4. Sofía

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Canción: True Colors - Cyndi Lauper

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Canción: True Colors - Cyndi Lauper


El problema con la felicidad instantánea es que no ofrece garantía de perpetuidad. Se trata de una ilusión que no está asociada de ninguna manera a nuestros ritmos, pero sí a la vana esperanza de obtener satisfacción de situaciones que sabemos no deberían ocurrir tan rápido. Así que, cuando escuché las risas en el pasillo, supe que estaba abrazando uno de esos instantes efímeros.

Las risas siempre fueron un interruptor. No importaba de quién vinieran o dónde me encontrara, porque algo en ellas me transportaba de regreso a los pasillos del colegio. Que justo me encontrara allí no era más que una horrible y desafortunada coincidencia y lo sabía, pero ello no evitó que dejara de atender las palabras de Soledad y, en su lugar, buscara el origen de las carcajadas.

Eran niños que se acercaban a nosotros inmersos en su charla. Era probable que ni me conocieran. Sin embargo, bastó una mirada en su dirección para que sus rostros se distorsionaran y me viera apuntada por sus dedos.

Tragué un nudo y tomé el brazo de Louis sin intención alguna de continuar en ese lugar. Forcé la mejor sonrisa que pude lograr, conteniendo el impulso de salir corriendo, y me dirigí a la seño.

Vi el momento en que supo lo que diría, pero su rostro apenado no fue suficiente para convencerme.

—Lo siento, Soledad. Quisiera deci' que sí, pero trabajo en lo de Doni y no puedo irme. —Reconocí su intención de refutar, por lo que continué—: De todas maneras, no creo que tenga lo que se necesita. Debes buscar a alguien con estudios al menos, yo no tengo na' de eso.

Halé de mi hermano, que no ofreció resistencia, y en tan solo unos minutos estuvimos fuera del edificio.

Estuve callada lo que tomó el trayecto a casa y, con la silenciosa promesa de estar bien, dejé a Louis en la sala para encerrarme en mi habitación. Tomé los audífonos del teléfono y cerré las cortinas, dejando las luces apagadas. Retiré mis zapatillas y me recosté en la cama con los ojos cerrados y la música inundando mis oídos.

Todo estaría bien. Siempre lo estaba, una vez que permitiera que los sonidos de los instrumentos y las voces de los artistas empujaran los recuerdos lejos de mi mente.

Nunca fui solo yo, una vez incluía la música en mi vida. Entonces era yo, mi madre, mi pequeño hermano y un sinfín de maravillosas letras. No necesitaba nada más y no importaba cómo podría ser la realidad fuera de la burbuja que habíamos creado para nosotros, porque dentro de ella era capaz de ignorar cualquier cosa.

***

Cuando salí de la habitación faltaba poco para el mediodía y Louis ya estaba preparando el almuerzo. Me sentí mal por saberlo preocupado —solo así podía cocinar; de lo contrario, no lo haría ni para vivir— y retiré el modo avión de mi teléfono para enviar un mensaje a Doni, que estaría preocupada por mi ausencia. Me senté en el mesón, viendo a mi hermano tapar el arroz, y mordí la uña de mi dedo índice hasta la piel.

Lejos del cielo [EN CURSO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora