El palacio de las cuatro estaciones [Hiccup & Jack]

CAPÍTULO O4. Ojos como esmeraldas

Historia 100% de mi autoría
prohibida su copia y/o adaptación

—— PAREJA PROTAGÓNICA ——
Hiccup Haddock • Jack Frost

"Las faltas de ortografía se corregirán cuando la historia esté concluída"

Sabía que si le decía a sus padres que no tenía amigos lo obligarían a socializar de alguna manera, en su mayoría era su padre quien le suplicaba tener algún amigo, lo entendía. Al ser un adolescente de catorce años quien acaba de superar un evento traumático como el perder uno de sus pies, lo ideal sería no permanecer solo en las actividades escolares.

Fue por eso que para aliviar las preocupaciones de su padre mintió sobre tener un amigo, era evidente que el hombre preguntaría el nombre de su nueva amistad, por lo que no se complicó en decirle "su nombre es Eret" nadie sospecharía, era el chico que se sentaba a un lado de él, guapo, atlético y agradable para los ojos ajenos.

Para mantener la mentira intacta tuvo que decir otra, le avisó a su padre que iría con su amigo Eret al cine, por lo que regresaría tarde a casa. Todavía recordaba salir de la escuela y ver como ese lindo chico Eret se alejaba con otras tres personas riendo y jugando, suspiró cansado y caminó entre las calles sin rumbo alguno con la intención de que el tiempo transcurriera.

Sentado en el parque con una dona de chocolate, se percata que su celular se había quedado sin batería, no enterándose de la hora, cuando creyó que había pasado el tiempo suficiente para mantener su mentira, regresó a casa.

Una cuadra antes de llegar a casa, visualizó dos autos de policía estacionados cerca de su cochera, llamaban la atención las luces de color azul y rojo en los vehículos, sus pasos comenzaron a ser rápidos apareciendo en su cabeza más de mil eventos desafortunados, cuando estuvo frente a su casa lo primero que vió fue a su padre sollozando frente a tres oficiales de policía.

El hombre al ver a su hijo sano y salvo corrió hacía él y lo abrazó con fuerza rompiendo en llanto.

— ¡Hiccup!, ¿¡dónde estabas!? — Su voz se escuchaba quebrada siendo imposible responderle al saber que no lo soltaría por unos largos minutos — ¿¡Tienes idea de lo preocupado que estaba por ti!? — Poco a poco alzó sus brazos hasta llegar a la espalda de su padre y acariciarla — No vuelvas a hacerlo, prométeme que no te irás de esa manera otra vez — No pudo volver a responder, al sentir como su padre lo soltó y lo tomó de los hombros con esos ojos rojos le rompió el corazón — ¡¡Prométeme que no volverás a irte, Hiccup!!

— Lo prometo... — Le costó tanto responderle sin que se le rompiera la voz, siendo difícil para él evitar llorar como el hombre que parecía agonizar frente a sus ojos

— ¿Por qué me mentiste? — No parecía enfadado, el chico de ojos verdes no encontró ningún rastro de enojo en su progenitor y eso le dolió más, porque lo único que sentía su padre en esos momentos era el temor de perder a su hijo, el solo pensamiento de que algo le pudo haber sucedido