Cap. 36: Ataque Final

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Zerai y los demás combatientes, estaban con daños bastantes graves y aún no habían sido capaces de llegar a tocar al marionetista, a su vez las extremidades heridas y perforadas, ya empezaban a hacerlos más lentos a todos. Sin embargo, Zerai aún tenía un último as en la manga, su última opción siempre, ya que solo podría hacerlo una vez, aunque para que no sucedan tantos daños necesitarían sacar al enemigo, con esto en mente Zerai le comunica a sus compañeros –Aun puedo hacer una cosa, pero necesitamos sacarlo al patio, debemos obligarlo a salir, yo hare el resto, ¿pueden ayudar...– Astriz Tirando una bola de color azul acercándose de manera peligrosa, lanzando un corte forzando la atención de los hilos, dejando un espacio abierto para una embestida de un hibrido de rinoceronte, el cual el marionetista bloqueo con hilos aunque fue lanzado hacia atrás bastante rápido llegando al jardín lleno de césped. Zerai haciéndolo ir aún más atrás con su dragón de viento, el aire penetro torpemente por las ráfagas de aire la gruesa piel del rinoceronte, pero Astriz pateo al pequeño rinoceronte en la parte superior, su pierna aún más dañada esta vez termino volviéndose inútil, atrajo al cambiante, este estaba tan herido que no se podía mover, Astriz lo arrojo a su acompañante y dijo –Zerai, sin presiones, pero es tu turno de que hagas algo– para después teletransportarse hacia una bola que había dejado en la habitación seguro llena de nobles en la cual estaba Aila diciendo –¿Me puedes ayudar un poco?– para después caer desmayado por el dolor. Zerai dio un suspiro caminando tranquilamente al marionetista pensando *Jago gracias por todo, no me importa morir por ellos, lo siento pero volverás a perder un hijo, adiós mama, Layron, Fago, Framio, Raku, Kire, cuídense* quedándose a unos 15 metros del marionetista, levanto un brazo al cual su dragón subió y se puso recto en posición vertical, a la vez que su dragón verde empezaba a generar una cantidad inmensurable de viento desde el suelo, condensando parte de la humedad del suelo y llenándola de electricidad, elevándola y juntándola con otras nubes, para después lanzar un gran rayo hacia el cielo, dando de lleno en el cumulo de nubes. Una gran cantidad de rayos cayo siendo atraídos por su dragón azul, usando el cuerpo del dragón y el de Zerai como recipiente de estos, para luego redirigirlos hacia todas direcciones, el marionetista uso sus hilos para acercarse a un muro evitando un rayo solo para casi ser alcanzado por otro, tuvo que esquivarlo con ayuda de un hilo tirándose al suelo, ninguno de los rayos le estaban dando, el césped se estaba carbonizando, pero aún no le daba, no sabía por cuanto tiempo podría seguir con esto, pero con uno solo bastaría, la lluvia de rayos aun no cesaba por más que el brazo de Zerai ya se había empezado a calcinar ligeramente, aunque el marionetista seguía esquivándolo usando sus hilos sin descanso, Zerai ya había dejado de sentir cualquier tipo de dolor, él sabía que eso era malo, estaba cerca de morir, el marionetista lanzo un hilo enrollando el brazo de Zerai cortándolo después de apretarlo un poco, la herida se cerró al instante por la temperatura, haciendo que el marionetista se llevase una buena descarga atravesó de su hilo pero cesando el ataque de Zerai. Una lluvia había empezado, calmando las ligeras llamas que tenía el césped del suelo y cayendo sobre Zerai el cual aún seguía de pie con la mirada fija en el marionetista, cayendo lentamente al suelo, una bola de cristal cayó cerca suyo, antes de quedar inconciente.

Voluntad Renaciente: El Capricho de DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora