Donde los pandilleros recuerdan que la religión existe y se encomiendan a un ser superior mientras esperan que la ira de un par asesino
Hanagaki Takemichi parecía una persona cualquiera, tenía un tinte de cabello horrible, un pésimo sentido de la moda y unas glándulas lagrimales enormes. Siendo sincero, Kisaki no podía entender como ese mocoso insufrible era tan llamativo ¿Acaso eran sus ojos los que causaban ternura al estar brillosos por las lágrimas? ¿Acaso era su rostro delicado y suave? ¿Era su torpeza lo que provocaba el deseo de protegerlo?
Hanma parecía estar a punto cometer un pecado, si su mano con el kanji con dicha palabra era un indicador, Kisaki dejo sus cavilaciones sobre su inocente gatito y dirigió su atención hacia donde su adorada, nótese el sarcasmo, pareja cometía asesinato con la mirada... deseo no haberlo hecho.
Sus adorados gatitos se habían quitado las chamarras a causa del calor sofocante. Eso no era malo, pues no quería verlos deshidratados, no, lo malo era que las prendas que tenían bajo los suéteres usados en invierno eran favorecedoras a su imagen (y eso incluía al terror de Mitsuya, culpaba a Kazutora por ello) y al tener las mejillas sonrojadas más su inexplicable encanto, parecían llamar la atención de muchos gusanos insignificantes.
— Demonios, es su maldito cuerpo. Hanma, recuérdame ir por todos los cinturones de Hanagaki maldito Takemichi, las camisetas ceñidas de Tora y las prendas transparentosas del menor para evitar que esos... esos ineptos intenten quitarnos a nuestros gatitos — murmuro con enojo el adolescente moreno, siendo un gruñido su respuesta.
— También hay que arrancarle los ojos al pirómano maniaco y de ser posible, a toda la pandilla— dijo entre dientes el mayor
Hanma estaba furioso, y claramente quería ir por sus bebés preciosos y encerrarlos lejos de todos los idiotas que detallaban cada parte del cuerpo de sus niños, siendo el más observado Takemichi, ya que era conocido por tener un mal sentido de la moda... aunque en ese momento, con el cabello despeinado, las mejillas sonrojadas y el maldito cinturón remarcando su cintura y caderas, se podía entender la obsesión de cierto rubio amante de los dulces, mismo que parecía dividido entre robar a Takemichi o ayudar a Hanma en su tarea de recolección de ojos.
— Kazutora, llévame por un helado— se escuchó el quejido de Takemichi, sonaba completamente irritado y estaba molesto con Chifuyu por alguna razón — Chifuyu no me quiere llevar
— Y tiene razón, Ma— Kazutora se atoro levemente — Kisaki se enojara con nosotros si sobrepasas tu cantidad de helados permitidos, sabes que terminaras enfermo—
— Hey Tora— pregunto curioso Keisuke, mientras pasaba un brazo por los hombros del mencionado — ¿Desde cuando eres la voz de la razón en un grupo de personas? —
— Desde que Takemichi hizo un desastre por culpa de una indigestión causada por su maldita ingesta de dulces y gracias a ello Hanma-kun nos dejó bajo el amoroso regaño de Kisaki-san— Chifuyu contesto como si contara un secreto — Creame Baji-San, usted no quiere ver a mamá enojado, casi puedo sentir su mirada molesta— Un temblor le recorrió mientras se ocultaba tras el brazo libre de Kazutora, arrastrando a Sanzu con él
— hey, Chifuyu— se escuchó la voz temblorosa de Takemichi
— No te daremos helado compañero— respondió con fastidio Chifuyu mientras se apoyaba en el pecho de su Barbie favorita, el que dicha persona le hubiese comprado helados no tenía nada que ver con su favoritismo, claro que no, eso es invento del gobierno.
— No... No es eso — la voz temblorosa de Takemichi reflejaba pánico y sus "hermanos" le vieron confundidos — Madre oso está aquí
Como si de una pesadilla se tratara, los involucrados giraron en la dirección que Takemichi señalaba, topándose con la filosa mirada de un par de chicos que parecían pedir sangre, Sanzu, el único sensato del momento, se escapó del agarre mortal de Chifuyu mientras gritaba — ¡Yo no tengo nada que ver con esto!— Corriendo a esconderse tras su capitán de división
— Ustedes, aléjense de mis niños — Kisaki tenía un aura aterrorizante, y de inmediato, los que estaban cerca de sus dichosos gatitos se alejaron un par de pasos de ellos — Y no quiero que volváis a verlos así, en especial a mi Takemichi, no dejare que lo corrompan — la voz del chico aumento un par de octavas, causando que todos alejaran la vista de la cinturita... perdón, de los inocentes niños causa problemas
— Muy bien, solo por eso no habrá castigo, ¿cierto Mikey? — la alegre voz de Hanma contradecía su mirada y gesticulación hacia el jefe, aun así, cierto alivio recorrió a los presentes
— Escuchen, Takemichy es mío...— empezó a decir con voz autoritaria el rubio
— ¿Con el permiso de quién? — demando Kisaki, obteniendo un par de miradas asombradas por su osadia al interrumpir al líder de la pandilla
—... Y nadie puede tocarlo— Mikey dirigió su atención a la mamá oso que le amenazaba — soy tu jefe y lo encontré primero, así que tengo derecho— Y antes de que alguien pudiera reaccionar, tomo a Takemichi de la cintura y corrió a su motocicleta con él a cuestas — Lo siento mamá oso, pero me robare a mi muñequita linda, bye, bye—
— ¡Espera Mikey! — Takemichi solo logro gritar antes de abrazar con pánico la cintura de Manjiro, preguntándose a que Dios había enojado para que le tocase vivir momentos tan extraños y riesgosos.
El humo del escape de la babu se escuchó cada vez más lejano mientras algunos pandilleros empezaron a rezar por misericordia, pues a quien llamaron mamá oso tenía una expresión aterradora, al punto que varios dieron un paso atrás, empezando a correr cuando vieron que Hanma parecía tan molesto como su pareja... sin contar a "los hermanitos" de Takemichi, en donde uno parecía resignado y el otro estaba molesto ya que le quitaban "tiempo de calidad" con uno de sus amigos.
En una iglesia lejana, un chico sonrió locamente gritando en medio de su oración — ¡Siento en mis venas que más pecadores conocen a Dios! Rezare de nuevo en agradecimiento a Dios—
De regreso con el grupo de almas en pena, se podía observar a un alegre Kisaki que sonreía mientras arrastraba a sus cachorros restantes más una Barbie rubia, dejando a un pelinegro de cabello largo con una marca rojiza marcándose en su mejilla
—No me arrepiento de nada — Baji solto un suspiro tocando sus labios —aunque ese duende con lentes pega fuerte al defender a sus cachorros — susurro el moreno, llevando una mano a su mejilla lastimada, dividido entre suspirar como colegiala enamorada o ignorar el dolor (más la promesa de muerte escrita en los ojos de Hanma).
...
..
.
Perdón, desaparecí por un mes, creo, no pondré excusas, que no tengo más allá de que era fin de año. En fin, gracias por leer, dejar kudos o comentar, espero que disfrutéis la historia, se os adora
La última escena lo dejo a su imaginación, que no se decidir entre Tora o Chifuyu
ESTÁS LEYENDO
No era el plan
RandomKisaki quiere culpar a medio mundo, pero sabe que por mucho que se queje, ya no hay vuelta atrás para esta situación extraña, en donde él era la parte responsable y tenía que soportar los dramas de su autonombrada familia "Quiero el divorcio, eres u...