Capitulo Siete: Limbo

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“¡Cierra los ojos! ¡Deja escuchar y sigue el ritmo de mi voz!.”

Su cuerpo se siente sumamente ligero, como si flotase en el agua, con una fría aura a su alrededor, pero al abrir los ojos todo es oscuridad, una profundo y aterradora oscuridad, con un silencio tortuoso. Aún así, es incapaz de moverse, tirada en el frío piso de algo...

Escucha pasos acercarse, suenan ligeros y casi lejanos, pero son audibles, sumado con el eco del agua.

Una voz suave hace acto de presencia.—Despertaste.

—¿Quién eres?.

Responde una segunda voz.—Todos preguntan eso.

—¿Quién eres?.

—¿Que eres?.

—¡¿Que es esto?!.— Exclama Sakura. —¿Por qué no puedo moverme?.

Finalmente una pequeña luz se filtra en la densa oscuridad, puede ver la parte baja de esa persona, ahora está más segura de que es una mujer, lo sabe por los tacones que lleva.

—Esta bien, no tienes que tener miedo.

—Te he estado esperando, Sakura.

Cuando por fin puede moverse, lo primero que hace es levantar la cabeza para ver a esa mujer. Pero en cuanto la mira, ella se da la vuelta.

—Es mejor si no puedes ver mi rostro, ella no me encontrará así.

—¿Que hago aquí?.

Ella suspira. El tintineo de un cascabel llama su atención. —¿Puedes recordar por qué tienes una pequeña cicatriz en tu pecho?.

Puede recordar vagamente aquel momento, fue antes de dejar Konoha, con Naruto y Sasuke, ambos estaban peleando por cosas al azar, pero aquella disputa subió de nivel.
Su actuar fue sin pensar, no esperaba que sus compañeros atacarán con todo, Rasengan y Chidori. El destello de aquel ataque casi chocando provoco una gran herida en si misma, aquella marca quedaría de por vida en su pecho.
Un escalofrío recorre su columna vertebral, mientras suelta un suspiro ahogado.

—¿Recuerdas a dónde te llevaron en aquella ocasión?.

Ella niega y la mujer suspira. Las ropas que lleva son largas, un vestido blanco con dorado que la cubre totalmente, seguido de un pequeño velo en la parte inferior de su rostro.
Sus mangas ondean cuando se sienta en un sofá rojo.

—Fuiste llevaba con la sacerdotisa roja.

—¿Sacerdotisa roja?.

—Este mundo es gobernado por tantas personas que nunca acabarás por nombrarlos a todos y al igual que el mundo nosotras tenemos a un supremo, ella.

Su vista se hace borrosa y apenas puede recordar ese tintineo en su cabeza, una mano sobre su pecho, una larga manga roja con destellos negros y sus labios rojos a través del velo.

—Por ella estás aquí. Pudo ver tu vida en desgracia y miseria, las personas a tu alrededor mueren.

—¿Y tú?.

—Yo soy quien te guiará, Sakura. Soy el cuchillo que usarás para acabar con la tempestad.

—¡Sakura! ¡Sakura! ¡Sakura!— Una voz lejana la llama. Es cálida y llena de terror, intenta regular su respiración, la cual se había descontrolado y estaba comenzando a hiperventilar. Su mano viaja a su corazón nuevamente y una bocanada de agua sale de su boca, seguida de otra, otra, otra y otra.
Finalmente puede respirar.
Sus ojos se abren fuertemente. Soltando un jadeo mientras tose, atragantandose con algo. Su nariz y garganta duelen como un infierno.
Pronto puede enfocar su alrededor, es Itachi, está frente a ella, con las manos sobre el pecho de Sakura, dando RCP, mientras que Hinata la tomaba de la nariz, dejando que el mayor le pase aire.

—Y-Yo.....

—¡Joder! ¡Despertaste! ¡Eres una irresponsable! ¡Pudiste morir!.— Exclama Itachi con cierto enojo, mientras jala a Sakura del cuello de su bata.

—¡Sakura-San no debiste ir sola!.— La voz de Hinata suena débil y cansada, puede ver cortadas en su rostro y manos.

—Ustedes.....cof...cof...¿Estaban preocupados por mi?. —Chilla la peli-rosa

—Tonterias.

—¡Claro que no!. —Añade Hinata.

—Claro.— Suelta una pequeña risa. —Estaban preocupados.

Sus ojos se sienten repentinamente pesados, el sueño la invade, pero hace todo lo posible para levantarse del pasto, recargandose en un tronco seco. Su mano derecha se mueve un poco, indicándole a sus compañeros que se acerquen, Hinata es la primera en hacerlo, mientras que Itachi, aún con un poco de molestia, lo hace después.

Esa misma mano, se posa sobre la mejilla de Hinata, mientras que un aura verde la rodea, sanando las heridas de la morocha, al darse cuenta de eso, intenta alejarse, pero, el fuerte agarre de Sakura sobre su muñeca, no se lo permite.

—No te muevas, estás herida.

—No es nada grave.

—Son heridas con kunais, puedo ver tu cabello mojado, entraste al agua, eso se va a infectar.

Un suspiro de resignación sale de sus labios y se deja curar por la débil mujer. Poco después es el turno de Itachi, quien entre jalones y regaños se deja curar las heridas de sus brazos, finos cortes que seguramente dejarán marcas.

—Esta listo.

—Regresemos a la guardía.

Hinata asiente en respuesta. Sakura se intenta poner de pie, pero cae al suelo. ¿Que le pasa? Ella no es así de débil, solo fueron unos cuantos golpes y ahogarse en agua. Hinata se acerca a ella y la toma de la muñeca, mientras revisa sus puntos de chakra con el byakugan activo.

—¿Están bloqueados...?.— Hay dudas en sus palabras. No tiene sentido.

—¿Como podría ser? No había ningún ninja con esas habilidades y su cuerpo tampoco está marcado.

—No tengo idea, solo se que están cerrados.

—Desbloquealos.

—Tomara tiempo y también necesito chakra para eso, cosa que no tengo.

—Tsk, regresemos antes de que vengan más ninjas.

Itachi se acerca a Sakura, es el más apto para cargarla sobre su espalda, ella es liviana y su peso casi no se siente. El equipo comienza a saltar por los árboles.
Itachi mira a Sakura de reojo, si no sintiera su respiración golpear su nuca, realmente podría creer que está muerta.
La Haruno suelta un pequeño suspiro y abre y cierra su boca, queriendo decir algo.

—Na-Naruto......Sa-Sasuke..

Por un momento el corazón de Itachi deja de latir y su vista regresa a él camino pastoso.

—Itachi...

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N/A: Una parte de mi siente que no voy a poder desarrollar la pareja la 100% y a la vez darle historia, pero quería avisar que ya vendrán más momentos ItaSaku, aunque podrían ser un poco forzados, aún así, haré mi mayor esfuerzo para hacerlo bien.

Chao!.

Kotaru Uchiwa—

Si decido quedarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora