21 » Hurgando en el pasado (1)

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ELENA

*veintiún años antes - año 1994*

George era una bendición en mi vida. Definitivamente conocerlo a el era lo mejor que me había pasado. Provenía de una familia con dinero y si me casaba con él pronto yo también nadaría en dinero. Sería rica, saldría de la miseria en la que mis papás me tenían. Además él no era feo, poseía unos ojos Marrone hermosos, pestañas espesas y una barba de escasos días muy elegante.

—Un placer volver a verlos —dije mientras estrechaba las manos de mis suegros. Ellos vivían en una casa llena de lujos, hermosos sillones de piel adornaban la sala y cuadros de lugares exóticos había por doquier. Realmente todo era maravilloso, era la vida que me esperaba al lado de George.

—Lo mismo digo querida —dijo la señora de no más de cincuenta años con amabilidad.

—Eres bienvenida —ahora habló su padre— sabes que eres como de la familia.

—Gracias —dije entrelazando los dedos con los de mi novio George.

Gozamos de una gran cena, de entrada habíamos tenido sopa de elote y para el plato fuerte habíamos disfrutado de una jugosa langosta. Definitivamente no pensaba renunciara a esa vida por nada del mundo. Con el trabajo de mi padre como comerciante y el de mi madre como modista no alcanzaba para muchos lujos pero aquí todo era diferente. Mas comida de la que puedas comer, más ropa de la que puedas vestir y más lugar del que pudieras recorrer. Un lugar perfecto para alguien tan ambiciosa como yo. Mis suegros se fueron al jardín, George estaba en la cocina y yo me había quedado sola en el cuarto los padres de George arreglándome el vestido que se me había zafado un poco.

Esto me pasa por dejar que lo confeccionara mi madre. Pensé con desprecio.

Cuando había terminado miré con asombro el bello espejo que había en el tocador del cuarto. Había una hermosa silueta delgada con un bello vestido rojo y un pintalabios carmín. El pelo recogido en un peinado  digno de una pasarela. Definitivamente esa silueta era hermosa, esa silueta era yo y era hermosa, pero algo me faltaba. Me faltaba brillo. Mis ojos curiosos recorrieron el amplio cuarto encontrándose en el clóset una caja musical, la abrí y dentro había innumerables joyas que hubieran podido cegar a cualquiera por el intenso brillo. Me probé unas cuantas, me quedaban bellísimas. Tuve una idea fugaz pero lo suficientemente fuerte como para quedarse en mi cabeza. Tomaría esas joyas, al fin y al cabo mi suegra tenía tantos que de seguro no notaría que algunas cuantas le faltaban. Los metí en mi bolso y salí de la habitación.

Esa empezó a ser la rutina. Cada que yo iba a la casa de mis suegros aprovechaba para tomar algo "prestado". Ellos nunca se daban cuenta.

Un día George me pidió un momento para hablar. Dijo que era algo serio y por un momento la idea de que me acusara por ladrona perturbó mi mente pero al instante fue acallado cuando me dijo una estupidez.

—Quiero conocer a tu familia.

—¿Qué? —inquirí incrédula—. Mi amor ya te he dicho que no vale la pena.

—¿Por qué no Elena? Yo ya te presenté a mi familia. No veo porque tu no puedas presentarme a la tuya.

—Es que no lo entiendes —dije apartando la mirada— es muy diferente a la tuya.

—Si te refieres a que no tienen dinero lo acepto, no me importa. Sabes que yo te amo —susurró y luego depositó un casto beso en mis labios.

 

El día había llegado. George por fin conocería a mi familia, estaba aterrada. ¿Qué tal si él me dejaba al ver lo deprimente que era mi situación? No podía permitirlo pero tuve que acceder a su petición. Afortunadamente todo había marchado bien, mis papás estaban encantados con George y viceversa, diría que casi había sido perfecto solo por un inconveniente: mi hermana gemela Alice. La mirada de ellos dos al conocerse fue extraña, había un brillo que no pertenecía a sus ojos. Lo dejé pasar, después de todo preocuparse por Alice sería una pérdida de tiempo, era alguien sin importancia, demasiado ridícula y débil para que alguien pudiera pensar que era mi hermana. Alguien tan diferente a mí por dentro pero exactamente igual por fuera.

George y yo llevábamos un año saliendo. Todo iba viento en popa hasta que un día la ama de llaves de la casa me descubrió robando un reloj que había en el despacho del padre de George, la hice callar y la amenacé para que no dijera nada. Sin embargo no funcionó, ella abrió la boca y mostró la prueba de lo que yo había hecho con un video. Había cámaras en ese despacho, ese fue mi error. Sus padres me echaron de la casa George no hizo nada por impedirlo. No negaré que me dolió, dentro de mí si sentía un tipo de afecto por George, pero era momento de continuar y conseguirse a otro empresario rico. Creí que George había desaparecido de mi vida para siempre pero no fue así, al parecer él se enamoró de mi hermana Alice.

—¡Estúpido! —vociferé aventándole un jarrón—. ¡No puedes hacerme esto! ¡No puedes irte con ella!

Él volteo y nos quedamos mirándonos frente a frente.

—¡Si puedo Elena! —dijo tranquilamente, al parecer mis gritos no le habían afectado—. La amo, amo a Alice y ni tú ni nadie pueden impedirme estar junto a ella.

—¡Pero tú eres mío George, mío y de nadie más!

—Ya no Elena, eso ya fue pasado. Lo lamento, creí que eras diferente pero me equivoqué —dijo casi en un susurro, por un momento creí ver en sus ojos indicios de lágrimas, pero se marchó de la casa dejándome sola. Me aventé a la puerta, la misma por la que se había ido y la golpeé hasta que mis nudillos empezaron a tornarse morados y sangrar. Me deslicé hasta el suelo, lloré como nunca lo había hecho.

Ellos se habían ido juntos y pronto se casarían. Ahí estaba otra vez la buena e inocente de mi hermana arrebatándome todo lo que era mío. Como siempre. Pero ya no más. Me la quitaría de encima, definitivamente me iría de su vida, me iría de este despreciable país lleno de despreciables personas. Me iría a Estados Unidos.

—Vuelo número quinientos tres con destino a New Jersey sale por la puerta seis —escuché la voz de la operadora anunciar mi vuelo. Me dirigí a esa puerta. Me dirigí a una vida nueva donde la perra de mi hermana no pueda arruinarlo.



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Hi! Bueno aquí está este capítulo, lamento si es algo corto pero realmente es necesario el pequeño fragmento que dedicado a Elena, esto será crucial para el desenlace del fanfic... y si, ya estoy pensando en el desenlace :'( pero no los asusto, todavía faltan capítulos jajaja

Espero y les haya gustado. xx

Pd. si no se acuerdan muy bien de la historoia que Elena le contó a Alondra viene en el capítulo 13 (creo).

Freedom » Harry S. [1D]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora