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26 » Hurgando en el pasado (2)

ELENA

*Diecinueve años antes - año 1996*

-¿Elena puedes cerrar por favor el negocio? -me preguntó Ryan mi jefe amablemente.

-No hay problema Ryan yo cierro. Hasta mañana -contesté con una sonrisa.

-Muchas gracias Elena, la verdad no sé qué haría sin ti -dijo agradecido. Por cierto cuando pases a recoger tu sueldo te llevarás una sorpresa -dijo ates de irse y salir de ahí sin darme tiempo de que yo pudiera preguntarle de que hablaba.

Cerré la oficina y fui una de las últimas en salir del edificio. Hacía ya dos años que había llegado a New Jersey y me suerte no podía haber estado mejor. Tenía un trabajo de asistente de uno de los médicos particulares más costosos y eficientes del condado, un auto Mercedes que pronto terminaría de pagar y a un novio maravilloso.

Estacioné el mercedes azul índigo a un lado del banco. No le puse seguro al cabo y no tardaría. Me formé en la fila de clientes y esperé mi turno. Cuando llegué a la casilla a recoger mi paga gran sorpresa fue la que me llevé al notar que Ryan me había aumentado el 35% del sueldo. Eso era increíble. Le agradecí mentalmente y salí del establecimiento en dirección a mi casa.

-Amor a qué no adivinas que -dije nada más entrando a la casa. Mi emoción era incontenible y lo único que quería hacer era saltar a los brazos de mi novio-. ¡Me aumentaron el sueldo!

Chillé lanzándome a sus brazos.

-Eso es genial amor -dijo sosteniéndome por la cintura mientras dejaba cortos besos por mi cabeza.

-Sí que lo es y si sigo así y juntamos tu dinero y el mío pronto se nos cumplirá el deseo que tanto hemos anhelado, mudarnos a New York.

Si, mudarnos juntos a New York era mi sueño, era el suyo, pero no era el nuestro porque yo no estaba en sus planes.

Con el tiempo Jeff y su banda llamada "The hours of the time" siguieron cosechando éxitos, tocaban en los más lujosos bares de las calles de New Jersey. Eran imparables. Jeff empezó a tener un misterioso comportamiento los últimos meses poco antes de nuestro gran esperado viajé a la ciudad de los sueños. Un día lo encontré con Ashley en una actitud muy extraña, ambos yacían nerviosos sentados sobre el sofá de nuestro departamento. Ashley era la bajista de la banda y ese día había ido para comunicarle buenas noticias a Jeff sobre el crecimiento de la banda. Era una mentira y fue un gran error creer en ambos porque esa misma semana Jeff y yo partiríamos a New York a cumplir nuestros sueños.

-¡Jeff, ya llegué a casa! ¿listo para irnos? -grité al entrar al departamento pero no obtuve respuesta-. ¡Jeff!

Volví a insistir por una respuesta pero él no contestaba.

-¡Jeff se nos hará tarde para llegar al aeropuerto! -vociferé, nuestro vuelo salía a las siete de la noche. No volvió a contestar. Lo busqué en la cocina, en la lavandería y nada. Desesperada subí los escalones hasta nuestra habitación, lo busqué en el baño y tampoco nada. Se me ocurrió abrir el clóset y fue un duro golpe lo que vi. La ropa y las pertenencias de Jeff ya no estaban, todo había desaparecido. Sentí una opresión en el pecho, nuestros boletos de avión tampoco estaban, busqué el dinero y efectivamente había también desaparecido.

Justo a una esquina de la cama yacía una pequeña carta doblada en dos, lo sujeté entre mis manos temblorosas y con sumo cuidado la abrí.