Fushiguro Megumi [Type of boyfriend]

25🐺

|Necesita consuelo|

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Megumi estaba nuevamente encerrado en su habitación, sin querer hablarle a nadie. Más allá de ser él, podía ver las bolsas bajo sus ojos. No estaba durmiendo. Miraba un punto fijo en la pared frente a él, sumergido en sus pensamientos. No era el mismo.

No quería presionarlo. Si no lo había dicho aún, era por que no quería hablar de ello. Lo respetaba. Pero estaba matándola verlo de esa forma y no hacer nada. Fushiguro siempre estaba ahí cuando se sentía deprimida y la convencía de buscar ambos una solución para alegrarla.

En silencio, se sentó junto a él en su cama. Megumi notó su presencia de inmediato, pero prefirió no decir nada. Ella también.

La habitación, que normalmente estaba ordenada e iluminada ahora era todo lo contrario. Había ropa regada por el piso, junto con herramientas que ni siquiera quiera tocar. Las ventanas y cortinas estaban cerradas impidiendo la entrada de luz. Hacia bastante frío. Esa no era la habitación que acostumbraba a frecuentar.

—Yo... No sé lo que te sucede, pero quiero ayudarte — lentamente movió su mano en busca de la de Megumi—. ¿Quieres hablar de eso conmigo?

Ese chico que tenía al lado tampoco era el Megumi Fushiguro que conocía. Su silencio, muy lejos de tranquilizarla, le provocaba una ansiedad que no sabía describir. Su cabello estaba mas descuidado de lo habitual y no parecía haberse movido mucho de la cama.

Pero no rechazo su toque cuando lo tomo de la mano.

—Un compañero murió —respondió luego de unos minutos de silencio.

Para ser honesta, no esperaba una respuesta. Pensó que se quedaría a su lado hasta que él de sintiera mejor. No estaba acostumbrada a que me contará sus problemas.

—Su nombre era Yuji Itadori
—continuo. Lo escucho antes. Él le hablo un poco de los nuevos estudiantes de primer año—. Murió justo frente a mis ojos.

Su voz no era baja, ni desesperada, ni molesta. Solo... deprimente. No podía identificar ningún sentimiento además de ese.

—¿Lo considerabas tu amigo?

—Solo lo conocí por dos semanas.

—¿Entonces es un sí?

No respondió.

___________ observó de reojo como su una lágrima bajaba por la mejilla de Fushiguro. Y luego otra. Pronto sus mejillas estaban totalmente mojadas y el intentaba limpiarlas inútilmente. ___________ acariciaba su espalda, dejándolo desahogarse.

Reprimía demasiado sus sentimientos. Necesitaba dejarlos salir.

Megumi, tan agotado que estaba, no pudo sostener más su cuerpo por sí solo. Poco a poco se recostó sobre ___________, el pilar más fuerte en su vida. Podía llorar frente a ella y no sentiría vergüenza o debilidad. Si caía, ella de alguna manera encontraba la forma de levantarlo. Le daba un beso en la herida, una palmaditas en la espalda y lo contagiaba de su felicidad.

Solo podía decir que estaba agradecido. Inmensamente agradecido.

Luego de un rato, dejó un muy largo suspiro.

—Si, lo consideraba mi amigo —respondió al fin. Correspondió al agarre de su novia—. Era un verdadero idiota, pero no uno de los malos —recordó. ____________ le dio un pequeño empujón, pero se detuvo al ver la pequeña sonrisa de Fushiguro—. Era ese tipo de persona que metía las manos al fuego por un total desconocido.

—Suena como un chico interesante —río. Megumi le pasó un brazo por encima de los hombros, así que estaban bastante cómodos—. Me habría gustado conocerlo.

Y a él le habría encantado presentárselo.

—Seguro que se llevaban bien.

Cuando la oscuridad se apoderó del cielo y solo pequeñas luces lo adornaban, la pareja se acomodó mejor en la pequeña cama. ___________ abrazaba a Megumi por la espalda. Se sentía protegido en en esa posición.

No hacía falta hablar demasiado par que Megumi sintiera un poco menos de peso en su corazón. No se había recuperado del todo, pero tendría las energías para salir de ese pequeño espacio y enfrentar el mundo en el que se vio arrastrado otra vez.

Tomaría en cuenta el consejo de su fallecido amigo si ella lo acompaña.

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___________ duró más de media hora procesando la información cuando Fushiguro le contó que en realidad no estaba muerto y que había salido de una caja, bastante vivo.

Adivinó casi al instante que Gojou tuvo algo que ver con eso.