Cap. 40: Discusiones

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A las afueras de Hairo

Había empezado a llover, en una torre de guardia de techo abierto, se encontraba un vigilante, sentado en un pequeño banco, estaba temblando de impotencia, este no dejaba de preguntarse ¿Por qué tenía que quedarse aquí? sabiendo que Hairo estaba bajo ataque, no quería que la ciudad que le dio todo fuera devastada, este se levantó y se dirigió hacia su líder de escuadrón el cual estaba de espaldas a él, diciendo enojado –Dígame por qué tengo que quedarme aquí mientras que la amenaza está dentro, podríamos ayudarles a acabar con lo que sea que este dentro, porque perdemos el tiempo viendo a la nada mientras hay gente muriendo– el líder se dio la vuelta con una mirada de ligera decepción y respondió –Como agradezco a Aila el haber mejorado la educación, mira, no sabemos las intenciones de la persona que ataco en el castillo principal, puede perfectamente estar haciendo una distracción ahí dentro, además las bajas aproximadas apenas llegan a las cien y la mayoría fueron por el ataque inicial en el castillo central, no vale la pena arriesgar la vida de todos por acabar rápidamente la amenaza– levanto ligeramente la cabeza mirando hacia arriba observando la lluvia con algo de tristeza –aunque esta lluvia ya debe de haberle alertado, llegara pronto, espero que ese chico este bien, no creo que soporte perder a otro hijo, aunque la verdad, ese bastardo se lo merece– este se dio la vuelta dándole la espalda y continuo vigilando la zona cercana sin recibir otra palabra.

Encima de una de las torres más altas de la ciudad, estaba sentado relajadamente un esbirro adulto el cual tenía ropas de combate, aunque bastante dañadas, este solo se tiró sobre las tejas y cayendo la lluvia dijo –Esto me recuerda a ese día, ¿Te dolió tener que dejarle cierto?– este se estaba dirigiendo a un esbirro con una capucha, que estaba en la punta de la torre, el cual al escuchar esto bajo y le dio un puñetazo en el rostro, este fue lanzado lejos de la punta de la torre pero se estabilizo en el aire y volvió volando tranquilamente a la torre mientras se frotaba el rostro –Oye eso dolió, quizás me lo merecía, pero dolió, por cierto ¿Cómo perdiste tu mascara?- este murmuro –Me la quite, es para evitar ataques, las marionetas también usan máscaras, aunque no sean similares a la mía, es mejor prevenir– dijo el esbirro encapuchado, mientras el esbirro que fue golpeado dijo –Ah cierto, ¿Kire creció bastante no?– este recibió otro golpe en el rostro volviendo a ser tirado lejos.

Voluntad Renaciente: El Capricho de DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora