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|Todo es culpa de Kugisaki|
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En un día común, Megumi se habría arrastrado a su habitación luego de un pesado entrenamiento que mantenía su cuerpo adolorido y lleno de golpes. Se habria metido a la ducha esperando que ese fuera suficiente calmante para sus músculos y por fin, la última parte y la mejor de todas, se habría lanzado a su cama a pasar el resto del día lamentándose de su patética vida o, que era la que más le gustaba, chatearia con su novia hasta que fuera hora de dormir.

No quería tener un error de cálculo que interfiriera con su perfecta monotonia. Así estaba bien y así quería que se quedara.

Pero pobre de él, las cosas nunca salían como quería. En esos momentos era cuando mas necesitaba unas palmaditas en la cabeza de _________.

En sus brazos y con gritos de guerra, ________ y la novia de Itadori —la cual nunca podía recordar su nombre por alguna razón— se pelaban por un peluche en forma de Inumaki que amenazaba con romperse. Era extraño. Siempre que estaban juntas eran bastante amigables y ahora parecian dispuestas a matarse entre sí. Bonita amistad.

Itadori estaba igual que él, deseando morirse o despertarse de esa pesadilla. Cualquiera era una opción aceptable a ese punto.

Kugisaki —principal responsable de haberlos metido en ese problema— también cargaba con su demonio en miniatura, solo que corría con la suerte de que ella dormía plácidamente en sus brazos. Era la más tranquila de las tres, por no decir la única.

—¿Por que ella lo tiene más fácil si es la única culpable? —masculló Itadori, abrazando a su novia para que no saliera volando por los tirones.

Megumi no tenía la energía ni la paciencia para responderle.

—Si no comparten el peluche se los quitaré a ambas —aviso el pelinegro, cansado y adolorido. Itadori asintió frenéticamente.

—De todas formas, esto ya sucedió una vez. Shoko dijo que todo se solucionaría entre dos a tres semanas —explico Itadori, acariciando el cabello de su niña—. Hasta entonces, tendremos que ocuparnos de ellas.

—¿Ahora podrías explicar por que llevaste a mi novia a ese lugar? —pregunto Megumi, sosteniendo el puente de su nariz. No era agradable dormir dos horas luego de una misión para levantarse con una mala noticia como desayuno.

Cuando recibió la onceava patada en las costillas —justo donde tenía un moretón a causa del entrenamiento, que casualmente también era culpa de Kugisaki— arrancó el peluche de sus manos y lo lanzó a la cara de Nobara.

Ambas se enfurruñaron, pero tampoco tenían el valor para enfrentar a un Fushiguro molesto de frente, así que le sacaron la lengua una vez dejó de mirarlas.

—¿Puedes por favor explicar que fue lo que sucedió? —casi suplico Itadori, cansado de no entender—. ¿Por qué estoy cargando a mi novia diez años más joven que desde la última vez que la vi?

Nobara bufó, como si fuera ella la que lo estuviera pasando peor de los tres. Sin vergüenza.

—Antes de empezar, quiero recordar que esto no fue solo mi idea. Todas aportamos un poquito a esta desgracia —se aclaro la garganta y saco pecho, como si fuera a dar un discurso. La vena en el cuello de Megumi no hacía más que hincharse—. Bien, todo comenzó así...

Resulta que las cuatro chicas —Maki también fue— habían decidido ir a un maldito edifico abandonado. Ni siquiera entendía como es que ninguna de las dos hechiceras se enteró que una puta maldición estaba ahí desde un principio. Tenía la sospecha que no estaba contándole toda la historia.

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2022 ⏰

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Fushiguro Megumi [Type of boyfriend]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora