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>Las más amargas lágrimas derramadas sobre las tumbas son por las palabras que quedaron sin decir y por lo que quedó sin hacer<

-Harriet Beecher Stowe

-Harriet Beecher Stowe

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03 de Noviembre

Podía percibir todo con una inusitada claridad

Los contornos eran precisos y definidos

Encima de mi cabeza refulgía una luminosidad cegadora, a pesar de lo cual todavía era capaz de ver los hilos incandescentes de los filamentos dentro del globo de la bombilla y distinguía todos los colores del arco iris en la luz blanca, y al borde mismo del espectro, incluido un octavo color el cual nombre no conocía

Más allá de la luz pude distinguir los granos individuales de la madera oscura en el techo. Debajo de él, veía las motas de polvo flotar en el aire y aquellos lugares a los que llegaba la luz distintos y separados de los oscuros. Giraban como pequeños planetas, moviéndose unos alrededor de los otros en un baile celestial

El polvo era tan hermoso que inhalé sorprendida. El aire se deslizó silbando por mi garganta, haciendo girar las motas de polvo en un embudo. Me pareció que algo iba mal. Reflexioné y me di cuenta de que el problema era que no sentía ningún alivio al respirar. No necesitaba el aire, y mis pulmones no me lo pedían ya. Es más, reaccionaban de forma diferente al llenarse

No necesitaba el aire, pero me gustaba, porque me permitía saborear la habitación que me rodeaba, aquellas encantadoras motas de polvo

Escuché el sonido de los demás, que volvían ahora a respirar de nuevo ya que yo también lo había hecho. Su aliento se mezcló con el de miel, lilas y luz de sol, mostrando otros ingredientes. Canela, jacinto, pera, agua salada, pan recién hecho, pino, vainilla, cuero, manzana, musgo, lavanda, chocolate... Necesité usar más de una docena de comparaciones en mi mente, aunque ninguna de ellas le encajaba a la perfección. Era algo tan dulce y agradable

La televisión del piso inferior estaba apagada, y escuché a alguien, ¿Bella?, cambiar su peso de un pie a otro en el primer piso

También distinguí un tenue ritmo de golpeteo mientras una voz replicaba con enfado al sonido. ¿Música rap? Me sentí desconcertada durante un momento, y después el sonido se desvaneció como si fuera el de un coche que pasara con las ventanillas bajadas.

Pegué un respingo, me di cuenta de que seguramente era eso mismo. ¿Acaso podía oír la autovía desde allí?

No caí en la cuenta de que alguien me sujetaba la mano hasta que ese alguien me la apretó con dulzura. Del mismo modo que antes había tenido que ocultar el dolor, mi cuerpo se cerró de nuevo debido a la sorpresa. Ése no era el contacto que había esperado. La piel era del todo suave, pero con una temperatura equivocada, porque no estaba fría

𝐑𝐨𝐣𝐨 𝐀𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫  [ᴶᵃˢᵖᵉʳ ᴴᵃˡᵉ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora