4. 𝘓𝘢𝘴 𝘨𝘳𝘪𝘦𝘵𝘢𝘴.

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La música resonaba en todo el lugar, todos celebraban el éxito de la ceremonia de Antonio.
La mayoría de las personas bailaban y gozaban de la buena música, entre ellos Camilo y _________.
Camilo era un muy buen bailarín, de eso no había duda, también era algo que disfrutaba hacer y trataba de sacar de su burbuja de timidez a _________.

Ella amaba bailar, pero era demasiado tímida para moverse con tanta gente viéndola.
A pesar de eso, se movía levemente al compás de la música tratando de seguir los rápidos y coordinados movimientos de su pareja.

—Mejor hay que comer unas arepas. —habló la chica rendida.

—¡Disfruta la vida ________!, ¡no dejes para mañana lo que puedes vivir hoy!. —exclamó el chico con alegría dándole una vuelta.

La chica rió por el acto y continuaron bailando hasta el momento en el que Mirabel llegó gritando.

—¡La casa está en peligro!. —gritó causando que el silencio reinara en el lugar. —¡las tejas se caían!, ¡habían grietas por todas partes! y la vela casi se apaga. —explicó apresurada.

Todos la miraron con atención esperando una reacción.

—Enséñame. —pidió Alma esperando así tranquilizar a los invitados.

La familia estaba intranquila y salió a ver lo que ocurría, acompañados de algunos curiosos.

¡Sorpresa!.

No había nada, todos prestaban atención hasta a el más pequeño detalle, pero no había nada que probará lo que Mirabel vio.

—Pero... yo...

—Suficiente. —la abuela hizo un ademán y Mirabel guardó silencio. Después se dirigió a la multitud. —¡no hay nada malo con la casa Madrigal!, todo está muy bien. —dijo con entusiasmo.

Los invitados suspiraron de alivio, pero aún tenían sus dudas, así que para volver a el ambiente festivo Agustín llamó a Luisa con el piano y volvió a tocar música de fiesta.
Todos volvieron a el cuarto a excepción de Julieta, Camilo ________ y Mirabel.

—Ya te alcanzo. —comentó la de ojos avellana a el Madrigal.

—De acuerdo. —respondió el chico. —pero me debes un baile, ¿de acuerdo avellana?.

Ella rió nuevamente. —esta bien. —acarició su mejilla. —camaleón.

Camilo quedó estático ante la caricia de la chica, duró solo unos segundos para después alejarse con dirección a la cocina. Sabía lo que era ese sentimiento y sinceramente no era algo que le molestara.

[...]

—Tu sabes que jamás le habría querido arruinar la noche a Antonio. —confesó Mirabel a su amiga.

—Ya lo sé. —habló ________.

Mirabel suspiró.

—Será mejor que me olvide de todo esto.

—Claro que no, pero tal vez sería mejor investigar a fondo sobre esto antes de decirle a los demás, ¿no crees?

—Tienes razón. —sonrió la Madrigal.

[...]

La noche había llegado y ahora todo estaba en silencio, solo unos cuantos grillos hacían compañía a la castaña que seguía despierta observando a el vacío. Esa era una de las noche en las cuales no podía conciliar el sueño y se la pasaba dando vueltas en la cama tratando de cerrar los ojos por al menos quince minutos, en esos lapsos prefería salir del cuarto para evitar despertar a Mirabel.

𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐅𝐮𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐓𝐮́   [𝖢𝖺𝗆𝗂𝗅𝗈 𝖬𝖺𝖽𝗋𝗂𝗀𝖺𝗅 𝖸 𝖳𝗎́]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora