La Basil de la Venganza [En Proceso]

CAPÍTULO 32

CEDRIC

La fuerza del imperio, soy yo — recuerdo mentalmente— el estar entre la cuerda floja no significa que hemos perdido la batalla, las muertes del bastardo de Marcus y Alexey más la captura de mi hija, están tomando factura a cada uno de los presentes en la reunión. No me puedo imaginar lo que ha de estar viviendo mi hija en las manos del maldito de Armani Clayton, el cual sacrifica hasta a su propio hijo, con tal de conseguir lo que desea.

La información nos llegó unas horas después del acontecimiento, la sangre me hirvió, sabiendo que el bastardo no pudo hacer la parte del trato, siendo el único que tenía conocimiento del plan de La Basil.

Tengo los nervios de punta, y la mente fría, maquinando una y mil formas de rescatar a mi sangre. Golpeó la mesa con mi puño con enojo, ya que ninguna de las alternativas que me dan sirve para el rescate. Los del clan Demetriu son unos malnacidos, y el tener a la rata mayor bajo mis pies, hace que cada uno de mis músculos se tensen.

El sonido de la puerta al abrirse, hace que dirija mi mirada en su dirección, observando como el maldito de Gareth, el último de los Mackenzie's, llega con una sonrisa en su rostro, mientras saluda a todos con un simple asentimiento.

—¿Cómo ha estado el equipo? ¿Con ganas de seguir adelante?

— Saquen a este payaso del salón —ordenó, pero este no se dejó agarrar, logrando sentarse en el puesto que ocupaba Megan. Causando altas ganas de matarlo.

—Formó parte de esta organización, por ley puedo estar aquí, además ahora más que nada me necesitan.

— ¿Eres un Armstrong? — pregunto, y este niega antes de intentar hablar. —¿Eres Markov? —pregunto, haciendo que vuelva a negar.

—No llevo el apellido pero la sangre si.

—Lastimosamente, aquí están personas con apellidos importantes para la organización, no con sangre si no con méritos, y déjame decirte que ni tu apellido, el cual nos lo pasamos por el culo, y mucho menos "Los méritos" que dices tener, alcanzan para estar en esta reunión en la cual no eres bienvenido, así que, o te vas, o te vuelo la puta cabeza que no te sirve para nada.

—Jacob, hasta que por fin te dignas a aparecer, dime ¿Dónde dejaste a las putitas?

—Justo en el mismo lugar en donde dejé a tu madre, así que te largas o te mato. — responde mi hermano, haciendo que Mackenzie salga del salón.

El sonido que ocasionan las puertas al cerrarse por la fuerza de Gareth, hace estruendo por toda la habitación.

—¿Y bueno, que me ven? pónganse a trabajar cabrones, que por su culpa mi sobrina está encerrada en esa maldita celda y el señor Máscara Blanca está muerto siendo uno de los mejores agentes que teníamos al igual que nuestro líder en el clan ruso, así que aquel al cual vea que no está trabajando, juro que no vivirá para contarlo. —dice este haciendo que todos los presentes traguen grueso.— tú —dice este— a mi oficina de inmediato.

— ¿A quién te crees que le hablas así? — pregunto con el semblante serio.

—Vienes, o la misma amenaza va para ti.

— No te tengo miedo.

— Eso no me importa, apúrate y mueve ese trasero a mi oficina. — dice antes de salir de la habitación, haciendo que mi humor empeore.

JACOB

El enojo me carcome, y el haber tenido que dejar mis asuntos de un lado para salvar a mi sobrina de lo que se avecina lo vale. Sobrina la cual me hubiera gustado ver crecer, pero de la cual me entere demasiado tarde, gracias al maldito juego de nuestra madre, de querer que estuviéramos con personas del clan, aquellas que no contienen en sus físico ni en su interior, una pizca de lo que es y vale Clarie Armstrong.