía su mundo dar vueltas, el calor adueñarse de su cuerpo. Las punzadas más fuertes.

Aunque estuvo más tranquila al sentir su lubricante natural empezar a producirse. Siendo conciente de la humedad.

Intento gatear, lamentablemente cayó al suelo ante la falta de aire.

Se sentía peor, no parecía un celo como otros. Este era agresivo, lo sabía. No era normal.

Ninguno de los omegas que conocía la habían dicho que casi se mueren en uno. Siempre dijeron que eran suaves, un poco dolorosos en cuestión de necesitar a alguien, pero de ahí no había nada de malo.

Ahora, no entendía. Porque su cuerpo dolía, no podía ni avanzar porque más agujas parecían enterrarse. Porque siente su oxígeno ser arrebatado.

Al menos intento seguir despierta con las punzadas cada vez más fuertes, y los temblores en su cuerpo. Siendo conciente del momento donde Momo entró a casa y se acercó a ella.

- Dios, ¿estas bien? ¿Que pasa?

- Momo...- Sintió su aliento caliente, su respiración agitada y mejillas rojas.

Su alfa no tardo en levantarla en brazos obteniendo un quejido. Para preocuparse más.

- Estás ardiendo en fiebre, Nayeon.

- N-No m-me muevas - Susurro cerrando poco a poco sus ojos.

-¿Nayeon? ¿Nabong? no no. Espera. No te duermas.

¿Puedes sentir esa preocupación? ¿Cuando no entiendes su ocurre con tu alrededor e intentas aceptar todo?, Momo no sabía que había ocurrido

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¿Puedes sentir esa preocupación? ¿Cuando no entiendes su ocurre con tu alrededor e intentas aceptar todo?, Momo no sabía que había ocurrido.

No comprendía porque su Omega estaba en el hospital, conectada a varias cosas y respirando más tranquila. Con su color de piel más pálido.

Respiró profundo, solo quería que Nayeon estuviera bien.

-¿Es pareja de la paciente Im?

- Si...

- Bien- El doctor la miro un momento para extender una pequeña tarjeta - Visite a esta doctora, ella podrá ayudar a su pareja. Sobre su estado, ahora está bien. Pero debera quedarse los tres días.

-¿Que le pasó? digo. Yo solo la encontré en el suelo e intente ayudarla pero...

- Escuche, esto solo sucede en pocos Omegas. Lo que tuvo fue un caso de celo agresivo. Es debido a varias cosas, y esa doctora que le recomendé, sabe el porqué según su situación.

Asintió, al menos sabía que era por culpa del celo. Pero no porque habia reaccionado de ese modo, tan mal.

- Se podrá ir en tres días, que es lo que dura su celo. De ese modo, se pasará y no tendrá problemas.

Aceptó lo que dijo y solo tomó una de las manos de Nayeon sentándose a su lado.

El médico se fue, y solo pudo ver la expresión calmada de su Omega, la tranquilidad al dormir con su cabello Castaño un poco alborotado y ahora sin fiebre.

- Me asustaste. Creí que te perdía, me alegro de que ahora estés bien. Aunque tenga que quedarme en el hospital para verte despertar, voy a esperar.

Sonrió, solo quería verla sonreír o reír como siempre.

-Te amo bebé, no vuelvas a espantarme de ese modo. No cuando sabes que dependo de ti. Y aunque no me creas, ya estaba preocupada antes de llegar.

Quería llorar, verla ahí en el suelo con sus quejidos bajos y la fiebre.No había sido bueno, no para su corazón.

- Mi lobo estaba alerta y muy inquieto - Suspiró - Nabong, no quiero perderte. No tan pronto cariño.

Te esperaré hasta que sonrías

Te esperaré hasta que sonrías

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~Lazo~// NaMoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora