¡Me rindo! (o Kisaki en el psicólogo)

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En una cita de Kisaki con un psicólogo



 Y digame, ¿Por qué estás en consulta? cuestiono con voz profesional el psicólogo a un Kisaki, exasperado y con apariencia cansada


— Estoy cansado, mis queridos gatitos siguen metiéndose en problemas — El adolecente menciono, escondiendo su rostro entre sus manos con cada queja — estoy a punto de darlos en adopción porque cada día es un nuevo dilema y mi querida pareja no me ayuda


— ¿Y si llevas a tus mascotas a un refugio? — cuestiono el profesional, sorprendido de que alguien inteligente como el niño no pensara en esa solución —quizá tu pareja reaccione mejor a esa idea, se de un par de refugios que dan un trato exelente a las mascotas


Kisaki sorprendido ve al psicólogo preguntándose quién de los dos era el que necesitaba ayuda ¿Cómo osaba comparar a sus gatitos con simples animales?... Bueno, quizá era porque el señor no conocía a sus bebés, bien, le daría el contexto.


— ¡¿Esta loco?! ¡Si llevo a Tora-kun y a Chifuyu.kun a un albergue el pirómano maniaco ira a destruir todo! — El moreno se levantó de su asiento, empezando a caminar por su espacio — y eso que no conoce a Manjiro estúpido Sano, ¡Ese mocoso es capaz de arrastrar a todo su grupo de amigos para secuestrar a mi bebé! Y lo peor ¡Lo disfrazara como un rescate! — termino el chico con demasiado dramatismo en la voz y enfatizando su preocupación al llevarse una mano al pecho


El psicólogo parpadeo sorprendido, ¿De qué demonios hablaba el mocoso frente suyo? No tenía edad para tener hijos, estaba a punto de preguntar cuando un ruido de algo que parecía una moto paralizo a su paciente, quien palidecio y volteo a verle con suplica en los ojos


— Por favor, si preguntan por mi dígale que no estoy, por favor— Susurro el paciente


— Bien, iré a ver qué sucede — menciono el profesional mientras salía a la recepción en donde podía escuchar un pequeño escandalo


Al llegar el Psicologo al vestíbulo se topó con una vista extraña: un niño con tatuajes en las manos y apariencia fastidiada arrastraba por el cuello a otro par de adolescentes, uno venia molesto y el otro estaba ¿avergonzado?, mientras un niño llorón sujetaba el suéter del mayor mientras lloraba por su papa gruñón


— ¿Puedo ayuarles? — pregunto el profesional confundido


— Si, busco a Tetta Kisaki-kun — empezó Hanma — el irresponsable me dejo con los niños y desapareció ¡El idiota me abandono a mí y mis tres niños desde que inició la semana! — dramatizo el chico más alto


— Lo siento, no reconozco el nombre— mintió el profesional, preocupado por la salud de su paciente al ver la situación frente suyo y hacerse una idea de quienes eran sus adorados hijos, por suerte no eran biológicos


Hamna le vio incrédulo y saco una tarjeta de su bolsillo, en donde claramente se veía una ordenada caligrafía con el horario de la cita del actual paciente del consultorio


— ¡Kisaki, si me escuchas, quiero el divorcio! — Grito Hanma mientras arrastraba a sus compañeros rumbo a una camioneta familiar— ¡Y me quedo con los niños!


Kisaki fastidiado y con sus pequeñas vacaciones arruinadas salió de la habitación ajustándose los lentes.


— Hamna Idiota Shuji, no estamos casados — Kisaki intento contenerse, pero estaba exasperado y solo quería una maldita semana sin preocuparse de esa bola de iotas a los que llamaba familia — Y no son nuestros hijos ¡maldito gorila de mierda!, además, te dije que estaría ocupado


Kisaki pudo ver claramente como todos se congelaron, Takemichi lo volteo a ver con lágrimas acumuladas en los ojos sin poder pronunciar palabra, lanzándose de inmediato a los brazos de un aturdido Chifuyu, que a su vez choco con Kazutora, el cual perdió su fachada de "Chico Malo" y tenía lagrimas sin derramar en sus ojos. Los quejidos de Takemichi sacaron a Hanma de su aturdimiento, de forma que abrazo a sus hijos mientras veía furioso a su novio


— Eres un mal padre, espero que te disculpes maldita copia barata de mi amado— y haciendo alarde de su fuerza cargo a los tres llorosos adolescentes rumbo a la camioneta, susurrando promesas de comida y juegos para calmarlos


Kisaki se dejó caer al piso, queriendo que la tierra se lo tragase y le hiciera olvidar semejante espectáculo (y no, no era remordimiento)


— Y esos, doctor, son mis más grandes dolores de cabeza— susurro el moreno sin atreverse a hacer contacto con el aturdido psicólogo — ¿Seguimos con la sesión?


...

..

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Mientras tanto, en una heladería

— Creen que mamá regrese a casa con nuestra actuación— cuestiono el llorón mientras sorbía una malteada

—Pues hoy te luciste con las lágrimas querido socio, incluso contagiaste al grandote de aquí— menciono un risueño Chifuyu mientras pinchaba a un avergonzado Kazutora

Cállate mocoso roba-novios o te parto la cara con este bebé— dijo entre dientes Kazutora, mostrando un pedazo de tubería al final

—Calma, calma mi querido tigre, ya te dije que Baji no es mi novio, pero, ¿Creen que mamá nos deje tener otro hermanito? — atrajo la atención Chifuyu, sustituyendo la tubería por un gatito en un descuido

¡Yo quiero a Inupi! — se emocionó el llorón

— Oh no, ese niño cool de seguro traerá arrastrando al avaro de mierda que tiene como novio—

Kazutora empezó a lamentar, antes de notar a su padre menos responsable regresar, avisando a sus compañeros para que pospusieran la plática. Hanma al ver a los niños tan calladitos sospecho

— ¿Qué hacían?

Nada— fue la unánime respuesta

Okay, entonces seguiré pensando en cómo regresar a su madre con nosotros— dijo un sonriente pandillero antes de ponerse a suspirar como colegiala enamorada

No era el planDonde viven las historias. Descúbrelo ahora