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Faltaban 5 días para la esperada boda del año en donde el imperio Bolat se fortaleceria uniendo a sus herederos dejando a la cuantiosa fortuna dentro de los propios Bolat. Eso era lo que veían los medios y más influyentes figuras del país que dependían de el gigante constructivo, sin embargo para Kosem la dueña y señora de la fortuna en cuestión era la union por amor de los dos seres más importantes en su vida. Para Eda y Serkan, los protagonistas de este gran evento era mucho mas que esto, era una nueva experiencia, una que conllevaba una responsabilidad y que abriría un nuevo capítulo en sus vidas aunque esto ya había comenzado desde que se enteraron de  la existencia de su hijo. En cambio para Ebru y Selin este acontecimiento no era para nada agradable, la mujer mayor veía en eso una amenaza a su opulenta vida, un riesgo de que se desenterrara su pasado y Selin se moría de celos, si esa boda se llevaba a cabo sepultaria cualquier posibilidad de estar con Serkan y ser la señora Bolat.

Eda y Serkan estaban consumidos por la llegada de su hijo ignorando asi cualquier situacion o sentimientos externos. Antes de la boda tendrían la primera ecografía donde podrían ver al pequeño bebé y escuchar el latido de su corazón, eso los tenía muy emocionados pero Eda no se había estado sintiendo bien. Las constantes náuseas no le permitía comer mucho y sólo lograba ingerir cosas livianas para poderla retener en el estómago. Serkan quizo llevarla al médico pero Eda se negó alegando normalidad a su situación.

Faltaba un día para la ecografía y Serkan dormía profundamente cuando una frialdad invadió su cuerpo en la gran cama y cuando buscó a tientas el cuerpo de la madre de su hijo y no lo encontró fue a mirar su teléfono para ver la hora y al notar que pasaba de las dos de la mañana puso su cuerpo en alerta para ver en donde estaba. Corrió al baño y al no verla ahí se preocupó muchismo más, bajo las escaleras de manera rápida llamando a Eda y aumentando su preocupación ante el silencio de la casa. Fue hacia la cocina y la vio allí, sentada en el frío suelo frente a la nevera mientras esta aún estaba abierta. Tenía en las manos uno de los cuencos donde Serkan había guardado la ensalada la noche anterior y que ella no había querido ni siquiera probar, sin embargo ahora se lo devoraba con ansias.

- Eda?! Estas bien?- preguntó Serkan preocupado.

- Sólo tenía hambre y me acordé de la maravillosa ensalada de anoche y vine a comer un poquito- dijo Eda con la boca llena.

- Me alegro que quieras comer. Por qué no me llamaste? Te hubiera hecho algo más rico- dijo con una media sonrisa al ver lo tierna que se veía con la boca llena de lo que anteriormente había llamado "cosa mala".

Serkan esperó a que terminara de comer y la acompañó nuevamente a dormir pero a las pocas horas Eda volvió al baño para echar fuera todo lo que se había comido. Serkan volvió a acompañarla como lo estaba haciendo desde un principio a pesar de su negativa y estaba aliviado de que tuvieran que ir al hospital para preguntarle a la doctora acerca de la constante enfermedad de Eda. El sentía que estaba perdiendo peso y quería saber si estaban bien.

- Serkan en la tarde tendré que ir a ver a Kubra para la última prueba del vestido. Luego de la ecografía, ¿puedes llevarme?

- No, creo que deberías pedirle que venga, no estás en condiciones de estar tanto tiempo fuera de casa- sugirió Serkan.

Por un momento Eda quizo protestar por su forma sobreprotectora de ser pero también le pareció bien. Estaba un poco débil pero no quiera decirle a Serkan porque sino iba a ser peor. Esperaba sentirse mejor y preguntarle a la doctora aunque sabía que estaba embarazada y que eso podía ser normal hasta cierto punto.

Pasaron la mañana en casa y cuando llegó la hora de la cita se dirigieron hacia la clínica. No entraban por la puerta principal por miedo a que se filtrara algún rumor y que se terminará descubriendo el embarazo.

AslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora