4 » Inesperado accidente

406 29 1
                                    

El tan esperado 4 de agosto había llegado. Estaba muy nerviosa. Había llenado mi pequeña bolsa con muchas gomitas en forma de panditas de colores. Aunque no estaba cerca del escenario, iba a buscar una forma de acercarme y lanzarles los panditas. Me había vestido con unos jeans negros ajustados, mi playera blanca de One Direction, calzaba unos converse rosas con estampado y tenía mi cabello suelto con una trenza de lado. Debajo de mi playera, como a la altura de mi cintura me había pegado mucha cinta para adherir las bolsitas de panditas y chocolates que les tenía planeado aventar (si tan solo mis brazos midieran cincuenta metros de largo y tuviera una fuerza abismal). Se sentía algo raro, como si de traficar droga se tratara, pero lo tenía que hacer si no quería que me los quitaran. Mi último paso fue rociarme el perfume Our Moment por todo mi cuerpo hasta ahogarme con él. Era mediodía pero yo ya estaba más que lista.

Seguía en mi cuarto mandándole tweets sin sentido a One Direction y platicando con mi mejor amiga por teléfono, Alexia, la que había dejado en México y extrañaba con toda el alma.

—¡No puedo creerlo! —soltó un chillido bastante estridente— ¡Espera! ¿Estás jugándome una broma verdad?

—¿¡Que!? ¡No!, es la verdad. No es posible que mi mejor amiga no me crea —le reproché fingiendo dolor.

—No, es solo que es tan... tan...

—Surreal —complementé.

—Sí, exacto —me dijo victoriosa. Le llamé para contarle justamente que hoy iría a mi primer concierto y que éste iba a ser de One Direction. Sabía que ella se iba a volver loca y así lo hizo.

—Te odio —soltó al otro lado de la línea riendo—. ¿Cómo es posible que tú lo hayas logrado primero? Se supone que iríamos juntas —por su tono de voz podía jurar que había hecho un mohín. Empecé a reírme porque de alguna manera era cierto, ambas juramos como fieles Directioners al conocernos, un montón de promesas, entre ellas que iríamos juntas a nuestro primer concierto de ellos. Sin embargo las circunstancias no nos habían favorecido del todo.

—No te preocupes, estaré hasta atrás en las butacas. No creo que me noten —dije para tranquilizarla.

—No, pero vas a ir y yo no —insistió haciendo pucheros.

Luego sonó un pitido en mi celular indicando que mi saldo se estaba agotando. Sé que hubiera sido gratis llamar desde Messenger o WhatsApp, pero odiaba que la línea se cayera a cada tres segundos, y más porque era larga distancia.

—Alexia, te tengo que dejar ya no tengo saldo —le dije.

—Bueno. Diviértete, grita, canta y has tantas locuras como yo las haría aunque claro no hay nadie que las haga mejor que yo —dijo petulante.

—Ay ahá. Adiós Alexia.

—¡Espera! Tómales muchas fotos ¡muchas! —dijo gritando, al parecer ya estaba desquiciada— ¡Y recuerda desde todos los ángulos, en especial a Willy! —Reí ante su comentario. Sabía a qué se refería.

—Trataré, pero no prometo nada de Willy —reí—. Bye Alexia nos vemos en dos semanas.

Bye Alondra. Y mucha suerte, te quiero y te extraño demasiado, no te olvides de mí y dile a mi duende que lo amo y sé cocinar muy bien —al oír eso solté sonoras carcajadas. Estaba a punto de contestarle pero la voz de la operadora diciendo con voz de computadora "Estimado amigo, su saldo se ha agotado" me lo impidió.

En ese entonces creí que volvería a ver a mi mejor amiga en dos semanas, ya que ese era el tiempo estimado para que mi madre terminara sus cursos de chef. Tal vez me faltó suerte...o quizá tuve demasiada.

Freedom » Harry S. [1D]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora