16

1.3K 131 8
                                    

Tachó el día que estaba en el calendario, llevaba las cuentas de cuando y en que momento volvería su celo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Tachó el día que estaba en el calendario, llevaba las cuentas de cuando y en que momento volvería su celo.

Ahora, no podía ni dejar de pensar en eso. En

lo que debia hacer su cuerpo. - Hoy es veinte..- Sus ojitos se abrieron más para evitar los dolores en

para observar mejor la fecha - Veinte.

Lo había repetido, porque ese día era importante. No sólo era un dato interesante que ya tuviera diecinueve, sino que ese día era especial.

- ¡Momo! - Salió corriendo de la habitación buscando a su mayor.

Deteniéndose ante el aroma fuerte golpear su nariz sensible. Donde sonrió, estaba en lo correcto. Su linda novia tendría todo el día ganas de marcarla.

- Momo, ¿Que..- Se detuvo, su mirada se quedó en la alfa.

Un segundo en el que los ojos brillosos la observaron con deseo y la sonrisa juguetona apareció. Retrocedió, notando como su mayor se levantaba del sillón para avanzar poco a poco hacia ella.

- ¿Momo?

- Nabong, tienes diecinueve. Un muy apetecible cuerpo y una alfa dispuesta a todo para hacerte gemir.

Debía de admitir que la voz grave la puso nerviosa y mucho, sin olvidar esa mirada. Como si quisiera comerla entera y no soltarla.

Su lobo estaba emocionado. Sentía la excitación en el aroma de su alfa, podía sentir el calor abrasador que su mayor tenía en ese instante.

También la entendía, ella había sentido lo mismo hace muchos meses. Pero no había podido hacer nada, no hasta ahora que lograría tal vez dejarse hacer.

- Alfa..- Jadeo.

Su cuerpo tembloroso por algo que aún no iniciaba.

- Mi dulce Omega.., Deja que pase lo que más deseas.

Pero antes de dejarse agarrar, corrió hacia las escaleras escapando.

- ¡Atrapame primero!

No se dejaría marcar tan fácil, no hasta que estuviera más tranquila y Momo la tomara en sus brazos.

Claro, haría divertido su día.

- Nabong, ven aquí...

Supo que vendría por ella, por lo tanto, se apresuró a entrar al cuarto y quitarse sus zapatos junto a las calcetas para reír ante su alfa atractiva que se asomo en la habitación.

- Ven, mi linda lobita. Ven con tu Omega.

La amaba.

La amaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
~Lazo~// NaMoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora