Chapter four.

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Una apurada Deborah ingresaba al aeropuerto con nada más que una mochila y una maleta pequeña. Debía volver a Nueva York en dos semanas.

Una llamada entró en su móvil, y la cogió al acto.

―Abogada.

Procederé con su caso, pero primero finiquitaré algunos que están pendientes ―Cate le dio las buenas nuevas, cosa que la tranquilizaba aún más.

―Descuide, estará al pendiente.

—Hasta luego, buen viaje.

Deborah cerró la llamada y al escuchar por el micrófono la orden de ingreso al avión, apagó el móvil y abordó.

(***)

Platinum Lawyers Company  es un prestigioso bufete de abogados ubicado en Manhattan. Fundado por el CEO Albert Hampton en el año 1990. Es un rascacielos superando los 100 metros de altura, con más de doscientas oficinas y veinte niveles. En cada piso hay un grupo de abogados donde anualmente reciben más de cien mil casos con diferentes motivos ya sean procesos penales, mercantiles y familiares. El despacho comienza a crecer a mediados del 2000, cuando el multimillonario Frank Street es demandado por trata de blancas y se ve en la obligación de adquirir un buen abogado para la defensa luego de que su propio equipo lo traicionara y abandone. En 2005 el hombre gana el juicio y hace un reconocimiento al bufete ya su vez invierte una cuantiosa cantidad de dinero, logrando asociarse a la compañía. Albert Hampton está ubicado en el piso diez y su equipo se conforma por cinco abogados de renombre.

Thomas Collins abogado civil; encargado de velar por los derechos de las personas con el Estado. Treinta años, divorciado y con tres hijos.

Angelina Lascurain abogada mercantil, ella se encarga de resolver conflictos que suceden entre comerciantes y empresarios, así como el derecho individualista.

Kirk Carson cuarenta años. Abogado inmobiliario. Conoce toda la legislación vigente sobre propiedades inmuebles. Especializado en casos de desahucios, ocupación, cláusulas, suelo e hipotecas. Casado, pero sin hijos.

Rebeca Hernández una mujer latina de treinta y cinco años. Abogada administrativa. Viuda, su esposo murió en el atentado a las torres gemelas, vive con su hijo en Manhattam y un Pastor Alemán. Sirve tanto a entidades del sector público como a particulares y empresas privadas que necesitan soluciones en el ámbito administrativo.

Catherine White abogada familiar y penalista. Treinta y nueve años, con múltiples reconocimientos como la mejor abogada del bufete. Con una mansión a las afueras de la ciudad, habitando sola y esperando muy en el fondo encontrar a su compañera de vida. Había estado con varios hombres durante sus estudios universitarios. Sin embargo, ella sabía que las mujeres eran su debilidad. No era una persona muy agradable, usaba el profesionalismo para dirigirse a sus clientes, y brindarles la confianza y el apoyo que ellos necesitan. Casi nadie sabía de su vida íntima en el trabajo, era sumamente recatada en cuanto a ello. En la rama familiar se ocupaba de los divorcios, cualquier cosa que involucre una familia en el aspecto legal. En el derecho penal vela por defensor al perjudicado y algunas veces defiende al infractor. Sea cual sea el delito cometido, o imputado.

Albert se encarga de procesar cada caso, leerlo, analizarlo, redactar órdenes; mantener contacto con algunos jueces. Limpiar el nombre de algunos sujetos, como los inversionistas más poderosos, los dueños de empresas y artistas.

―Dentro de dos días es la fiesta de aniversario del bufete ―comentó Thomas a su secretaria―. Quiero decir unas palabras, así que; redacta un buen discurso.

La mujer ascendió, y tomó nota de la orden.

Thomas pasó a su oficina, estaba contando los días para volver a ver a la arquitecta. Realmente le interesaba.

¡Buen día, arquitecta!©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora