Desconfianza lujuriosa

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[31 de diciembre]

Caminaba por las calles de la mano con mi pequeño hermano. Extrañamente me encontraba vistiendo aún el uniforme de mi escuela secundaria.

Veo la hora y eran las 1:10 pm, casi se acercaba la hora de ingreso.

Con mi hermanito caminamos sin darnos cuenta hasta el establecimiento, pero yo no tenía mis útiles y mi hermanito no asistía todavía al secundario.

Nos tenemos que volver a casa Arian, vamos a caminar más rápido, si no llego tarde, ¿si? Le hablo tranquilamente, asiente con sus mejillas algo rojas por su pequeño enojo.

Estábamos por retomar el camino cuando un auto de seguridad ciudadana se detiene enfrente de mí, grito llamando su atención.

Señor, ¿puede llevarnos hasta mi casa y de allí volver hacia acá?. El señor me mira confundido. Debo dejar a mi hermanito y buscar mis útiles para entrar a clase.

Comprendió la situación y me hizo subir y antes de que pudiera acomodar a mi hermanito, este señor aceleró como si su vida dependiera de ello.

En minutos estaba en frente de mi casa, bajó con mi hermano en brazos y entró a mi casa.

***

Al volver al auto el conductor ya no es el mismo, subo desconfiada, Armando se encontraba en el asiento del piloto mirándome de una forma extraña, algo perturbadora.

Me siento en el lugar del acompañante y mi hermana entra corriendo al auto.

Algo le dice mi hermana a él y acelera mucho más rápido, creo que del miedo e impresión me desmayo.

***

Despierto en una habitación, tiene algo de parecido a la de mis padres, la ventana que está un poco abierta me muestra el anochecer, me encuentro vistiendo un pantalón negro pegado a mis piernas y trasero, una camisa blanca igualmente pegada al cuerpo y unos zapatos negro de tacón.

Me acerco a la puerta y afuera es muy distinto a como era mi casa, un hombre se acerca, el mismo que estaba en el auto.

¿Cómo estás? Me pregunta y entra al cuarto cerrando la puerta tras de sí.

Ehh ¿bien? ¿Cómo llegué hasta acá? O... ¿Qué es lo que hago? Pregunto confundida, el me sonríe y por mis preguntas suelta carcajadas.

Pero mi amor, somos novios, tuvimos unas reuniones, te sentiste mal y te traje a casa, ya es tarde así que deberías de dormir. Dice suavemente y me sostiene de los hombros para luego dirigirse a mi y dejarme en la cama. Deberías cambiarte así nos acostamos a dormir.

El se aleja un poco hacia el mueble para dejar su ropa, yo me quito mis zapatos y luego mi ropa, quedando solamente en una remera de tirantes y mi ropa interior.

Un aire frío me rodea, desarmo las cobijas de la cama y me recuesto entre las cálidas telas. Me posiciono de una forma donde me encuentro cómoda y me dispongo a dormir, pero el sueño no me llega así que busco mi teléfono y lo uso unos minutos.

De repente siento como me acarician las piernas sobre las telas, no prestó atención, tiempo después las caricias comienzan a ser más intensas, veo como Armando me propina unas suaves pero seguras caricias en mis muslos.

El calor me sube por las mejillas y se que debo estar muy colorada, el ríe un poco al verme y luego se acerca más a mi cara, me besa por unos segundos y se separa.

¿Estás bien? Me pregunta igual de colorado que yo.

Si, estoy bien. Contesto tapando mi cara con las almohadas, la vergüenza se apodera de mi.

No no no, no te tapes, eres bellísima. Me halaga.

Charlamos unos minutos y de repente siento sus frías manos tocar mis piernas debajo de las sábanas, la sensación de piel y piel rozarse es satisfactoria y solo dejo que continúe. Comienzo a sentirme más acalorada, y comienza a subir la intensidad besándome los muslos y acariciando mi abdomen. La cosa se pone mas y mas acalorada, subiendo de tono cada vez más, la ropa empieza a desaparecer...

Mas el lujurioso momento se ve interrumpido por una almohada que golpea mi cara despertándome de este candente sueño.



~FIN~

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