Lejos del cielo [EN CURSO]

14. Sofía

Canción: Have you ever seen the rain - Creedence Clearwater Revival

Martes 28 de Marzo, 2017

Vi la hora en el despertador sobre mi nochero y maldije. Eran más de las dos de la mañana y hasta hacía poco Louis había estado yendo de un lado a otro con tazas de agua fría y paños húmedos para enfriar mi piel. Su preocupación había sido tanta que incluso abandonó su enojo por mi intervención en la situación de Luci para atenderme.

Antes de ese día, mi hermano no había tenido la edad suficiente para notar cuando no me sentía bien.

—¡Louis! —llamé, tan alto como mi voz afectada me permitió hacerlo, y retiré todas las sábanas que me cubrían para poder levantarme—. ¡Oye, Louis, espero que estés durmiendo, eh!

Solo luego de mi escándalo, consideré que gritar no era la mejor forma de comprobar si alguien dormía, así que reí y me coloqué las chancletas para verificar a mi hermano. Mi puerta estaba abierta y los focos de la sala y la cocina seguían encendidos. No así el de la habitación de él.

Caminé por el pasillo y comprobé primero el baño, cuya llave estaba abierta. Sin embargo, allí no encontré nada más que el agua desbordándose de la taza bajo la regadera y los trapos haciendo de tapón en el desagüe. El líquido incluso había superado la altura del pollito y tocaba hasta la base del inodoro.

—¡Miércoles, Louis, nos inundamos! —grité enojada y cerré la llave, apartando los trapos para que el agua pudiera drenar.

Sin embargo, la ausencia de la lluvia me permitió percibir, por primera vez desde que había abierto los ojos, lo silenciosa que estaba la casa.

Me preocupé, pero no me permití enloquecer sin comprobar el cuarto de mi hermano. Él no podría haber salido a esa hora y menos dejando el agua abierta.

Por supuesto, una vez encendí la luz, encontré que Louis estaba en su cama, dándome la espalda y hecho una bolita sobre el colchón pelado. Supe que algo ocurría, pero también que no obtendría una respuesta si la exigía, así que me acerqué con cuidado.

—Hace' la cama no te va a matar, cochino —murmuré empujándolo un poco por su espalda empapada de sudor.

Louis fingió estar dormido, y yo me ubiqué de costado en el espacio entre él y la cabecera de la cama. Desde allí inspeccioné la habitación, tratando de entender lo que había pasado. Sin embargo, no tuve que ver más allá del nochero, libre de nuestro retrato familiar, para alcanzar la iluminación.

Suspiré, sintiendo un nudo en la garganta. Habían pasado un par de años desde que había dejado de dormir con esa foto.

—Estoy bien, Louis —aseguré.

Por supuesto, no obtuve una respuesta. Mi hermano no se movió, pero el cambio en su respiración delató su estado de conciencia.

—Te prometo que mañana voy al Puesto'e salud a ve' que to' esté bien. Sé que da mie...