celos de un tigre¿p2?

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Continuación del capitulo anterior


Kazutora estaba en una cafetería, tomando un frappé, frente suyo estaba Sanzu, la querida princesa de Chifuyu, pidiendo explicaciones.


Un suspiro de exasperación se escuchó, Kazutora solo atino a mover su café un poco y volver a sorber, ninguno de los presentes sabía cómo lidiar con los sentimientos ni sabía cómo acabar con el silencio incómodo que los rodeaba


Conduces como un psicótico — empezó a decir Haruchiyo — solo logré alcanzarte gracias a que paraste en un lugar abandonado ¿Acaso buscas problemas?


— Perdón señor "mentalmente estable"— contradijo Kazutora, haciendo comillas con los dedos — Se supone que no me siguiera nadie, ese es el propósito de escapar, pero no, cuando creí estar seguro alguien me arrastro, cual asesino, a una cafetería


Kazutora hizo un puchero al final, cruzando los brazos al pasar del abatimiento a la furia para lidiar con todo, prefiriendo evitar mencionar que estaba tomando cafeína en grandes cantidades del bolsillo de la princesa, que pese a su reputación, no le había dado una pastilla mágica, solo se limitó a arrastrarlo a donde ahora estaban.


— Voy a ignorar la burla detrás, y agradece que evite que alguien más te siguiera. — El rubio dijo mientras bajaba su mascarilla para comer una galleta — Además, prefiero escuchar que demonios le paso al tigre indomable para que saliera huyendo como si fuese una presa


— Vete al demonio muñeca sin senos — se burló Kazutora, poniéndose serio después, quizá hablar con alguien ayudaría, aunque eso no quitaba la incomodidad del tema—Bueno, si realmente quieres saber... pero, es algo tonto en realidad


— Si sales huyendo como un gatito, entonces quizá si valga la pena escucharte, cariño — Sanzu sonrió ladino, si Kazutora quería bromear para poder hablar, le regresaría las puyas igual


— Wow, con esa sonrisa y ese perfil es entendible porque te dicen princesa, casi me siento deslumbrado — dijo en tono coqueto Hanemiya


— Vaya, quien diría que te gustan los chicos con cabello largo ¿acaso te enamoraste de mi belleza, cariño? — siguió el juego el rubio, apoyando su rostro en una mano y acortando la distancia que la mesa ponía entre ellos


— Bueno, tienes ojos lindos, sabes pelear e incluso eres aterrador si te lo propones, aunque esa mascara oculta un poco tu aspecto intimidante, mi querida princesa— menciono con tono dulce, con el rostro entre las manos y parpadeando de forma exagerada


— Oh Hanemiya, me alagas, pero creo que también conoces mi mala reputación ¿no es así corazón? — al mencionar su reputación Sanzu se llevó un dedo a los labios, sonriendo descaradamente cuando el reflejo del metal de una de sus armas se reflejó entre ellos


—Lo es mi cielo, e incluso me sorprende que no me ofrezcas volar alto— replico el menor, a la vez que acercaba aún más su rostro al contrario para molestarlo

No era el planDonde viven las historias. Descúbrelo ahora