🐀 capítulo uno:

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Visión en un sueño...


   Han pasado sólo unos meses desde su "aparición" luego de diez años escondido entre las paredes de casita antes de que se cayera en pedazos. Ahora que ha salido de su escondite, todo se siente muy incómodo. Bruno se siente fuera de lugar en su propia familia, aunque todos intenten ayudar a que se sienta bien y él los ame. Volver a ser parte de la gran familia Madrigal y su peso, estaba volviendo a ponerle los nervios de punta. Aún se sentía demasiado inseguro de su papel en la familia, de lo que podría hacer si no era tener visiones "pesimistas" sobre las personas de Encanto. ¿Qué podía hacer para el pueblo y su familia si no era aterrorizarlos con su don?. Aunque las cosas con su familia estuvieran mejorando gracias al valor de Mirabel, los habitantes del pueblo aún le veían de reojo, murmurando sobre su regreso, evitandolo cuando lo veían andar por el mercado o la plaza.

Por esa razón no salía mucho de casa, pero allí se sentía inútil. Era como si todos tuviera que hacer, un papel que cumplir, obligaciones. Incluso Mirabel y Antonio estaban ocupados la mayor parte del día. Sin alguien que quisiera que adivinara el futuro, Bruno se sentía ansioso. Aunque no era de su agrado tener visiones, era su don y en el pasado estaba tan acostumbrado a que su familia, más específicamente su mamá, le pidiera que viera más allá del presente.

No sabía qué hacer ahora que estaba de nuevo fuera de las paredes, lugar en el cual extrañaba estar. Pero había perdido su escondite, ahora lo único que tenía era nuevamente su torre; una cama, un escritorio y una puerta en forma de reloj de arena que daba entrada a su santuario de escaleras y más arena. No se había permitido cruzar a esa zona de la habitación desde que había regresado a la torre. No había tenido visiones durante nueve años hasta que Mirabel apareció, y planeaba retomar eso si podía escoger.

Sin embargo, algo es diferente una noche calurosa de octubre. Nadie se da cuenta, pero mientras Bruno duerme, la arena en su habitación comienza a brillar junto a su puerta. Teniendo un sueño borroso, el menor de los trillizos no se da cuenta de que es una visión lo que está teniendo.

En el "sueño" Bruno ve todo como en sus visiones de arena, hay brillos verdes y dorados, parece estar en alguna parte del pueblo, rodeado de personas que se giran a verlo con odio y miedo. Estás personas se acercan a él hasta encerrarlo en un círculo de miradas furiosas y agresivas. Bruno siente la necesidad de encogerse, de esconderse en su ruana y aparecer en su escondite con sus ratas. Ellas no lo juzgaban mal, ellas no pensaban que todo lo malo que ocurría era su culpa.

Aún así, no aparece en su habitación, así que sólo puede intentar pasar entre toda la gente del pueblo para salir de allí. Es una pesadilla, se dice cuando entre empujones y murmullos mal intencionados se abre paso entre las personas. Si se esfuerza en salir de allí, debería despertar. Pero parece que las personas no terminan, no encuentra un final no importa cuánto se haga paso. Y cuando comienza a creer que seguir así no le llevará a ningún lado, brilla una luz dorada entre tantas personas de arena. Intentando llegar a la luz, encuentra escapar pasando por las últimas personas en su camino. En cuanto sale del círculo, ve la luz que lo guió, y está toma la forma de una persona. Deslumbrado por el repentino aumento del brillo, Bruno debe cubrirse los ojos por un momento y, cuando vuelve a enfocar la vista, hay un muchacho frente a él sonriéndole.

Bruno siente que debe hablarle cuando esté le ve atentamente y le saluda, pero no logra pronunciar palabra cuando todo se vuelve oscuro en un parpadeo y despierta.

Abriendo los ojos con dificultad, el trillizo Madrigal se siente cansado y confundido por el sueño que tuvo. Frunce el ceño ante la luz en la habitación, ya había amanecido. Varias de las ratas se suben en la cama y le saludan, haciendo que se levanté y se siente. Mientras se arregla para salir de la habitación, decide que lo mejor es olvidar ese extraño sueño que le dejó una sensación inexplicable.

—¡Tío Bruno! —es Dolores quien le atrapa cuando termina de bajar las escaleras. Ella se cuelga de su brazo y camina con él hasta el patio trasero, donde todos ya están reunidos para desayunar. —Quería preguntar si me acompañas al mercado luego de comer.

Y Bruno hace una mueca de disgusto ante la idea, pero no porque no quiera ayudar a su sobrina, sino porque no quiere ver a las personas del pueblo. El sueño que tuvo aún está fresco en su memoria, y siente que si se acerca a la plaza, de alguna forma sucederá. Sin embargo, debe recordarse que todo aquello no fue una visión, sino una pesadilla. —Yo... Bueno... —Dolores sabe que está a punto de recibir alguna excusa, así que utiliza sus encantos y ve a su tío con una mirada suplicante de pestañas largas, formando un pequeño puchero en espera a que funcione. Su tía Julieta le había pedido hacer el mercado, pero no podría con todo ella sola y los demás estaban demasiado ocupados. Incluso Mirabel ese día. —Esta bien. —Bruno acepta con una sonrisa nerviosa.

—¡Muchas gracias, tío!. —Dolores celebra y le deja para ir a comer.

Suspirando, Bruno toma su comida y se sienta con su familia. Era uno de los momentos que más había extrañado, estar rodeado de todos mientras hablaban y reían.

[...]

—Tío Bruno, ¿Podrías ir por el arroz mientras yo busco algunas verduras de la lista? —Dolores llama su atención, estando demasiado distraído y paranoico mirando a todos lados, como si de repente la gente le fuera a rodear y apuntar. Desde que habían salido de la casa había estado así, pero nada había pasado, nada fuera de las típicas miradas de reojo.

—Por supuesto sobrina. —él acepta algo nervioso de quedarse solo. Ya habían casi terminado y él llevaba la mayor parte de todo el mercado, tenía demasiado calor por el sol de la tarde pero no pensaba bajarse la capucha de la ruana, le hacía sentir seguro. Como una clase de escudo.

Mirando los puestos, Bruno se acerca hasta el que necesita. Hay sólo una persona, parece ser un muchacho de la edad de sus sobrinos, pero no podía asegurarse porque estaba dándole la espalda. —Disculpe. —llama al encargado del puesto. Girando a verlo, Bruno se ahoga con un jadeo de sorpresa cuando reconoce al chico frente a él. ¡Es el de su sueño!

—¿En qué puedo ayudarlo?

"En un sueño una visión" | Bruno Madrigal [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora